El problema del acceso a la vivienda en nuestro país es una realidad. Sin embargo no deja de ser sarcástica su existencia cuando tenemos otro ... que damos en llamar la 'España vaciada'. El cardenal Omella ha definido como una «nueva esclavitud» la necesidad de acceder a una vivienda digna. Este es un problema es transversal, afecta a personas de diferentes edades y condición social, es una verdad incuestionable que viene de la mano de la especulación. Sin embargo, también es cierto que, al mismo tiempo, una vez mas, las zonas rurales se quedan vacías, sus calles y sus casas y ese, también es un problema que afecta a todos, aunque nos quiten el foco de encima.
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Es imprescindible luchar contra el abuso de los alquileres y el precio de venta de las viviendas en las ciudades, pero también lo es guerrear para que las zonas rurales reflorezcan. El teletrabajo, que pareció llegar para quedarse durante el covid, podría ser uno de los facilitadores de ese regreso a las zonas menos pobladas de nuestra comunidad, sin embargo, parece que las grandes empresas que lo promovieron van perdiendo interés por el mismo en estos últimos tiempos. Muchas personas que ahora malviven en grandes núcleos, pueden teletrabajar en lugares donde sí se puede tener una vivienda digna. Pero para eso necesitamos que se establezcan unas condiciones básicas que hagan atractivas, no sólo para veranear o pasar un fin de semana de relax, sino para vivir allí. Es ahí donde se hace imprescindible la acción de políticas que establezcan buenas vías de comunicación, atención sanitaria, educación, acceso a la cultura, presencia de entidades bancarias… porque las personas que viven en núcleos rurales merecen las mismas atenciones que quien lo hace en un gran núcleo.
También necesitamos que en nuestras zonas rurales se desplieguen infraestructuras de fibra ultrarrápida, tal y como se ha propuesto este fin de semana en Cáceres en el Congreso 'Potencial Digital', en el que, entre otros extremos, se ha tratado la importancia del acceso de internet a las zonas rurales, y la oportunidad que para muchas empresas del sector primario y trabajadores puede traer la digitalización. España es uno de los países que lidera este tipo de infraestructuras (un 92% según datos de Asteo Red Neutra, empresa dedicada a esta labor de creación de infraestructuras), sin embargo en el ámbito rural las mismas están al 79%. Como gran cifra parece buena, pero, en realidad, no es suficiente, el nivel de la fibra tiene que equipararse al del resto de España.
El que más personas residan en las zonas rurales traería como consecuencia el enriquecimiento directo e indirecto de las mismas, más puestos de trabajos, más familias, más niños, menos esclavitud para acceder a una vivienda… Es imprescindible poner también el foco en esta cara de la moneda, la rural, luchar y plantar cara al desangramiento, hacerlo con todos los medios y la tecnología a nuestro alcance. Y es que si es un drama que una persona no tenga acceso digno a una vivienda, también lo es que calles enteras queden casi vacías.
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