Sánchez acaricia otra vez la idea de resistir gracias a la división de la derecha
Los socialistas alientan el choque ideológico en temas divisivos para el PP y aglutinantes para Vox tras contener el desgaste por Cerdán
El pasado junio, en plena conmoción por el informe de la UCO que situó a Santos Cerdán como el auténtico cerebro de la trama corrupta ... por la que el Tribunal Supremo llevaba ya meses investigando al exministro socialista José Luis Ábalos, muchos en el PSOE llegaron a dudar de que esta vez Pedro Sánchez pudiera volver a levantar cabeza. Pero han bastado cuatro meses para que las cosas se vean de otra manera. Los sondeos publicados a lo largo del último mes han dado algo de aliento al Gobierno. Los socialistas, aun por debajo del resultado de las últimas generales, en las que obtuvieron el 31,6% del voto, resisten no lejos del 30%, mientras el PP lucha para taponar la vía de agua que se le ha abierto hacia Vox.
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En Ferraz sostienen que el auge de Vox no les parece en absoluto «una buena noticia» para el país, pero no niegan que ven en él una oportunidad electoral. Aunque la mayor parte de las encuestas apuntan a que la suma de la derecha superaría hoy de lejos la mayoría absoluta, la dirección socialista maneja un análisis del que lleva siendo en los últimos años su sociólogo de cabecera, Juan Miguel Becerra, según el cual, en una carambola ideal, Sánchez podría incluso retener el Gobierno siempre que se diera la condición mínima, pero no suficiente, de llegar al 32% del voto.
La hazaña, superior incluso a la lograda contra todo pronóstico hace dos años y medio, después de haber perdido prácticamente todo el poder territorial en las autonómicas y municipales de mayo de 2023, requeriría de otros muchos factores. Tantos, que algunas voces del partido la desdeñan: «Es un poco cuento de la lechera», dicen. El escenario soñado exigiría que Vox siga fuerte, robando votos al PP pero sin sobrepasarlo; que una tercera fuerza ultra, Se Acabó la Fiesta, de Alvise Pérez, entre en competición de modo residual (arañando votos que no se materializan en su mayoría en escaños) y, lo que a día de hoy parece menos verosímil, que Sumar y Podemos, aun divididos, ronden el 11%.
Las últimas encuestas han abierto un horizonte de esperanza al PSOE pese a la suma abrumadora de Feijóo y Abascal
Nadie se llama a engaño. En el cálculo de probabilidades sería como ganar una lotería. Pero, ese escenario soñado, unido a otro elemento que también se refleja en las encuestas, que Alberto Núñez Feijóo pierde enteros en las preferencias como presidente del Gobierno, sí sirve para explicar bien la estrategia política abrazada por Sánchez.
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«Ánimo, Alberto»
Desde el inicio del nuevo curso el jefe del Ejecutivo mantiene la iniciativa política con asuntos que, además de resultar divisivos para el PP, permiten la confrontación ideológica y alimentan la ultraderecha, como la lucha contra el cambio climático, la defensa del derecho al aborto, la crítica a la xenofobia o la defensa del pueblo palestino ante el horror de Gaza. Y, al mismo tiempo, cuestiona siempre que puede el liderazgo del líder del PP. «En su grupo le aplauden para tapar con sus aplausos la nada de sus intervenciones», le espetó el pasado miércoles en el Congreso, tras el irónico «Ánimo, Alberto» de la semana anterior.
La fortaleza de Vox le ha resultado siempre, desde la famosa 'foto de Colón', dos meses antes de las generales de 2019, hasta hoy, muy útil para movilizar a la izquierda y aprovechar el temor de los votantes moderados a la entrada de los de Abascal en el Gobierno. Solo en los comicios de Andalucía en 2022, la fórmula falló, en beneficio del popular (moderado) Juanma Moreno.
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El jefe del Ejecutivo se erige en bastión europeo frente a los 'ultras': «Nosotros no tenemos miedo»
Este sábado, durante su intervención en el Congreso del Partido de los Socialistas Europeos (PES) en Ámsterdam, Sánchez -uno de los escasísimos líderes socialdemócratas aún en pie en la UE- acusó al PP, como al conjunto de la derecha convencional europea, de haber acabado tragando «todo el paquete de la ultraderecha» por miedo a acabar si no engullidos por ella. «Tienen miedo, miedo de que los trague el tigre que creen poder montar, miedo de perder votos, miedo de convertirse en víctimas del odio y las mentiras de la extrema derecha... Pero déjenme decirles algo: nosotros -clamó en alusión a su Gobierno- no tenemos miedo. Al contrario, este terrible desafío nos da más fuerza».
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