Tejemanejes de Cáceres 2016
Lobbys, fichajes y chanchullos. Conviene aprender del juego de tronos de hace diez años
En el verano de 2010, Adam Chmielewski, director de la oficina de Wroclaw 2016, que aspiraba como Cáceres a la capitalidad cultural europea, me confesó ... que en Wroclaw había muy pocas personas que fueran conscientes de la candidatura de la ciudad y reconoció que, en Polonia, las favoritas eran Katowice, Gdansk y Szczecin. En cambio, a mí me consideraba un tipo con suerte pues llegaba de una ciudad que, eso creían en Polonia, tenía todos los boletos para pasar el primer corte en España.
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Ya saben lo que sucedió: Cáceres fue eliminada en el primer corte y Wroclaw acabó siendo Capital Europea de la Cultura 2016 en representación de Polonia. ¿Por qué fracasó Cáceres y ganó San Sebastián? La mejor explicación de aquel periodo de tejemanejes y maniobras está recogida por las escritoras, gestoras culturales y periodistas cordobesas Marta Jiménez y Elena Medel en el libro: 'Córdoba 2016. El viaje a ninguna parte. Nada fue como nos contaron'.
En el libro, se recogen declaraciones efectuadas en el entorno del jurado: «Cáceres era una candidatura bien armada y bien planteada, que debería haber pasado el primer corte, pero fue víctima de un sistema de votación improvisado». En la primera selección, donde fue eliminada la candidatura cacereña, cada miembro del jurado podía votar de cero a ocho a las ciudades. De esta manera, se fomentaba la subjetividad pues un solo miembro votando cero podía cargarse una ciudad y eso es lo que sucedió con la candidatura cacereña. En la segunda fase, ya se aplicó el método Goncourt: se debatió cada ciudad y se fueron eliminando progresivamente una tras otra.
Leyendo a Marta Jiménez y Elena Medel, parece evidente que las consideraciones sociales, económicas y culturales son secundarias en estas pugnas. Tampoco importan mucho las visitas de los jurados ni la implicación de los ciudadanos. Lo que cuenta es saber moverse en los despachos y conocer los resortes para formar lobbys de apoyo.
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Fue determinante un informe de la Unión Europea que tenía en cuenta un punto que no aparecía en ninguna de las condiciones de 2016: superar la violencia. En el libro se recogen las palabras irritadas de la entonces ministra cordobesa Rosa Aguilar: «La violencia se supera dejando las armas, no concediendo una capitalidad cultural». Curiosamente, el dosier de San Sebastián 2016 se titulaba en castellano: 'Cultura para la convivencia' y en inglés: 'Cultura para superar la violencia'.
El diario ABC denunció que Cristina Ortega, componente del jurado de selección, fue nombrada, tras la primera votación que descartó a Cáceres, asesora del Consejo de Cultura del Gobierno Vasco, cargo por el que recibía ingresos. Del ordenador de Cristina Ortega desaparecieron unos ficheros. Curiosamente, sendos cedés con tres archivos llegaron anónimamente el 14 de julio de 2011 a los despachos de los alcaldes de las derrotadas ciudades de Zaragoza y Córdoba. En ellos, alguien apellidado Ortega asesoraba a San Sebastián para superar las carencias del primer informe, el que compitió con Cáceres.
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Además, la candidatura donostiarra fichó al holandés Mattijs Maussen, responsable de la elección de Pilsen 2015, para que hiciera lobby en Europa apoyando a San Sebastián. Maussen declaró sin complejos tras la elección final: «Yo tenía los teléfonos para hablar con la gente correcta en los momentos adecuados». Si nada ha cambiado, ni proyecto ni acciones culturales ni implicación ciudadana importan para ser capital cultural, lo que cuenta es tener los teléfonos adecuados y moverse con agilidad en los despachos. En fin, lo de siempre.
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