Los sindicatos de construcción piden jornada reducida para todo el verano por el calor
La patronal se opone a fijar un periodo concreto y considera que el recorte horario debería vincularse a episodios de altas temperaturas
El pasado mes de junio se superaron los 44 grados en Extremadura. Algo que no había sucedido en las últimas cuatro décadas. Fue un ... domingo, jornada de descanso para la mayoría de los trabajadores, pero si hubiese sido un día laborable los trabajadores de la construcción no habrían podido hacer un horario reducido a causa del calor. Este año, la jornada veraniega de siete horas diarias en el sector solo está vigente entre el 14 de julio y el 14 de agosto.
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Una norma que los sindicatos llevan tiempo reclamando que se prolongue durante más semanas al año. «Apostamos por extender la implantación y cumplimiento de la jornada continua en verano a la construcción y a todos aquellos sectores en los que los trabajadores se ven expuestos al peligro de las altas temperaturas y el sol», defienden desde Comisiones Obreras.
Los episodios de calor extremo vinculados al cambio climático y al calentamiento global son cada vez más frecuentes y se producen tanto en el mes de junio como en la primera quincena de junio, ambos periodos excluidos de la reducción de jornada. «Cuando este año ha empezado el horario de verano ya habíamos tenido varias olas de calor», apuntan desde el sector.
La cifra
1.736 horas
marca la jornada laboral anual en el sector de la construcción repartidas en 40 horas semanales de lunes a viernes, excepto entre el 14 de julio y el 14 de agosto en el que se hacen 35 horas a la semana debido al horario reducido y solo de mañana a causa del calor
Aunque los sindicatos también apuntan a las últimas semanas de agosto como una época en la que todavía los termómetros alcanzan cotas elevadas.
Por eso piden extender el modelo de la jornada reducida a los tres meses de verano. No se trata de trabajar menos, ya que el cómputo del horario se hace de manera anual. Está establecido en 1.736 horas al año y repartido en 40 horas a la semana de lunes a viernes, excepto en el mes de aplicación de la jornada veraniega.
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Actualmente, esa jornada reducida se marca como una norma de obligado cumplimiento –recogida en los convenios, pero basada en la Ley de Prevención de Riesgos Laborales– y consiste en agrupar las siete horas de trabajo en la mañana y de manera continuada. De esta forma, se busca evitar trabajar en las horas de mayor incidencia del sol.
Negociación
La patronal coincide con los sindicatos en la necesidad de impedir que los trabajadores de la construcción estén en la obra en momentos en los que las temperaturas son más elevadas. Sin embargo, los representantes de las empresas del sector se oponen a que la jornada reducida se aplique obligatoriamente durante un periodo determinado y menos a que se extienda durante los tres meses de verano.
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«Cuando ha empezado el horario veraniego, ya habíamos tenido varias olas de calor», apuntan los trabajadores
«Somos partidarios de que se haga como mínimo una hora menos siempre que haya alerta naranja o roja por», según las empresas
De hecho, Joaquín Sánchez, secretario de CNC Extremadura, la patronal de la construcción, duda que la jornada intensiva de siete horas sirva para no estar trabajando durante las horas de mayor radiación solar. «Aunque se adelante el inicio a las siete de la mañana, se estaría en la obra hasta las dos de la tarde», reflexiona. En este sentido, sí detecta como una opción interesante empezar a trabajar más temprano para evitar que las plantillas se vean expuestas al calor de las horas centrales del día.
Por eso, la postura que defienden las empresas es vincular la reducción de jornada a episodios de calor. «Por ejemplo, ya que esto se plantea para las tareas que se desarrollan al aire libre, que se haga como mínimo una hora menos siempre que haya alerta naranja o roja por parte de la Aemet (la agencia estatal de meteorología) a causa del calor», propone Sánchez, que menciona la posibilidad de que la reducción de jornada sea de todo el tiempo en el que se esperen temperaturas muy elevadas y que no se limite a una única hora al día.
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Este sistema obligaría a ajustar las horas de trabajo anuales en los últimos meses del año, una vez finalizado el verano. Sería la forma de que se pudieran completar las 1.736 horas de jornada laboral anual que recoge el convenio del sector. «Si se trabaja más habría descansos adicionales o se pagarían como horas extraordinarias», exponen desde CNC.
El rechazo a fijar en el calendario la jornada reducida para unas determinadas semanas al año viene, precisamente, por las condiciones climatológicas veraniegas. «Son meses en los que hay muchas horas de luz al día y en los que se producen pocas precipitaciones; por lo que, si no hay olas de calor, se trabaja muy bien y se puede avanzar mucho en los proyectos», detalla Sánchez, que pone como ejemplo las temperaturas más suaves que se han registrado en el inicio de esta semana. «Trabajar una hora menos en días como estos no tiene nada que ver con el calor», concluye el representante de la patronal.
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