Timoteo Pérez Rubio capitaneó el traslado de las obras hasta Suiza.: HOY

El extremeño que salvó el tesoro del Prado

Timoteo Pérez Rubio capitaneó la misión que sacó de España las obras de la pinacoteca que hoy cumple 200 años, librándolas de la destrucción de la Guerra Civil

Martes, 19 de noviembre 2019, 14:02

El Museo del Prado cumple hoy 200 años y su inmenso tesoro artístico le debe mucho a un extremeño. Timoteo Pérez Rubio logró salvar de los desastres de la Guerra Civil el gran legado de una de las pinacotecas más importantes del mundo. El pintor presidió la Junta de Defensa del Tesoro Artístico, misión encomendada por el presidente de la República Manuel Azaña. Seis años antes el extremeño había sido nombrado subdirector del Museo de Arte Moderno de Madrid, antecesor del Museo Reina Sofía.

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Timoteo nació en Oliva de la Frontera en 1886 en el seno de una familia humilde, en la 'Casa del Ermitaño', muy cerca del santuario de Nuestra Señora de Gracia. Pérez Rubio contrajo matrimonio con la escritora Rosa Chacel y murió en el obligado exilio, en Brasil, en 1977.

El olivero pasó a la historia del arte no solo por su obra, que también, sino por cumplir su promesa de devolver a España la totalidad del tesoro artístico nacional. En el camino tuvo que soportar conspiraciones y presiones, poniendo en riesgo su vida. Además del legado del Museo del Prado, el extremeño había inventariado el arte de los conventos y palacios madrileños. Gracias a su intervención se salvó el tesoro de la Casa de Alba, el monasterio de las Descalzas Reales, además del de los palacios de Oriente y Aranjuez, entre otros.

Interior del Museo del Prado tras la evacuación de las obras:: HOY

La operación para poner a salvo de los bombardeos y los saqueos el soberbio patrimonio artístico español se inició con la Junta de Incautación y Protección del Tesoro Artístico el 23 de julio de 1936, con la que el Gobierno republicano se propuso salvar 20.000 pinturas, 12.000 objetos preciosos, centenares de tapices y más de un millón de libros. En la misión capitaneada por el pintor extremeño, 1.868 cuadros y dibujos fueron transportados en setenta y un camiones. El viaje de final incierto contó con el apoyo de un comité internacional compuesto por representantes de nueve museos de todo el mundo.

La firma de algunos documentos que garantizaban la protección de las obras se rubricaron sobre los faros de un coche en circunstancias dramáticas, según explicaba en HOY Antonio Franco, director del Meiac, donde se guardan los fondos de Timoteo, que también desarrolló su faceta como escritor.

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Asumiendo distintos riesgos y amenazas, primero llegaron a Valencia y Cataluña, y después hasta Perpiñán. Desde allí partieron en tren el 12 de febrero de 1939 hasta el Palacio de las Naciones de Ginebra (Suiza). La odisea del patrimonio español transportado en 22 vagones fue portada de la prensa internacional.

Ginebra celebró una exitosa exposición en el verano del 1939 con las obras más relevantes antes de que las piezas regresarán a la España de Franco cinco meses después del final del Guerra Civil y con Europa ya inmersa en la II Guerra Mundial.

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A partir de ese momento el régimen franquista se encargaría de silenciar la exitosa operación comandada por el pacense, relegando al ostracismo y al exilio a los protagonistas de la misión en la que participaron nombres como Rafael Alberti, José Bergamín, José Lino Vaamonde, Roberto Fernández Balbuena, Blanca Chacel, Ángel Ferrant, Gratiniano Nieto o Josep Renau, junto a decenas de héroes anónimos.

Entierro de Pérez Rubio en Oliva de la Frontera, en 1999:: HOY

La lejanía del exilio en Brasil, donde permaneció los último 38 años de su vida, separaron a Timoteo de su tierra extremeña y el silencio desdibujó su importante papel en la salvación del tesoro pictórico. El 13 de abril de 1999 sus restos volvieron a la localidad pacense que le vio nacer, repatriados por la Junta de Extremadura. Ese mismo año Oliva de la Frontera acogió una muestra con obras de su artista más universal, que desde entonces reposa bajo una sencilla lápida de granito en la entrada del cementerio.

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Vídeo. Documental 'Las cajas españolas'.

En 1996, el MEIAC de Badajoz le dedicó una muestra con la recopilación de 50 cuadros del pintor. La exposición fue visitada por el entonces Príncipe don Felipe. En 2003, el Prado también le rindió el homenaje debido con una exposición titulada 'Arte protegido. Memoria de la junta del Tesoro Artístico durante la Guerra Civil'. Un año después se proyectaba en el Teatro López de Ayala el documental 'Las cajas españolas', que narraba la exitosa hazaña del equipo de artistas e intelectuales dirigido por el extremeño, y que también se emitió en TVE.

Su obra

El Museo de Bellas Artes de Badajoz (MUBA) conserva en su colección una interesante muestra de sus paisajes, entre los que destaca el boceto para Paisaje con animales, El vivero, la Primavera en los Alpes, o el Riachuelo de Valença. De su faceta como retratista destaca el invernal Retrato de doña Concepción Rábago. La obra, pintada en 1931 y donada por Teresa Jiménez-Díaz Jorrín, se incorporó a los fondos del MUBA en 2012.

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'Retrato de doña Concepción Rábago', obra de Timoteo Pérez Rubio que puede verse en el MUBA.

Este museo dependiente de la Diputación de Badajoz cataloga la pintura de Timoteo, coetáneo de los extremeños Eugenio Hermoso y Adelardo Covarsí, como variada y renovadora. «Aunque no se adscribe a ningún movimiento vanguardista concreto, se adentra en experimentos pictóricos que lo aproximan con ciertas reservas al surrealismo y al cubismo». No obstante, la producción del extremeño destaca, sobre todo, las obras paisajísticas.

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