Uno de los esquiladores en aislamiento en Navalvillar de Pela saluda desde la ventana. S. GÓMEZ

19 esquiladores siguen dando positivo y el resto pide ser separados del grupo

Después de 18 días de cuarentena todo el grupo de uruguayos sigue aislado en Navalvillar de Pela, a pesar de que seis han superado el virus

Jueves, 29 de abril 2021, 21:36

El pasado martes el grupo de 25 esquiladores de Uruguay que se encuentran aislados en Navalvillar de Pela a consecuencia del brote de coronavirus debían haber terminado su cuarentena. Eso era lo que ellos esperaban y ya estaban listos para retomar nuevamente la labor de esquileo. Sin embargo, los días pasan y continúan sin recibir el alta médica. El motivo es que gran parte de ellos sigue arrojando un resultado positivo en las pruebas realizadas tres días atrás, por lo que todos deben continuar en cuarentena. Así lo explica Leonardo Díaz, uno de los esquiladores que ha logrado superar el virus, al igual que otros cinco compañeros, aunque solo tres han generado por ahora inmunidad. El resto tiene en estos momentos un sistema inmunológico débil a consecuencia de la enfermedad pasada, «por lo que todos debemos continuar encerrados para no perjudicar a más gente».

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Aunque ya están todos fuera de peligro y no manifiestan sintomatología, estos esquiladores reclaman mantener a los que ya son negativos separados de los que todavía son positivo. «Aunque lo que querríamos es poder salir y recuperar la libertad para trabajar, al menos pedimos que nos aparten para no tener contacto con los que siguen infectados, porque nos han dicho que algunos hemos creado poca inmunidad». Él, junto al resto de compañeros en su misma situación, temen volver a infectarse y que al tener las defensas bajas «podamos volver para atrás».

Son ya 18 los días que el grupo lleva aislado en una zona de apartamentos a la entrada de Navalvillar de Pela. Se trata de un edificio con tres plantas donde comparten habitación cada dos personas, pero también baños, cocinas y otras zonas comunes, «por lo que es inevitable que los 25 estemos en contacto», comenta preocupado.

En este sentido, también manifiesta que el día que comenzó su aislamiento, había tres personas que no eran positivo, pero que al estar todos en contacto acabaron los 25 contagiados. «De haber estado separados, a lo mejor esas personas ahora ya estarían trabajando y sin haber pasado la enfermedad», añade.

Este viernes volverán nuevamente a realizarles las pruebas y a tomarles muestras de sangre para comprobar el sistema inmunológico, comenta este esquilador, quien explica que a diario acuden al edificio dos enfermeros para tomarles el nivel de oxígeno en sangre y la temperatura «aunque son ya demasiados isopados, cada muy pocos días, y es desesperante», confiesa.

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Pérdidas

A pesar de todo, reconocen que se sienten cuidados y atendidos, aunque lo que de verdad quieren es poder volver a la actividad que les trajo a España el pasado 1 de abril. «En este tiempo estamos perdiendo dinero que no sabemos de qué manera se compensará», dice preocupado. Y es que, en estos días de cuarentena, cada esquilador habría podido pelar a cerca de 3.000 ovejas. No obstante, saben que cuando salgan les queda mucha tarea por hacer, aunque para que no se alargue demasiado la campaña, otra empresa ha traído a la zona otras dos cuadrillas con diez esquiladores para ir adelantando tarea.

Aún así, teme que la campaña se prolongue y, aunque su visado tiene seis meses de validez, tendrían que cambiar la fecha de regreso a Uruguay «con el coste que supondría pagar la penalización», aclara.

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Igualmente, reconoce que las fuerzas no están en estos momentos al cien por cien, pero se sienten listos para desempeñar un trabajo que es duro. «Al principio me agitaba mucho al subir las escaleras y tenía que parar para tomar aire, pero ahora estamos prácticamente bien, aunque el cuerpo tendrá que volver a adaptarse». Para ello tratan de mantenerse activos, tanto de cuerpo como de mente. Hacen ejercicio, charlan y juegan a los juegos de mesa que les ha proporcionado el Ayuntamiento de Navalvillar de Pela, junto a varios televisores.

Asimismo, se muestra casi más preocupado por los que depende de ellos al otro lado del charco. «Mi familia va a la tienda allá en Uruguay y la va dejando anotado sin dinero, que a final de mes hay que pagar; pero si no tenemos para mandarles se van generando más y más gastos», explica Leonardo, mientras desea que los resultados de este viernes traigan la libertad al grupo.

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