Una empresa vende máquinas que hacen agua
Aquaer, en Sevilla, acaba de mandar una a un gimnasio del pueblo cacereño de Arroyomolinos; genera el líquido a través de la condensación de la humedad del ambiente
Lunes, 29 de agosto 2022, 07:16
Un gimnasio de yoga del pueblo cacereño de Arroyomolinos (830 vecinos, comarca de Montánchez) es el último cliente de una empresa sevillana que literalmente convierte ... el aire en agua. Ahí le ha llegado una máquina que básicamente emplea la electricidad para enfriar el aire, condensarlo y convertirlo en agua a través de máquinas de diferentes volúmenes. Agua apta para el consumo humano.
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«Están más que probadas. La hemos probado incluso en grandes desiertos como el del Sáhara o el de Chile, con temperaturas por encima de los 40 grados y baja humedad, entre un 10 y un 15%. Y funciona», dice a HOY Juan Veiga, director general de Aquaer. Su padre, Enrique, fue el inventor de los primeros prototipos en la década de 1990.
La empresa con sede en el municipio de Aznalcázar fabrica máquinas de 15 000 litros, cuyo precio es de 280.000 euros, pero también otras pequeñas, entre 50 y 75 litros de agua al día, con un coste desde 6.500 euros. Están ya están en funcionamiento en varios países de África, de momento sus grandes clientes, aunque Aquaer recalca que ya empieza a gestionar un apreciable número de pedidos en España.
«En las aldeas de Namibia que visitamos la gente quedó estupefacta, no entendían y preguntaban de dónde venía el agua», ha comentado Enrique Veiga. Namibia fue el primer país en encargar 500 unidades a su empresa.
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«Esto tiene futuro más allá de una sequía puntual o más o menos larga. De hecho muchas cooperativas e industrias nos están preguntando y pidiendo máquinas para poder ponerlas en sus instalaciones», asegura su hijo Juan a HOY.
Aquaer empezó a funcionar en 2004. Los generadores de sus máquinas, comenta, aprovechan la humedad del aire condensándola con el apoyo de una instalación frigorífica. Se instalan en el exterior sobre una superficie cimentada. Están aislados y protegidos contra el óxido y los rayos ultravioletas.
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Funcionan con independencia de la contaminación en el aire: con ayuda del filtro de entrada se retienen las partículas suspendidas en el aire. «Y los gases contaminantes no son condensables a la temperatura a la que obtenemos el agua y serían expulsados con el aire sobrante», agrega.
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