El ejemplo sueco que citan los dueños de la instalación extremeña

«Hay precedentes de supresión de impuestos a la producción nuclear para facilitar la continuidad de la operación de las centrales, como es el caso de Suecia», apuntan fuentes de Almaraz-Trillo. «En este país –explican–, en junio del año 2015 el Gobierno aprobó una nueva subida del impuesto a la capacidad nuclear, hasta una cantidad equivalente a 7,66 euros por megavatio hora, pero posteriormente lo derogó para garantizar la seguridad del suministro en el país y dar estabilidad a la red».

«Por otro lado –amplían–, la gran carga fiscal que soportan las nucleares españolas implica un encarecimiento del coste de la generación de electricidad en España, empeorando su competitividad en materia energética frente a otros países de nuestro entorno, especialmente Francia».

Esta cuestión fiscal es uno de los elementos clave del incierto futuro de la nuclear extremeña, que está aún por ver si cierra en los plazos previstos, esto es, el primer reactor el 1 de noviembre del año 2027 y el dos un año menos un día después. Hay que recordar que Almaraz es la única central nuclear española con dos reactores, junto a la de Ascó, en Tarragona.