De Berlanga a Bruselas para investigar contra el cáncer
extremadura en femenino ·
La física Ana Barragán Montero trabaja en la Universidad Católica de Lovaina y es presidenta de la Asociación de Científicos Españoles en BélgicaDesde pequeña le encantaba hacerse preguntas sobre las estrellas y los planetas. Le atraía la astronomía y la astrofísica. Quería ser científica. Una joven de Berlanga, un pueblo de 2.300 vecinos en el sureste extremeño, que tenía ganas de viajar e investigar. Por eso no sorprende para quienes la conocen que, a sus 31 años, Ana Barragán Montero haya pasado ya por Suecia, Estados Unidos y Bélgica. Allí se gana ahora la vida como investigadora en la prestigiosa Universidad Católica de Lovaina. Además, es la presidenta de la Asociación de Científicos Españoles de Bélgica y vocal de la Red de Asociaciones de Investigadores y Científicos Españoles en el Exterior, que representa a 18 asociaciones con más de 4.000 investigadores.
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Detallista, estudiosa, solo el yoga le hace variar una dinámica de trabajo que confiesa le apasiona, confiesa. Vive en Bruselas desde hace ocho años con un pequeño intervalo en Estados Unidos. Hija de Antonio, que tenía un negocio de productos de perfumería y droguería y que ahora se dedica al campo, y de Ana, ama de casa ahora y antes peluquera y trabajadora en una droguería, estudió Física en la Universidad Complutense madrileña. Un primer paso definido en su carrera desde hacía tiempo porque Ana, aunque como buena científica tenga en la duda una de sus claves de vida, también contaba con alguna certeza.
«Tenía clarísimo que iba a hacer Física y lo iba a hacer en Madrid», sostiene la investigadora, «aunque después no sabía dónde iba a acabar. Me hubiera gustado mucho seguir en España, pero ya sabemos los problemas para investigar aquí».
La joven berlangueña hizo las maletas para hacer el doctorado y el postdoctorado fuera del país. Habla con fluidez inglés y francés, hizo la tesis sobre la protonterapia, una técnica para tratar el cáncer, y llegó la opción de la Universidad belga francófona de Lovaina, en la que le llegó en 2013 la oportunidad de poner en práctica su pasión por la ciencia. Una de las mejores universidades del mundo y que lidera el ranking de centros universitarios más innovadores de Europa.
Tras un año de postdoctorado entre 2018 y 2019 en la ciudad norteamericana de Dallas, regresó a Bélgica, donde se ha asentado con su novio, al que conoció en la Complutense, y un gato, sus dos inseparables acompañantes desde hace tiempo.
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Implicación y reconocimiento
En la Universidad de Lovaina ha podido desarrollar sus expectativas. «Me encanta poder derivar mis conocimientos físicos hacia la medicina», resume esta extremeña que no dudaría en regresar si se le presenta un proyecto investigador apetecible. «Estoy aquí muy a gusto pero si surgiera algo interesante en España no dudaría en regresar», confirma.
Ana Barragán investiga sobre la protonterapia, que al igual que la radioterapia, se usa para tratar el cáncer con radiación. Si en radioterapia se utilizan rayos X de alta energía, con la protonterapia el haz usado en el tratamiento se consigue mediante de la aceleración de partículas pesadas cargadas como protones (núcleos de hidrógeno).
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Ahora, la joven berlangueña se centra en la optimización del tratamiento de la protonterapia y en el desarrollo de un modelo de inteligencia artificial para automatizar esta técnica que ayuda a salvar vidas. «Hace lo que siempre quería hacer. Su pasión desde pequeña era la ciencia», remata su madre a este periódico.
La vida de Ana Barragán no solo se desenvuelve entre el laboratorio o su despacho de la Universidad de Lovaina, que está asociado al hospital universitario Clinique Universitaires St. Luc, en el que se aplican los trabajos de la extremeña. También colabora con el hospital UZ Leuven (Universitair Ziekenhuis Leuven). También ha decidido implicarse en la divulgación y en la reivindicación de los científicos españoles. Con ellos se suele tener un mayor reconocimiento fuera de nuestras fronteras que dentro.
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Fue uno de los motivos que le llevó a impulsar la creación de la Asociación de Científicos Españoles en Bélgica, entidad casi recién nacida y que preside Barragán desde 2019. A finales de septiembre pasado, se entrevistó en Bruselas con la ministra de Ciencia e Innovación, Diana Morant, que fue la que solicitó el encuentro con este colectivo, que en su junta directiva está copado por investigadores jóvenes.
«La ministra nos dijo que España tenía que aprovechar el talento investigador que tiene fuera del país y que el Gobierno va a invertir más en investigación. Ojala sea así», explica Ana.
«Le expusimos que estamos dispuestos a colaborar y ayudar en todo lo que sea posible. Nuestro objetivo, como asociación, es crear y consolidar una comunidad en la que nuestras ideas opiniones y necesidades como parte de la comunidad científica puedan ser escuchadas y más en nuestro país», remata la investigadora de Berlanga.
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