Motivos para brindar con cava extremeño
Almendralejo, una subzona adherida a la DO Cava, produce al año 20 millones de litros, por lo que este espumoso cada vez está más posicionado en mercados nacionales e internacionales
Alba Baranda
Viernes, 13 de diciembre 2024, 19:09
Si hay una bebida que simboliza la Navidad, esa es el cava. Sus burbujas se han convertido en un ritual imprescindible en las celebraciones familiares, ya sea para acompañar una comida especial o para brindar en Nochevieja. Desde su origen, ha sido sinónimo de alegría y encuentros, y aunque durante mucho tiempo ha estado ligado principalmente a Cataluña, Extremadura ya ha demostrado con creces que elabora espumosos de gran calidad.
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«Por lo chispeante de sus burbujas, ha sido asociado a la celebración, a la festividad, al brindis... Pero, afortunadamente, el cava está empezando a ser el vino de aperitivo, de inicio de cualquier comida». Son palabras de Julia Marín Expósito, profesora del grado de Enología de la Universidad de Extremadura y presidenta de la asociación de Enólogos Extremeños, quien asegura que a las próximas fiestas del Cristo de su pueblo, Alconchel, su grupo de amigos van a llevar jamón y cava.
Le hemos preguntado por los motivos para brindar con cava extremeño esta Navidad y son bastantes. En primer lugar, por su calidad, pero también por su cercanía al ser elaborado en Almendralejo. Es bien sabido que consumir productos locales apoya la economía circular, fomenta el empleo de la zona y reduce la huella de carbono al evitar transportes largos. Además, algunas bodegas almendralejenses han apostado por técnicas sostenibles y ecológicas, elaborando cavas que respetan el medio ambiente.
El cava extremeño ha ganado terreno en los mercados nacionales e internacionales, destacando por su excelente relación calidad-precio. «En una cata a ciegas sería muy difícil distinguirlo de uno elaborado en Cataluña», asegura esta enóloga. «Esto es un orgullo inmenso, porque supone equipararnos a gente con muchos años de experiencia». Por tanto, incluir cava extremeño en las celebraciones navideñas es una forma de honrar y disfrutar del patrimonio gastronómico de la región.
Por último, los cavas extremeños combinan perfectamente con los platos típicos navideños, desde entrantes como jamón ibérico o quesos de la región, hasta platos principales y postres. Su frescura y equilibrio los hacen ideales para maridar todo el menú, pero Julia nos concreta aún más en función de la cantidad de azúcar residual, que será una de las clasificaciones del cava. El 'brut-nature' tiene 0-3 gramos de azúcar por litro, es decir, no se añade azúcar tras la fermentación. «Es seco y muy natural, perfecto para quienes buscan un cava puro y que marida muy bien con aperitivos como queso o embutidos. Al foie le va de maravilla», detalla.
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El 'extra brut' es muy seco, con un toque ligeramente menos intenso que el 'brut nature' (0-6 gramos de azúcar por litro) y el 'brut' (0-12 gramos de azúcar por litro) es seco y tiene un toque equilibrado de dulzura que lo hace muy versátil. «Es estupendo para pescados o carne blanca». Julia confiesa que a ella le gustan los secos y que no suele avanzar más allá del 'brut', pero al igual que hay gente que consume vinos 'semi-dulces', entiende que estos cavas tengan su público. «Los 'semi-secos' o 'semi-dulces' te acompañan todo el final de una comida, pero siempre que hayas empezado por cava». Para ella, el principal error a la hora de consumir cava es tomar un 'semi-dulce' al final de una celebración, cuando estamos ya saturados de comida y bebida diferente como refrescos, cervezas o vinos. «El cava tiene que ser un vino de inicio porque la burbuja te abre el apetito y el carbónico te ayuda a digerir la grasa de nuestros aperitivos, principalmente quesos e ibéricos».
La categoría más dulce comienza por el 'extra-seco' (12-17 gramos de azúcar por litro), ideal para quienes prefieren un cava más suave, continúa por el 'seco' (17-32 gramos de azúcar por litro), que es moderadamente dulce. Después está el 'semi-seco' (32-50 gramos de azúcar por litro) y con más de 50 gramos de azúcar por litro, el 'dulce', perfecto para maridar con pasteles y otros postres.
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Para iniciarse en el consumo de este espumoso, Marín recomienda empezar por un 'brut' o 'semi-seco' «para no tener un golpe de efecto tan fuerte, ya que no son ni muy secos ni agresivos», puntualiza. En cuanto a la temperatura, indica que «hay que tomarlo fresquito, entre 8-10 grados, porque eso va a ayudar a que la burbuja que se genere sea más fina y fácil de beber». Además, la copa no tiene por qué ser tipo flauta. «Es algo meramente estético», asevera. «A mí me gusta tomarlo en una copa de vino, pero sé que llama mucho la atención el rosario de burbujas que se crea y donde mejor se ve esto es en una copa alargada».
Para finalizar, Julia Marín apostilla que «tenemos la fortuna de contar con un producto único que otras regiones no pueden elaborar, y esto ya de por sí es un motivo de peso para hacer un brindis por Extremadura». Sin duda y como diría Joaquín Sabina, nos sobran los motivos.
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