ribuna del público ayer con Gallardo, Manzano, Tena, Osuna y Mendoza en primer término. J. M. Romero

Una sesión inesperada que se tensó poco a poco

Ambiente ·

El pleno se preveía rutinario hasta que se concretó el desencuentro PP-VOX y los socialistas, sin tenerlo previsto, salieron sonrientes

Martes, 20 de junio 2023, 21:16

Camino del aparcamiento subterráneo más cercano a la Asamblea, al filo de la una y media de la tarde, iba este martes Manuel Naharro, con ... quien empezó la renovación del PP extremeño en julio de 2021 cuando se hizo con el control del partido en la provincia de Badajoz, y a su lado la cacereña Elena Nevado, veterana del PP que consiguió una secretaría primera de la Asamblea que servirá de poco. Ambos hablaban por el móvil, seguramente reportando una mañana aciaga para el PP. Unos metros por delante, ya sin chaqueta ni corbata y en camisa, caminaba solo y con las manos vacías –y no es metáfora, que también– Abel Bautista, secretario general del PP extremeño. El estratega de María Guardiola estaba destinado a presidir la Asamblea que rechazó Vox horas antes y el puesto volvió a la socialista Blanca Martín, que no esperaba recibir tantas felicitaciones y tuvo que improvisar su discurso antes de levantar una sesión con final inesperado para el PSOE, que no tenía previsto este giro y aseguraban por los pasillos que todo era un teatro hasta que comprobaron que no lo era.

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La constitución de la Asamblea estaba destinada a que se visualizara que el bloque de derechas ganó el 28-M, pero acabó con el PP desorientado por lo que acababa de ocurrir y con diputados de Vox saliendo del edificio con la palabra «fracaso» en la boca.

Era la primera vez que Vox accedía al hemiciclo –Monago guió por momentos a Pelayo Gordillo– y los cinco sabían que eran pocos, pero protagonistas, por eso se encargaron de ser los últimos en tomar asiento y captar todas las miradas. En la tribuna de público apareció luego Jorge Buxadé, vicepresidente de Acción Política del partido ultra que viajó el día antes a Mérida para pilotar una negociación fallida.

Esa bancada de público, que no se llenó, al contrario que en 2011 cuando el PP se disponía a arrebatar el poder al PSOE, la coparon cargos institucionales, alcaldes, diputados y senadores nacionales, agentes sociales como Javier Peinado, de la patronal, sentado junto a Patrocinio Sánchez, de UGT, cerca de Benito Román, de CSIF. La presidenta del Tribunal Superior de Justicia, María Félix Tena, se ubicó entre el exsecretario general del PP, Fernando Manzano, con quien charló largo rato, y Miguel Ángel Gallardo, presidente de la Diputación de Badajoz y alcalde de Villanueva de la Serena desde 2003, que en un receso se abrazó con alguien que dice querer mucho, el placentino Fernando Pizarro, el otro alcalde fuerte de la región, este del PP, y que se disculpó con el delegado del Gobierno, Francisco Mendoza, por no haberlo saludado pues no habían coincidido antes.

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Tampoco se perdieron la sesión el socialista Ricardo Cabezas, no muy lejos del alcalde pacense y rival Ignacio Gragera y otros regidores como Rodríguez Osuna (Mérida), que también ocuparon una tribuna cerca del presidente de la Fempex, Francisco Buenavista.

En Unidas Podemos gustan de saltarse el formalismo para reivindicar sus causas

La sesión comenzó a las diez. Vara, presidente en funciones de la Junta, esperó en el patio de la Asamblea con su corbata verde de las grandes ocasiones a varios de sus consejeros para hacer aparición en grupo. Lo hizo junto a José María Vergeles, Rafael España y Pilar Blanco-Morales. Por otro lado, Esther Gutiérrez y Begoña García Bernal no ocuparon los escaños delanteros del gobierno sino los de diputadas rasas, varias filas detrás al haber dimitido para ocupar un puesto en la Diputación de Cáceres la primera y de candidata al Congreso la segunda.

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«Con la ayuda de Dios»

Al otro lado, Guardiola reunió a su grupo antes de empezar la sesión como si hubiera que tirar penaltys. Luego tomó asiento en la Asamblea por primera vez y su fila desveló quién será su núcleo duro. Con la salvedad de Monago ayer, que pronto se irá al Senado, estaban Abel Bautista, Mercedes Morán, Sara García Espada y Elena Manzano. La cacereña llevaba los mismos pendientes con la bandera de Extremadura que exhibió el 28 de mayo para celebrar una victoria que con el paso de las horas se fue desinflando al constatarse su desencuentro con Vox.

Este se concretó pasadas las once y media, cuando todo se empezó a poner a favor del PSOE en una jornada que se preveía rutinaria. Y es que, minutos antes, la única curiosidad que merecía la pena atender era quiénes se saldrían del formulismo para jurar o prometer el cargo. José Alberto Pérez, del grupo Popular, añadió «con la ayuda de Dios»; Javier Bravo, de Vox, dijo «por mi honor»; su jefe de filas Pelayo Gordillo fue más allá y pronunció «por mi conciencia y honor», mientras que su compañero de bancada, Juan José García juró «por España y con lealtad al Rey».

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Pero si hay un grupo al que le gusta dejar mensaje en días de protocolo es a Unidas por Extremadura, cuyos diputados eran los dos únicos hombres sin chaqueta ayer. Nerea Fernández, la más joven de la Asamblea, llevaba una camiseta con Clara Campoamor estampada y cuando le llegó el turno prometió «contra los discursos de odio, defendiendo los intereses de la clase trabajadora, con paso firme antifascista y protegiendo la igualdad y la diversidad».

No menos reivindicativos sonaron Joaquín Macías, que recordó ser republicano y prometió «defender los intereses de la clase trabajadora»–, José Antonio González – «prometo trabajar en la defensa de la democracia y ensancharla»; o Irene de Miguel rematando con una cita a menudo repetida en la izquierda– «para construir una sociedad más justa, solidaria, más feminista, más sostenible y con memoria. Porque fueron somos y porque somos serán».

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