Navezuelas se vuelca con su campeona olímpica

Navezuelas se ha volcado con esta joven de 17 años que ha logrado la primera medalla de España en Tokio. Lo confirmó ayer su tío, Miguel Cerezo, que vivió los combates junto a su mujer y sus hijas en el pabellón. «Al clasificarse pensamos en verlo juntos aquí. El alcalde (Carlos Javier Ríos Peromingo) nos ayudó. Preparamos el pabellón municipal porque hay mucho espacio y podíamos estar seguros con las mascarillas, pero a las cinco de la mañana pensamos que solo iríamos los familiares directos, unas 20 personas y comenzó a llegar y a llegar gente. Ha sido una locura».

Adriana fue superando combates hasta garantizarse la medalla, al clasificarse para la final contra la número uno del mundo. Esta joven de solo 17 años ni siquiera tiene puntuación en el ranking mundial porque su ascenso ha sido muy rápido. La cita fue a las 14.30 horas y la deportista de origen extremeño le mantuvo el pulso a la tailandesa Wongpattanakit hasta los últimos cuatro segundos. Perdió el oro por un punto.

El alcalde de Navezuelas reconoce que se quedaron con la miel en los labios, pero están muy felices por una plata que hace historia. «Es una campeona con mayúsculas».

La medallista olímpica tiene una fuerte vinculación con Navezuelas. Sus abuelos emigraron a Madrid en los años 70 y su familia reside ahora en Alcalá de Henares. Sin embargo, mantienen la casa familiar en la comarca de Las Villuercas y acuden a menudo.

De hecho, explicó ayer su tío Miguel Cerezo, la idea inicial era que los padres de Adriana, que no pudieron viajar a Tokio por las restricciones de la pandemia, también siguiesen la competición desde Las Villuercas. «Pero era mucha gente, porque se reunían con personas de la federación, y los compañeros de la niña, y al final decidieron alquilar una casa rural todos juntos», explicó ayer el tío de la campeona.

La casa rural, casualmente, se encuentra en un pueblo de Segovia llamado Cerezo de abajo, pero esta localidad no tiene vinculación con la familia.

En agosto estaba previsto que Adriana viajase un fin de semana a Navezuelas para reunirse con tíos, primos, etc, pero no saben si su medalla le permitirá venir pronto a Extremadura. Sea como sea, están deseando felicitarla en persona. Ayer su tío Miguel no podía estar ni un minuto en la puerta de la casa familiar sin que algún vecino le mostrase su enhorabuena.

Miguel daba las gracias y no podía disimular su orgullo. «Creo que, además de la medalla, ha conquistado a la gente con esa sonrisa con la que ha salido. Las otras estaban muy serias, con cara de malas, pero ella es así y creo que a la gente le ha encantado».

Su tío explica que estudia junto a su hija, prima de Adriana, en el mismo instituto. Ambas han terminado el Bachillerato con mención de honor y han pasado la selectividad, la taekwondista ha tenido que compatibilizar la preparación de los exámenes con los entrenamientos para Tokio. «Es un portento».

Sin embargo, explica que para la joven de 17 años ir a entrenar nunca ha sido un sacrificio. «Le apasiona, le encanta».

Su pasión nació cuando era muy pequeña gracias a su abuelo materno, que ya falleció. Miguel Cerezo explica que el abuelo decidió llevar a la niña a un gimnasio de Alcalá de Henares que estaba cerca del trabajo de sus padres. Lo hizo sin pedir permiso a los progenitores y el resultado fue que la pequeña se enganchó al taekwondo.

El gimnasio en el que empezó Adriana cerró, pero sus padres la apuntaron a otro de la localidad y continuó entrenándose. «Ha sido sorprendente. Campeona de España juvenil, luego absoluta. En el Europeo sub 21, luego absoluto. Se clasificó para los juegos y aún no tiene ranking mundial porque todo ha sido muy rápido. Nos sorprende y es un orgullo», presume su tío.

Los expertos auguran que Adriana Cerezo tendrá una gran carrera deportiva. Ha mostrado temple y talento con solo 17 años. Su valentía en la final también cree su familia que puede dar visibilidad al deporte que la apasiona, el taekwondo, y conseguir que más niños se aficionen a esta práctica.

En Navezuelas, desde luego, se han enganchado a este deporte y nunca olvidarán los Juegos de Tokio. Ahora solo quieren ver a su campeona pasear por sus calles con la medalla de plata.