Sin inspiración ni ideas en el Nuevo Vivero

Advertía José María Salmerón en la previa que varios jugadores llegaban tocados al encuentro y que el once podría sufrir modificaciones. Sin Edu Sánchez y Borja García por lesión y Carlos Calderón y Juanmi por sanción, el Badajoz salió al verde sin su nueve de referencia, Gorka Santamaría, y sin Adilson, el más inspirado e incisivo de los blanquinegros esta temporada. Dos ausencias destacadas que condicionaban a un conjunto pacense con la necesidad de dejar como anécdota la derrota cosechada ante el San Fernando. Sin el extremo portugués, fue David Soto el que trató de dar chispa y electricidad al entramado ofensivo, volcando el campo hacia la derecha, con varias internadas sin mucho peligro, pero tratando de dar dinamismo a un ataque más estático y posicional que de costumbre.

Ante la falta de ese vértigo, el Badajoz quiso hacerse fuerte en la medular, apuntalando la zona ancha con un Buyla intermitente que fue de más a menos, pero que dejó varios destellos de su capacidad reteniendo el esférico, aunque luce mucho más cuando tiene recorrido y pisa el terreno rival. No fue así. Muy seguro Mancuso, sin errores, cortando cada aproximación y jugando fácil, sin excesos y descongestionando cuando así lo precisaba. Buenas lecturas del argentino. Pero poco más, porque ni Sanse ni Badajoz supieron darle una marcha más a un encuentro plomizo, sin vértigo y carente de argumentos para que se decantara para un lado u otro. En los visitantes, solo Pedro Benito y Jime trataban de asociarse para inquietar a un Kike Royo casi inédito en la primera parte. Faltaba un factor diferencial que dinamitara el choque, pero pasaban los minutos y seguía sin aparecer. Alfaro y Zelu apenas entraron en juego y sin ellos, la participación de Ferrón se antojaba residual ante la escasez de acciones para aprovechar su juego de espaldas a portería. Incordió y trabajó, pero tuvo pocas ocasiones francas para poner a prueba a Pedro López.

La lesión de Rafa Navarro en el minuto 10 fue el giro más reseñable en los primeros compases, aunque apenas tuvo incidencia. El trabajo de contención de los pacenses fue efectivo y constante, quizás lo más reseñable en los primeros 45 minutos. Significativa fue la presencia de Ródenas en su propio campo para entrar en contacto con el esférico, anulado completamente por la solidez rival en el repliegue.

Lo más potable arriba de los visitantes fue un centro defectuoso de Borja que se envenenó y obligó a Kike Royo a meter la manopla con apuros en el minuto 33 y un remate desde la frontal de Juanra en el 36. El meta riojano la sacó de manera inverosímil con los pies, el rechace lo recogió Pedro Benito, que la mandó al fondo de la red, pero la acción estaba invalidada por fuera de juego.

La reanudación fue un calco de lo vivido en los instantes iniciales de la primera parte, con David Soto percutiendo, aunque, en este caso, con más éxito, conectando con claridad por fin con Ferrón, cuyo latigazo se marchó ligeramente desviado. Ese aviso sí fue ya más serio, pero sin continuidad. Fue un espejismo, más que un cambio de tendencia. Se resistía ese tramo de rock&roll y la efervescencia de la oportunidad del algecireño se fue disipando con el transcurso de los minutos en los que volvió la posesión desmedida sin proyección. Ni balones filtrados que hicieran añicos alguna línea ni desmarques de ruptura ni triangulaciones… La verticalidad era una 'rara avis' que aparecía excepcionalmente y apenas concedía réditos a ninguno de los contendientes.

Fue Salmerón el que decidió agitar la coctelera e introdujo a Adilson y Gorka, que por primera vez coincidía arriba con Ferrón, aunque fue testimonial, porque instantes después el ariete andaluz fue relevado por Raúl Palma. Su homólogo en el banquillo plagió el movimiento dando entrada a Coulibaly y Sergio Nieto. Pero todo seguía igual y la grada se impacientaba. El miedo a descubrirse atrás se imponía y todos los riesgos eran más que controlados, sin exponerse más de la cuenta. Lo más reseñable fue un disparo cruzado de Sergio Nieto en el minuto 77 y, poco después, un intento de Alfaro en el interior del área pequeña que no acierta a rematar y quedó en nada. Pese a todo, el guion podía haber dado un vuelco en el descuento, ya que Gorka Santamaría enganchó un disparo escorado desde la izquierda que impactó en el palo y que se paseó por la línea de gol.