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Trazos

En la mente de un depredador de niñas

Iván Orio

Sábado, 6 de diciembre 2025, 01:00

El señor Fox no es muy guapo, pero es atractivo. No viste ropa cara, pero es elegante y moderno a su manera. No es glamuroso, ... pero todas (y todos) se fijan en él. No pertenece a una clase social definida, pero se desenvuelve a la perfección en las diferentes escalas por su sobresaliente capacidad de adaptación. Estas aptitudes permiten al señor Fox convertirse en un imán de cuyo poder no puede escapar casi nadie porque las adereza con una brillante expresión oral y unos ademanes muy estudiados que transforman la manipulación en un arte. El señor Fox es un depredador de niñas preadolescentes, «gatitas», como las llama él, que no sólo hace daño a sus víctimas, sino que es capaz de ganarse la simpatía de sus familias y de frenar con su mente calculadora a toda persona que pueda suponerle un peligro para dar rienda suelta a sus perversiones.

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'El señor Fox', la última novela de Joyce Carol Oates (Lockport, Nueva York, 1938), aborda la pedofilia con un relato escalofriante de una sutileza brillante en la concepción del mal con mayúsculas. Las descripciones de los pensamientos de este cazador profesional del alma humana, un profesor de Secundaria de una academia exclusiva para chicos y chicas, son casi un tratado empírico sobre la seducción en la peor de sus acepciones. La finura de la autora para desarrollar las imágenes más desgarradoras entre depredador y víctima encogen el corazón casi hasta detenerlo. Miras y parece que no ves nada, pero está todo ahí, a unos pocos metros, en un despacho que simboliza el infierno en la tierra para un puñado de niñas que se han enamorado perdidamente de un embaucador profesional y que ni siquiera saben que lo que les ocurre es malo y mucho menos que les va a dejar marcadas de por vida.

El señor Fox

Joyce Carol Oates

Trad: Ismael Belda Sanchís

Ed: Alfaguara 720 páginas

26,90 euros

La escritora saca de nuevo a la luz su desbordante talento para dejarnos sin aire con una trama hilada al milímetro y sin opción a los cabos sueltos. Fiel a su estilo, combina con maestría la densidad y los fogonazos de ideas para alumbrar una historia en la que un paisaje lleno de contrastes es un personaje más del libro. Hay belleza e inmundicia a partes iguales en los parajes en los que el señor Fox despliega sus trampas sexuales. Apenas un kilómetro separa la naturaleza viva de la que ya está en fase de descomposición. A un lado un terreno despejado en el que hay bondad, paz, normalidad, un futuro prometedor. Al otro, un vertedero en el que las pesadillas atormentan a las presas de sus malas artes en un presente perturbador.

«Nunca revelaremos nuestro secreto, moriremos juntos y nuestro secreto morirá con nosotros. Eso me lo explicó el señor Fox, me lo explicó sólo a mí el señor Fox», escribe una víctima de 13 años en su diario. El profesor le hace sentirse única. Lo que no sabe es que también lo hace con otras. Y todas le creen.

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