Camila Sosa, escritura y travestismo
Autodiografía. Un libro sobre la propia vida pero, ante todo y más que nada, sobre la vocación literaria como una experiencia fundamental
Iñaki Ezkerra
Viernes, 30 de mayo 2025, 23:19
Cuando un escritor habla de los orígenes y las causas de la vocación literaria suele apelar a hechos, a sentimientos o a sensaciones que son ... anteriores a su escritura y que desataron esta: «Empecé a escribir porque no me gustaba la realidad», «porque me sentía incomprendido», «porque estaba solo, para acompañarme»… El caso de la escritora transexual argentina Camila Sosa Villada constituye una auténtica excepción. En ella, el proceso fue exactamente inverso. Lo dice de una forma expresa y clara en 'El viaje inútil', un libro autobiográfico en el que el oficio de escribir tiene tanto o más peso que los datos y acontecimientos de su propia existencia. O, mejor dicho, la escritura es el gran acontecimiento existencial del que ofrece toda clase de detalles y reflexiones en estas deliciosas páginas: «…yo primero supe escribir y luego aprendí a estar triste».
Publicidad
La explicación de esta inversión en el orden de uno y otro fenómeno reside en que ese padre alcohólico, intransigente y brutal, del que se fue distanciando de manera dolorosa, fue el que le enseñó a escribir en el propio hogar antes siquiera de que ella fuera a la escuela, de modo que, cuando acudió a esta, llevaba dicha ventaja sobre todo el alumnado. El aprendizaje de la escritura, como el de la lectura, en la que después inició a la autora una madre tempranamente traicionada y abandonada por ese infiel y desastroso marido, constituyen dos momentos mágicos de celebración en esa niñez traumática que discurrió en el seno de una familia disfuncional y en unos escenarios desoladores. De la localidad argentina de Córdoba, en la que nació la propia Camila con el nombre de Cristian Omar, su padre trasladó a su familia a un sórdido caserón situado en un pueblo aislado en medio del campo llamado Los Sauces, donde carecían de agua corriente y luz eléctrica. Ese traslado forzoso supuso una trágica vivencia de soledad compartida. A las carencias físicas relacionadas con las necesidades más básicas se sumaban otras que sufrió de un modo dramático el niño que ya empezaba a dar muestras de su particular naturaleza: la ausencia tanto de libertad como de cines, amistades, librerías, heladerías…
El viaje inútil
Camila Sosa Villada
Editorial: Tusquets.
112 páginas. 17,10 euros
'El viaje inútil' es ante todo un libro sobre la escritura, sobre el surgimiento de esta como la erupción de un volcán. Y ese hecho se percibe en cada una de las páginas escritas en una directa y franca primera persona, carente de la menor afectación o teatralidad. Camila Sosa es un diamante en bruto. Y este texto es de una sinceridad descarnada, pero nada exento, por otra parte, de ternura.
De su azarosa vida ya nos había hablado en la novela con la que irrumpió en la escena literaria internacional, 'Las malas', pero aquí abandona totalmente el salvajismo 'genetiano' de aquella obra de tintes autobiográficos para adentrarse en la íntima relación con su familia; con su infancia; con el hogar roto y pobre; con la tristeza y la soledad de aquellos primeros años de su vida; con lo que vino después; con la prostitución y también con el teatro, en el que, pese a sus triunfos, no acabó de encontrar un papel a su medida; con la propia escritura, que fue antes que nada y donde sí encontró una voz propia a la vez que unas autoras que la marcaron: Carson McCullers, Marguerite Duras, Wislawa Szymborska…
Publicidad
En un conocido poema titulado 'Antífona', que Manuel Machado escribió en su etapa de formación (varias fuentes lo sitúan hacia 1909) y que remite de manera explícita a una juventud golfa de tablaos y lupanares, coplas y vino, el autor sevillano identifica el oficio de poeta con el de la prostitución. De hecho, dirige sus versos directamente a una 'hetaira' de su tierra: «¡Bah! Yo sé que los mismos que nos adoran/ en el fondo nos guardan igual desprecio./ Y justas son las voces que nos desdoran.../ Lo que vendemos ambos no tiene precio».
Camila Sosa Villada va algo más lejos. Relaciona directamente escritura y travestismo profundizando en esa condición asocial de la vocación literaria que no pretende la respetabilidad de otras profesiones y oficios: «Para mi familia no debe haber existido profesión más inútil que la de la escritura. Escribir no da dinero, no compra autos, no construye casas, no se va de vacaciones, escribir no es más que perder el tiempo, lo único que se tiene. La pérdida» (página 25).
Publicidad
Ese audaz, pero no gratuito, salto de símiles –el de la poesía con el lenocinio y luego con la experiencia transexual– da fe perfectamente de la distancia cultural y sociológica que media en el siglo que separa a ambos autores y a ambas épocas.
Primer mes sólo 1€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión