El arte de disfrazar un camión
Los artefacteros logran con ingenio y muchas horas de trabajo convertir sus vehículos en escenarios móviles con los que animan la fiesta
Convertir una camioneta en un barco egipcio surcando las aguas del Nilo en apenas cuatro meses. Ese es el arte de los artefacteros, capaces de dejar irreconocibles sus vehículos para recrear el escenario móvil con el que acompañan sus disfraces en el Carnaval de Badajoz. Su manera de vivir la fiesta engancha, la prueba es que estos grupos son los que más crecimiento han experimentado en los últimos años.
Para saber cómo trabajan quienes viven la fiesta sobre ruedas, HOY ha entrado en la nave de El Nevero en la que Trimoto, uno de los artefactos más veteranos de la fiesta, y El Gallinero, uno de los más jóvenes, dan estos días los últimos retoques a sus vehículos con la incertidumbre de cómo será este Carnaval, que para ellos no está amenazado por el coronavirus sino por la nueva norma para circular por la ciudad que han conocido a las puertas de la fiesta.
A diferencia del resto de grupos del Carnaval e incluso del carnavalero de a pie, quienes hacen los artefactos no piensan en cómo van a disfrazarse ellos, sino en cómo van a disfrazar su furgoneta o su camión cuando encaran un nuevo proyecto para la fiesta. Es el vehículo el rey de su Carnaval y donde echan todo el ingenio, mientras que los disfraces de quienes van a arriba, se eligen después.
«Lo decisivo es el camión porque es lo más difícil y condiciona mucho las ideas», reconoce David Giraldo, del artefacto El Gallinero, que saldrá este año en Carnaval por segunda vez. Su padre Luis Giraldo, lleva trece años en Trimoto, uno de los artefactos más populares y más premiados, y coincide con él: «Hay disfraces que son inasumibles llevarlos a un vehículo, por eso lo primero en lo que pensamos es en cómo vamos a decorar el vehículo». El reto que tienen los artefactos cada año es hacer irreconocible sus camiones o furgonetas.
En su caso, le vino la inspiración de un videoclip de Katy Perry y a partir de ahí se embarcaron, literalmente, en convertir su camioneta en un barco egipcio de siete metros de proa a poa que va surcando las olas del Nilo. Para ello, han usado básicamente madera para la estructura, que casan con clavos con una paciencia infinita y después pintan y decoran con esfinges y símbolos egipcios. «Son tablillas de seis centímetros que vamos uniendo una a una», cuenta Luis.
El artefacto de El Gallinero es más modesto, pero han logrado con madera ligera, espuma y pintura darle la forma del famoso 'troncomóvil' de los Picapiedras.
Los materiales es otro de los elementos decisivos de un artefacto. Primero porque tienen que ser ligeros para no aportarle peso a los vehículos y, después, porque, por concurso, se valora que la decoración sea a partir de materiales reciclados. En el caso por ejemplo del artefacto de Trimoto de este año, buena parte de su estructura está hecha con la misma madera que hicieron el autobús inglés con el que salieron en la última edición del Carnaval. Reutilizan incluso los clavos, tornillos y las luces led. Y el camello y la cobra que presiden la proa y la poa están hechos con los tubos de aluminio de las campanas extractoras de las cocinas.
En ninguno falta la barra y el equipo de música, pero hay otros además que incorporan DJ, luces y hasta humo de discoteca
Hay dos cosas que no pueden faltar en un artefacto: la barra, el generador y un buen equipo de música, pero cada año las familias dan una vuelta de tuerca más e incorporan alguna virguería para sorprender al respetable, que no es tanto el jurado del concurso del desfile, como los pacenses que convierten a los artefactos en sus cuarteles generales de las noches de fiesta durante el Carnaval.
En Trimoto no hay ingenieros ni electricistas pero en su barco del Nilo llevan una mesa de mezclas par el DJ, una pantalla gigante, un cañón de humo, ocho altavoces, luces y, por primera vez este año, y una máquina de chispas frías, con las que celebrar que son parte de un Carnaval internacional.
El trabajo para sacar un artefacto en Carnaval se lleva medio año. El pistoletazo de salida para que las familias que están detrás de estos grupos se pongan manos a la obra lo marca la revisión de la ITV, a la que hasta ahora tenían que acudir con el camión o la furgoneta 'desnuda'. Una vez con la pegatina en la luna, empiezan el trabajo de disfrazar los vehículos. «Empezamos en octubre y desde entonces hemos venido todos los días, solo hemos parado una semana en Navidades», cuenta Luis.
Ese es su trabajo para un Carnaval que viven sobre ruedas en lo que son auténticas discotecas móviles. «Somos la animación de las noches de Carnaval», reivindica Luis, que cruza los dedos para que también lo sean este año.
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