Elena Sanz, amante de Alfonso XII con el que tuvo dos hijos. S. E.
Desde la Moto de Papel

El orinal de Alfonso XII en Cáceres y la Bárbara Rey del siglo XIX

Cuando Alfonso XII estuvo en Cáceres en 1881, visita de la que dejó como recuerdo un hermoso orinal, acababa de ser padre por segunda vez con su amante la cantante Elena Sanz. Cuando el rey murió la amante realizó un gran chantaje.

Sergio Lorenzo

Cáceres

Domingo, 12 de febrero 2023, 07:25

En la tertulia nocturna en el mesón de la Plaza Mayor, esta semana hemos vuelto a hablar de la visita del rey Alfonso XII a Cáceres ... , para inaugurar la línea de tren Madrid-Lisboa con el rey portugués Luis I.

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–Solo estuvo dos días en Cáceres, el 8 y 9 de octubre de 1881 –empezó a hablar Caridad–, pero esta localidad se gastó bastante dinero en amueblar dependencias del edificio del Ayuntamiento en el que se quedó a dormir, preparando un dormitorio y un despacho.

–Sí –dije yo–. Nuestro amigo el cronista Fernando Jiménez Berrocal, me ha comentado que se compró desde una cama de palosanto, divanes, sillas inglesas, un armario de luna, cortinas, alfombras... Luego, al año siguiente, se pusieron a la venta a precio de saldo, comprándolos nobles y demás gente pudiente de Cáceres.

–Todos no se vendieron –apuntó Caridad–. Quedaron valiosas lámparas de araña que aún están en el salón de plenos. Una mesa de escritorio que fue usada por los alcaldes hasta los años ochenta, y un orinal...

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–¿Un orinal de Alfonso XII? –preguntó extrañado Guinea.

–Sí –continuó el compañero–. Es muy bonito, con tulipanes de colores, con asa y tapadera. No sabemos si su alteza lo utilizó, pero ha presidido más de una vez una mesa en recepciones en el Ayuntamiento sirviendo de florero. La mesa y el orinal están en el Museo Municipal, que es una pena que lleve años cerrado.

El orinal ha presidido mesas en actos oficiales al ser usado como florero. HOY

–Lo que más gracia me hace a mí –indicó el difunto Sanjosé– es lo que escribió de la visita del Rey el monárquico Miguel Muñoz de San Pedro, el Conde de Canilleros. Mirad lo que dijo cuando el día 9 fue andando entre los cacereños para coger el tren de vuelta a Madrid, en la estación que estaba en Los Fratres –sacó de un bolsillo de su gastado abrigo negro el libro 'La Ciudad de Cáceres' y leyó–. «La muchedumbre vibraba de emoción al paso de aquella juvenil majestad, de aquel mozo tan arrogante y tan español, que avanzaba a pie, confundido con sus súbditos. Una viejecita gritó, alarmada, viéndole ir así: «Pero, Dios mío, ¿Cómo dejan ir solo a ese niño, expuesto a que le pase algo?». «No se alarme usted –respondió uno de los mocetones que seguían al Rey–. Más seguro va entre nosotros que entre cien mil bayonetas»...

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–¿Y qué es lo que te hace gracia? –le preguntó su nieto Juan, que estaba con nosotros al haber terminado el horario de la cocina.

–Pues que 'el niño' ya la había liado. Cuando vino a Cáceres tenía 24 años y acababa de tener su segundo hijo con su amante, la cantante de ópera Elena Sanz.

–Cuenta, cuenta –dijo Ana.

Alfonso XII se casó con María Cristina de Habsburgo, dos meses después tuvo su primer hijo con su amante. S.E.

–Bueno. Ya sabéis que Alfonso XII se casó dos veces. La primera, cuando tenía 20 años, con su prima María de las Mercedes, pero ella se murió a los pocos meses. Cuando se quedó viudo es cuando se enamoró de la cantante, lo mismo que haría el rey Juan Carlos I con Bárbara Rey. Alfonso XII compró para su querida una casa cerca del Palacio Real de Madrid y empezó a hacer una segunda vida. Se tuvo que casar con 22 años con la estirada María Cristina de Habsburgo-Lorena, a la que los españoles llamaban Doña Virtudes. A los dos meses de casado, tuvo con la cantante su primer hijo al que, para mayor inri, llamaron Alfonso igual que el padre. En 1880, un año antes de venir a Cáceres, los reyes tuvieron a su primer hija; pero en febrero de 1881 tuvo su segundo hijo con Elena, al que llamaron Fernando. Entonces Doña Virtudes se plantó y le dijo a su marido que o la amante se iba de España o se iba ella. Y Elena se fue a París con una asignación mensual. No obstante, Alfonso XII siguió con más amantes.

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–Vaya, igualito que el rey en el exilio –dijo cabeceando Ana.

–Sí. Alfonso XII se murió en 1885 de tuberculosis, con 27 años. Y la reina viuda, que tenía en su vientre a Alfonso XIII, cortó el grifo de dinero a la amante real. Entonces ella hizo chantaje. Dijo que o le entregaban dinero... o daba a la prensa 100 cartas de amor que le había mandado Alfonso XII.

–Chacho. Igual que la Bárbara Rey. –Señaló asombrado Guinea.

–Elena consiguió así una fortuna. Se dice que unas 750.000 pesetas de entonces, que igual podrían equivaler a los alrededor de cuatro millones de euros que se asegura que se pagó a la vedete por unos vídeos subidos de tono de Juan Carlos I.

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Los dos hijos no reconocidos de Alfonso XII: Alfonso y Fernando que fue medalla de plata en ciclismo en los Juegos Olímpicos de París en 1900. S.E.

–¿Y qué pasó con los dos hijos no reconocidos del Rey? –Preguntó Guinea después de dar un largo sorbo a su cerveza.

–Cuando murió su madre en 1898 de tuberculosis (igual que su amado), los dos hijos reclamaron en los tribunales la parte de la herencia de Alfonso XII que les correspondía. Mostraron cartas comprometidas de él, porque su madre se había quedado con algunas; pero los magistrados dijeron que eran falsas. De aquella no había pruebas de ADN y no tuvieron suerte. El mayor se buscó la vida en América y murió en 1970; el pequeño falleció joven, en 1922. Éste era un buen deportista, llegó a ser medalla de plata en ciclismo en los Juegos Olímpicos de París de 1900.

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–¡Vaya historia! –afirmó Caridad– La verdad es que la jodienda no tiene enmienda...

–Sí. Sobre todo la de sus altezas –sentenció Ana.

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