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Pablo Montesino y Cáceres (1781-1849) en un retrato de la Facultad de Educación de la Universidad Complutense. Foto José Pastor Villegas
Desde la Moto de Papel

El médico extremeño padre de la Pedagogía tras huir al ser condenado a muerte

El médico Pablo Montesino (1781-1849) fue uno de los 68 diputados que votó la destitución de Fernando VII. Cuando volvió la monarquía absoluta le condenaron a muerte y huyó a la isla de Jersey, en donde educó a sus nueve hijos

Sergio Lorenzo

Cáceres

Domingo, 9 de abril 2023, 10:46

Con una Plaza Mayor rebosante de gente por las procesiones, Juan andaba llevando raciones a las mesas de la terraza para ayudar a los camareros. ... Hacía calor, el cocinero tenía una camiseta y Caridad, dejó una morcilla en el tenedor camino de su boca, para preguntarle:

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–Oye, Juan. ¿Qué es eso que tienes en el brazo? ¿Un tatuaje?

–Sí –dijo sonriendo, levantando la manga de la camiseta para que lo viéramos mejor– Es Jack, ya sabes que quiero mucho a tu perro.

–Hombre. ¡No me jorobes! – dijo tirando el tenedor con la morcilla en el plato– Te pones ahí al perro, y no te tatúas por ejemplo a tu abuelo, a Sanjosé, que es la persona que más a hecho por ti, que es quien te ha sacado de la mierda en la que estabas. ¡Es que es alucinante!

–Bueno, me voy a la cocina que hay mucho trabajo. Ya lo hablamos –se disculpó Juan.

–Eres un joío cascarrabias –le regañé cuando se fue el bueno de Juan– ¿Por qué tienes que meterte con el muchacho?

–Porque no quiero que sea como esos que dan más importancia a los animales que a las personas. ¡Hay que educarle!

Nos fuimos porque levantaron la terraza al pasar por allí una de las procesiones nocturnas. Quedamos en recoger a Juan cuando terminara, y nos fuimos al bar La Conce. Allí, tomando algo mientras veíamos la luna llena sobre las palmeras, se nos apareció Sanjosé.

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–¿De qué estáis hablando? –preguntó el difunto.

–De educación –dijo el fotógrafo Guinea–. Que aquí el compañero Caridad parece que sabe mucho de eso.

–No lo sé –sonrió Sanjosé–. El que sí sabía de educación fue un médico extremeño que está considerado el padre de la Pedagogía en España. Un personaje muy peculiar.

–¿Quién era? –pregunté.

–Pablo Pedro Montesino y Cáceres, que nació en Fuente el Carnero, un pequeño pueblo de Zamora, en 1781. En 1806 se licenció en Medicina en Salamanca, y se vino a ejercer de médico a Extremadura. Según ha investigado José Pastor Villegas, fue médico del Ejército entre 1807 y 1814, le cogió la Guerra de la Independencia (1808-1814). Vivió en Valencia de Alcántara, en donde se casó con Teresa Estrada Benavides. Fue director médico de dos famosos balnearios: el de Baños de Ledesma en Salamanca, y el de Alange en Badajoz...

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–¿Cuándo empieza lo interesante? –interrumpió Guinea.

–Espera, hombre, espera. Se metió en política. Fue diputado liberal a Cortes por Extremadura en 1822. Y en Sevilla estuvo entre los 68 valientes diputados que dijeron que Fernando VII, el peor rey de España, no podía reinar porque estaba loco. Eso fue el 11 de junio de 1823. Cuatro meses después, con la intervención del ejército francés de los 'Cien Mil Hijos de San Luis' se restableció la monarquía absoluta, y Pablo Montesino tuvo que huir porque a los 68 valientes les condenaron a muerte.

Pablo Montesino fue condenado a muerte en 1823 al ser uno de los diputados que votó la destitución de Fernando VII Goya

–Eso mismo le pasó al cacereño Álvaro Gómez Becerra –apuntó Caridad.

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–Exacto. Gómez Becerra fue uno de esos diputados. Escapó desde Cádiz a Gibraltar escondido en un barco de pesca. De allí a Malta. En el caso de Pablo se escapó también por barco, pero desde Portugal a Londres, y luego a la hermosa isla de Jersey, en el Canal de la Mancha. Allí es donde se convirtió en un gran pedagogo, estudiando a los mejores, porque se fue con la familia y estaba obsesionado con educar bien a todos sus hijos.

–¿Cuántos tuvo? –Pregunté.

–Nueve entre 1808 y 1823. Pastor Villegas señala que todos nacieron en Valencia de Alcántara, menos el pequeño que lo hizo en Malpartida de Cáceres unos meses antes de huir. Después de once años de exilio, toda la familia regresó y Pablo Montesino comenzó a ocupar cargos importantes en Madrid hasta que se murió en 1849, con 68 años. Fue director de la Imprenta Nacional y del Boletín Oficial de Instrucción Pública. Escribió un manual para los maestros de escuelas de párvulos, fundó la primera escuela de párvulos en España y lo que es muy importante: creó y dirigió la primera Escuela Normal...

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–¿Cómo que normal, es que las había anormales? –Metió baza Guinea.

–¡No seas botarate! Se llamaba Escuela Normal porque venía del francés École Normale, proviene del vocablo 'norma' o 'método', porque enseñaba los métodos a los nuevos maestros. Nuestro Pablo la puso en funcionamiento en Madrid en 1839 y luego se extendieron por toda España. En Cáceres la Escuela Normal empezó en 1842, la de hombres; la de mujeres en 1856. Ahí se formaron muchas de las maestras y maestros que salen en esas fotos que tanto te gustan de escolares de hace un siglo.

Año 1916. Profesor y alumnos de una escuela que estaba en el Arco del Cristo. Del libro 'Cáceres ciudad inmemorial'

–¿Y qué tan salieron los hijos que educó? –preguntó Caridad.

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–Hombre, uno fue el famoso Cipriano Segundo Montesino. Ya sabes, el ingeniero de Valencia de Alcántara que fue uno de los 13 sabios internacionales que decidieron cómo sería el Canal de Suez. Su padre decía que los niños no tenían que ser loros que repitieran cosas, que el maestro tenía que ver sus potenciales. Como lo que tú hiciste con Juan, que descubriste que era un buen cocinero.

Caridad se quedó pensativo. Cuando fuimos a recoger a Juan escuché que le dijo: «Oye, perdona lo que te dije antes. Puedes tatuarte lo que quieras; pero sólo te repito lo que me decía mi abuela: 'No olvides que un can es un can y una persona es una persona». Guinea también le escuchó y me susurró al oído: «Debe estar chocheando. Es la primera vez que le veo pedir perdón a alguien».

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