Hosteleros cacereños anticipan la prohibición de fumar en las terrazas
Negocios del Vivero y Cabezarrubia tienen espacios exteriores sin humo, pero admiten que no todos los clientes lo respetan
Sanidad tiene en el centro de la diana el tabaquismo y ha lanzado una iniciativa que pretende poner en jaque al humo en las ... terrazas y veladores. Si la idea prospera, esas imágenes de grupos más o menos amplios en pleno esparcimiento, con sus consumiciones y cigarro en mano, o personas solitarias que apuran la última calada mientras dan otro sorbo al café tendrán fecha de caducidad. El Ministerio plantea extender la prohibición de fumar a esos espacios abiertos de los negocios de hostelería. Lo que para los consumidores habituales supone un problema para otros sería un alivio. Pero más allá de cómo se vayan concretando esas medidas, los hosteleros cacereños se preguntan cómo les afectará. Algunos hace tiempo que se anticiparon a la futura normativa y optaron por prohibir el tabaco en sus terrazas.
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«Lo hicimos pero pocos lo cumplen. No todos los clientes lo respetan», admite el responsable de uno de ellos. La Matinée, en la zona de Cabezarrubia, se adelantó. En la terraza, una señal de prohibición se mantiene. No hay ceniceros en las mesas y la intención de evitar humos innecesarios se prolonga. No es fácil, pese a todo. La pareja que lo regenta reconoce que lo ha pasado mal por esta cuestión, e incluso han llegado a perder clientes que no entienden esa medida. De hecho, prefieren no ahondar en el asunto para evitar conflictos.
A pocos metros de allí, ya en la barriada del Vivero, está un clásico. El Lago es popular por sus tapas de morcilla y cuenta con una clientela fiel. Su gerente, Javier Cortés, no está de acuerdo con una hipotética ley que vete el tabaco en el exterior. La de El Lago es una terraza amplia, con una decena de mesas en servicio una mañana cualquiera. Al fondo, hay otro espacio anexo, con laterales protegidos y toldo. Esa parte de la terraza es la que tiene bajo control a los fumadores. Pero lo hace «aplicando el sentido común y para evitar molestias a los clientes», señala Cortés. En julio cumplirá 20 años este clásico de la hostelería cuyo responsable trata de conciliar sin polémicas los gustos de su clientela. Los que acuden allí con asiduidad ya saben que si se llena el anexo lateral tendrán que irse a la otra zona para poder fumar. «Intentamos que sea un espacio sin humo. Hay una parte abierta y ahí si se puede fumar con toda normalidad», reseña.
«Es algo lógico. Yo fumo y no se me ocurre irme a la parte protegida si por ejemplo están allí familias y hay niños pequeños. Hay sitio para todos fumadores y no fumadores», responde Adrián, veterano fumador de puros y cliente habitual.
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«También hubo quejas cuando se prohibió fumar dentro de los bares hace años. Y no ha pasado nada»
José María Caballero
La Cafetera
A media mañana, un hombre de unos 45 años apura su cigarrillo y sube las escalinatas que conectan la terraza con el interior de La Cafetera. Es uno de los bares de la zona de los obispos, reconvertida al ocio tras la peatonalización. El humo sobrevuela las mesas con toda normalidad. Y así seguirá siendo mientras la ley no diga lo contrario, aclara José María Caballero. Este veterano hostelero pronostica que no viene ningún tsunami con los planes antitabaco del Ministerio. «Ya iba a ser un desastre cuando se prohibió fumar dentro por primera vez en 2005. Se habilitaban zonas de fumadores y hubo protestas cuando se decidió prohibirlo definitivamente. ¿Qué ha pasado? Pues nada, que nos hemos adaptado todos. No hay más», resalta. Según él, eso será lo que pase cuando se prohíba el tabaco en los veladores, si finalmente prospera la idea.
Fuga de clientes
«No creo que se vayan a ir los clientes por no poder fumar. Al contrario, también puede ocurrir que vengan otros que se sientan a gusto sin la molestia del humo a su alrededor», concluye. Para Javier Cortés, de El Lago, por contra, si se aplica una normativa restrictiva con el tabaco en las terrazas lo notarán de forma negativa los bares y restaurantes. «Esa ley nos haría mucho daño», asume.
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Algunos negocios se anticiparon pero dieron marcha atrás en esa prohibición de fumar en sus veladores. Es el caso de La Chamba, en Virgen de la Montaña. El encargado del bar había colocado un cartel en la cristalera de la terraza en el que aparece la señal de prohibido con un cigarro. Se puede leer «espacio sin», con el humo sobrevolando el cigarrillo. Se destaca esa prohibición de fumar en las mesas. Y se marcaba una distancia de dos metros. Esa situación se vio superada y se ha vuelto a una cierta normalidad, puntualiza detrás de la barra el responsable del negocio. «Lo aplicamos hasta hace un tiempo, como una medida más por la pandemia y para evitar riesgos. Luego pasó la covid y decidimos volver a lo de siempre. Ahora se puede fumar en la terraza», comenta.
También el presidente de los hosteleros de la provincia, César Martín Clemente, ha roto una lanza ya en favor de la necesidad de avanzar contra el tabaco en las terrazas. En la misma idea expresada por compañeros como José María Caballero, Martín Clemente cree que los posibles clientes que se 'fuguen' si no les dejan fumar se verán compensados por otros nuevos que vengan.
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«No sé si legalmente puedo decirle a un cliente que no fume»
Por ahora se sabe que la medida no será inminente. La semana pasada la Comisión de Salud Pública, en la que están los representantes en materia sanitaria de las diferentes comunidades autónomas, descartó una primera votación para ese borrador del llamado Plan Integral de Prevención y Control del Tabaquismo 2024-2027. Los objetivos se mantienen en busca de una primera generación de españoles ajenos al tabaco. Sin embargo, de momento está en suspenso. La propuesta va más allá de la simple prohibición ya que, en la línea de lo que expresan hosteleros cacereños también, trata de proteger a los llamados fumadores pasivos, sobre todo en el caso de los menores de edad. Es lo que hace la propiedad de El Lago, en el Vivero, en una parte de su velador que está al aire libre pero cuenta con área protegida y toldos. Si se llena de clientes y se cierra por completo, está restringido para los fumadores. «Lo hablamos con ellos y normalmente no hay problemas porque está la otra parte de la terraza en la que sí es posible fumar, pero legalmente no tengo claro que podamos decirle a una persona que no fume», admite Javier Cortés. Esa situación se ha producido en establecimientos en los que la prohibición de fumar ha tenido luces y sombras por la resistencia de algunos clientes. «Si alguien me dice que va a fumar, ¿qué puedo hacer yo?», se pregunta otro hostelero.
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