Final feliz para Pepino, el perro secuestrado en Cáceres que pasó cinco días desaparecido
Robo al descuido. ·
«Me preguntaba a cada rato si tendría comida», relata Inés Solano, de 84 años, a la que sustrajeron su Pomerania mientras recogía sus medicinas en la farmaciaInés Solano es viuda, tiene 84 años y su principal compañía en su piso de la calle Lima, se llama 'Pepino'. Este ejemplar de Pomerania ... le ha acompañado cada día y cada noche en los últimos tres años. El lunes 25 de noviembre se lo quitaron a las puertas de la farmacia del Perú. Inés, que no se separa del perro ni un instante, ha vivido cinco días de incertidumbre, después de denunciar el caso. La Policía la llamó el viernes 29 por la noche para darle la mejor noticia: lo había recuperado.
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Entre tímido y juguetón, Pepino se muestra coqueto y enseña su pelaje de color marrón claro que apenas deja ver el collar rojo con pequeñas estrellas que luce en el cuello. La rutina diaria deja escenas en las que Inés y su perro recorren las calles del barrio en su paseo. La mujer lo coge entre sus brazos y lo abraza. Es media mañana del domingo. Esa imagen tan entrañable había sido imposible verla entre el lunes y el viernes. «He pasado cinco días terribles. Solo pensaba en cómo estaría Pepino, si comía, si tenía agua, si se encontraría bien», cuenta Inés con el miedo aún metido en el cuerpo.
La odisea para ella comenzó a las puertas de la farmacia de la calle Sanguino Michel. Entró como hace habitualmente a recoger sus medicinas y dejó a su perrillo atado a la puerta del establecimiento, con su correa fija en uno de los pivotes que impiden que los coches se suban a la acera. Fueron apenas unos minutos, pero cuando la señora salió del establecimiento, Pepino había desaparecido. En ese momento le dio un vuelco el corazón. No podía imaginar lo que había sucedido, un individuo se había llevado al animal.
La barriada del Perú y sus negocios se llenaron de carteles para encontrar al perro de Inés, una viuda octogenaria que lo tiene con ella desde 2022
«Siempre salgo con él. Fui a por la medicina y lo que hice es lo que hago otras veces. Lo dejé con el cordel atado en la puerta y yo me quedé dentro esperando a que me atendieran. Miraba de vez en cuando fuera. Y de repente no lo vi. Incluso me dijo la encargada: '¡A ver si no lo has traído...'. Pero yo sabía que había pasado algo, porque ya no estaba allí», recuerda Inés. Fue entonces cuando en la propia farmacia comprobaron que la preocupación de la dueña de Pepino estaba fundada. La desaparición de su mascota era un hecho. «Me dijeron que me quedase tranquila, que iban a mirar la grabación de las cámaras. Y allí salía, un hombre que lo cogió y se lo llevó», explica la octogenaria. Carmen, la encargada de la farmacia, rememora lo ocurrido. Se ve a un hombre que sube la calle y mira al perro. Luego el individuo se da la vuelta para regresar sobre sus pasos y sin perder de vista a Pepino, lo coge y se va con él como si tal cosa. Los Pomerania son una raza muy cotizada. Se trata de perros de pequeño tamaño, que apenas llegan a pesar tres o cuatro kilos. Una simple búsqueda en Internet permite comprobar que se pueden pagar más de mil euros por ellos en algunos casos.
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En el vídeo que se grabó con la cámara de la farmacia se ve a un individuo que se da la vuelta y se lleva al animal
«La Policía Nacional indagó y nos mandó un requerimiento para hacerse con las imágenes grabadas», reseña Carmen. Se refiere a una cámara de vídeo que está en el interior de la farmacia, pero cuyo ángulo llega hasta la puerta de entrada y parte de la vía pública. Por eso se puede ver la secuencia de los hechos.
Recuerdo
Para Inés fueron unos días interminables. Presentó denuncia por la sustracción de su mascota. Cada jornada ha sido un suplicio, un recuerdo constante sobre cómo estaría el perro. «Es muy cariñoso, muy delicado. Yo estaba triste, no solo por mí sobre todo por él. Me preguntaba en cada momento si comía y si le faltaba algo. Ya son tres años juntos», prosigue su relato. Pepino, sano y salvo ya, intenta a duras penas comerse una galleta.
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El viernes por la noche, cinco días después de la desaparición del perro, cuando estaba en su casa, Inés Solano recibió una llamada en su teléfono. Era de la Comisaría de Cáceres. Le preguntaron si podía desplazarse para recoger al animal, había sido localizado. «Me puse muy nerviosa pero no dejé pasar ni un momento. Llamé a un taxi y me fui directa a por Pepino. Cuando lo vi sano y salvo me emocioné», resume mientras Satur, otra vecina del Perú, le pregunta por la aventura sufrida: «Cuando me la encontré le di un abrazo. Sé lo que ha pasado la pobre Inés. El perro es de la familia para ella».
La barriada del Perú se llenó de carteles para encontrar a Pepino. Amigos y familiares de Inés habían distribuido la foto del animal y un teléfono de contacto por si alguien lo había visto. Uno de los negocios era la churrería de Yoyo. «Pobrecilla, nos daba mucha pena. Preguntábamos entre los clientes por si alguien sabía algo del perro», señala María, la responsable de este negocio.
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Vecinos
«Soy vecino de Inés, la conozco hace años y lo que ha pasado sin el perro ha sido un suplicio. Ahora está con otra cara, feliz con el animal», añade Luis, que reside en el mismo bloque de la calle Lima. Dice que, cuando la mujer fue a Comisaría, los agentes le entregaron el animal. Allí había un hombre que facilitó la devolución del perro a su dueña.
La Policía Nacional no ha dado ninguna versión. No aclara si ha sido detenido el autor de la sustracción, un individuo sobre el que no se conocen detalles pero cuya figura se perfila en las imágenes que grabó la cámara. Tampoco ha trascendido si Inés pagó alguna cantidad por recuperar a Pepino. Unos vecinos hablan de una propina para el hombre que estaba en la Comisaría cuando fue a por el perro y otras versiones aluden a un 'rescate' directamente. «No sé nada más. Tampoco quiero seguir con esto. Al final veo que me cuesta dinero si mantengo la denuncia», asume Inés. Quiere pasar página.
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Secuestro canino o un simple robo, el final feliz de la historia de Pepino permite que se pueda ver al perro y a su dueña, como cada día, por el Perú. Y tan contentos.
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