Es el animal que simboliza la paz y tiene ciertos toques de romanticismo pero tal y como las vemos en las ciudades, como una plaga ... , parecen suscitar pocas simpatías. «Es un tema que nos preocupa desde hace mucho, porque estamos todos de acuerdo en que las palomas degradan las estructuras, en concreto una muralla como la nuestra, que está hecha de tapial, con muros de tierra y cal que se horadan muy fácilmente, sobre todo si allí se colocan los nidos». Bajo estos argumentos explicaba la pasada semana el concejal de Patrimonio José Ramón Bello la necesidad de poner en marcha un sistema para la reducción de las colonias de palomas en la ciudad monumental, un problema que asedia a todas las ciudades con un rico patrimonio como es Cáceres, y que genera quejas desde diferentes sectores.
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Bello anunció, en el marco de la presentación de todas las inversiones de su concejalía con cargo al próximo presupuesto municipal, la puesta en marcha de unas medidas que, con un montante de 15.000 euros y con actuaciones a lo largo del año, abordan el traslado progresivo de estas especies a otras zonas. El edil indicó que esta fórmula, que se ha articulado en otras ciudades Patrimonio de la Humanidad, en lugares como el Teatro Romano de Mérida «ha dado buenos resultados». Se ponen comederos a donde acuden las palomas y luego, a través de jaulas, se las llevan a «otros sitios». Y en este punto precisamente en donde surgen todas las dudas. Bello no precisó cual es el lugar en el que estas aves, que pueden llegar a vivir durante seis años, encuentran su nuevo hogar. «Se trasladan fuera de la ciudad, a sitios mejores». A la pregunta sobre una posible exterminación de las palomas dijo que no, pero apostilló: «que sepamos nosotros». Ayer mismo el concejal afinó su postura: «en ningún caso se van a exterminar».
Según ha sabido este diario hay empresas que, sin explicarlo de una forma abierta, terminan destinando estas especies a actividades de tiro o las dedican a la alimentación de otros animales. Al contrario de lo que sucede con plagas como las de roedores o las de insectos, en la que las empresas muestran a las claras que el objetivo es el exterminio, en este caso el destino final de esta especie se deja en la indeterminación.
Bello señala que aún no se ha contratado a la empresa que se encargará de resolver este problema. «Se hará un pequeño pliego y se pedirá presupuesto a varias empresas, siguiendo el procedimiento habitual de las contrataciones menores».
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«Es un tema que estamos trabajando mucho, y es la única solución que nos quedaba, nos hemos reunido con veterinarios que están desarrollando proyectos similares en Cádiz y lo que hacen es montar zonas donde se traslada de forma efectiva la colonia».
Es precisamente el destino de las aves el que preocupa a asociaciones como Animales Monumentales, que el pasado jueves, después de conocerse el anuncio de esta propuesta, escribió a una trabajadora del Ayuntamiento para interesarse sobre la empresa que se va a contratar para estos trabajos y sobre qué se haría con las aves.
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Para Bello es complicado mantener el equilibro teniendo en cuenta la diversidad de la Ciudad Monumental. Hay soluciones que no pueden ponerse en marcha por ser la ciudad monumental zona protegida zepa, donde anidan especies como el cernícalo primilla. «Vimos todas las opciones: pienso esterilizante, cetrería, drones, y la mejor y qué más éxito está teniendo es el traslado de las colonias».
Experiencias
Juanjo González, experto en aves y miembro de Animales Monumentales, explica que hay «métodos éticos» que permiten ir reduciendo el número de colonias sin tener que eliminarlas. En Barcelona, según la información que aporta, llevan 20 años realizándose campañas de exterminio, con la muerte de unas 60.000 palomas al año. Para González sería interesante poner en marcha propuestas como la de Valencia, que cuenta con una red de palomares ecológicos donde se controlan las nidadas a través de pienso anticonceptivo y donde se sustituyen sus huevos por huevos falsos para evitar que nazcan nuevos pichones.
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Considera importante también que se tapien las viviendas antiguas o abandonadas que terminan convirtiéndose en un lugar en el que las palomas hacen sus nidos. «Atrapar todas las palomas y eliminarlas es un método arcaico que no sirve para nada, en pocos meses vuelven a ocupar ese sitio otras palomas», destaca González.
No es la primera vez que se ponen en marcha actuaciones para eliminar estas colonias. En el año 2017 la Dirección General de Medio Ambiente de la Junta de Extremadura puso en marcha en la región el proyecto 'Life Zepaurban', financiado por la Unión Europea. Con él se pretendía que, a través de la adecuación de los nidos de once edificios de la ciudad monumental, solo pudieran anidar en ellos los cernícalos primilla. La iniciativa fue fallida. Las palomas siguen, como vemos, campando a sus anchas.
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