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Soportales de la Plaza de Santa María en Guadalupe. Conde de Polentinos
Desde la Moto de Papel

Bragueros a cinco pesetas en la Guadalupe de 1920

El Conde de Polentinos realizó interesantes fotografías de Guadalupe cuando participó en un viaje que realizó la Sociedad Española de Excursiones en 1920

Sergio Lorenzo

Cáceres

Domingo, 8 de enero 2023, 07:38

Habían pasado solo unos minutos desde las campanadas cuando llamé a Manuel Caridad, al que imaginaba en su casa con la única compañía de su ... perro Jack.

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–¡Feliz año 2023! –Le dije con alegría.

–¡Déjate de paparruchas! Si quieres felicitarme el año ven por casa, que estoy aquí con Guinea y su novia Ana. –Y el dechado de simpatía me colgó.

Me extraño que Guinea estuviera en su casa, porque la última vez que les vi juntos no se hablaban. Al dar por concluida la cena familiar fui con mi mujer a la casa de Caridad, junto a la torre de la Plaza de Antonio Canales, llevando una botella de cava de Almendralejo.

Tras el recibimiento con abrazos, Ana nos contó qué había ocurrido; mientras Salvador Guinea y Caridad se enfrascaban en buscar una cosa por internet que decían que no podía esperar: «Resulta que él –dijo señalando a su novio– quería hacer las paces con Caridad. Sabíamos que Juan, el nieto de Sanjosé, le había dejado una buena cena de fin de año preparada, porque él tenía que trabajar en el mesón de la Plaza Mayor. Nos vinimos a las nueve de la noche con nuestra cena, preparados para compartirla con él; pero se negó a abrirnos. Nos vio por la mirilla de la puerta y soltó: 'Ya podéis iros por donde habéis venido, y perdona Ana, que no tienes culpa alguna, pero no tengo ganas de ver a indeseables». Entonces Salvador sacó su portátil de la mochila y le dio en su punto débil, porque ha encontrado unas fotos antiguas de Guadalupe del Conde de Polantinos. Le pidió que viera por la mirilla lo que le iba a enseñar, y Caridad abrió al ver una vieja foto de la fachada del Monasterio con unos señores con bombín y una tartana, un carro antiguo».

Fachada del Monasterio en 1920, a la izquierda hay una tartana. Conde de Polentinos

Una vez dentro de la casa, el fotógrafo le fue enseñando imágenes estereoscópicas de Guadalupe, que era las que hacia el Conde de Polantinos. «Caridad está como loco de contento con las fotos –dijo Ana–. La verdad es que son curiosas. Hay una de mujeres del pueblo con niños, algunos descalzos; también hay otra de señorones y señoronas con un fraile; hay zonas del monasterio en ruinas. Están los hermosos arcos de Guadalupe, y los soportales de la Plaza. Cenamos todo contentos, tomamos las uvas, brindamos y ahí se han puesto los dos a buscar de cuándo serán las fotos».

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Mientras nosotros charlábamos y escuchábamos música, ellos buscaban en los boletines de la Sociedad Española de Excursiones, a la que pertenecía el conde fotógrafo. Guinea en su portátil y Caridad en su ordenador de mesa.

–Esto es muy difícil –se quejaba Guinea–. Es que el boletín se publicó entre 1893 y 1932. Son muchos años.

–¡Qué no! –Le decía el otro– Hay que buscar sin rendirse. Vamos a ver. El conde hizo fotos de Cáceres y Plasencia en 1905, y de Trujillo en 1928... Por esos años tuvo que ser.

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Buscaban y no encontraban. «Vamos a mirar bien las fotos, a ver si damos con una pista», dijo Caridad. Su compañero de fatigas se dio cuenta entonces de una fotografía de una puerta blasonada que tenía un rótulo de 'Carnicería'. Había carteles pegados en la pared.

–Mira. Aquí hay un cartel con dos nombres destacados: Calixta Sánchez y Carlos Suñol –señaló Guinea.

–Serán actores de teatro. Hay que ver en qué año recorrieron España –dijo el otro.

Carnicería y carteles pegados en la pared. Conde de Polentinos

Pasó el tiempo. De pronto gritó el Chispacero: «¡Aquí está! Aquí salen sus nombres en un ejemplar de 1920 de 'Correo de la Mañana' –se puso a leer–: 'Carlos Suñol. Ortopédico. Aviso a las señoras. Este conocido ortopédico de Madrid recibirá en consulta, completamente gratis, a cuantos necesiten algún braguero o aparato ortopédico, el día 27 del actual en Badajoz, Hotel Galea, de 9 a 2, acompañado de su esposa la peritísima ortopédica doña Calixta Sánchez, con la cual tratarán exclusivamente las señoras que necesiten alguna faja, braguero o aparato ortopédico. Las señoras ya no tendrán que tener reparos en que un hombre las tome medidas, pues tratarán, única y exclusivamente con una ortopédica. Bragueros desde cinco pesetas'. También indica que estarán el día 26 en Mérida, en el Hotel Comercio. ¡Y tú decías que eran actores! ¡La leche que mamaste!».

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Caridad cortó la chanza. «Muy bien. Ya sabemos que pudo ser en 1920... ¡A buscar en los boletines de ese año!» Tardó sólo 15 minutos en encontrarlo. «¡Aquí está ! En el boletín de septiembre de 1920». Los dos se abrazaron con alegría, celebrando el triunfo.

Mujeres y niños de Guadalupe, algunos de ellos descalzos. Conde de Polentinos

Nos levantamos, y fuimos hacia el escritorio de Caridad, que empezó a contar detalles de la excursión a Guadalupe leyendo el ejemplar en su ordenador. Resulta que la excursión la hicieron en la Semana Santa de 1920. A las siete y media de la mañana del sábado salió el auto de Madrid con 25 excursionistas, «más tres ordenanzas y una sobrecarga de equipajes». En el camino, a las diez, pararon a desayunar vino de Jerez y conservas del restaurante Lhardy que llevaban. Comieron en una fonda de Talavera de la Reina, y a las diez de la noche llegaron a Guadalupe. Quien realizaba la crónica del viaje, de 27 páginas, era José Santiago Garnelo y Alda (1866-1944), el pintor del famoso cuadro 'Primer homenaje a Cristóbal Colón', que fue subdirector del Museo del Prado y director de la Academia Española de Roma. Garnelo escribió sobre las maravillas que atesora Guadalupe, y también cuenta que el domingo el pueblo se despertó con diana y cohetes, asistiendo a la procesión de la Virgen: «Todo el mundo llena las calles –cuenta la crónica–. La Imagen en andas, bajo palio, con todos los atavíos eclesiásticos y nubes de incienso, es aclamada con reverencia, y una compañía de adolescentes exploradores tocan aires militares y flamean la bandera española».

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Saqué entonces el cava de la nevera, en donde lo había medito al llegar, y brindamos por el éxito logrado por Caridad y Guinea, por el nuevo año y también... por la amistad.

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