t La arqueta que está junto a la casa de Soledad, donde se acumula agua sucia. ÁNGEL MÁRQUEZ

Los vecinos de las 800 cansados de convivir con las aguas sucias

Rotura. Piden una solución a las instituciones ya que ni la Junta, que construyó las viviendas, ni el Ayuntamiento les escuchan

María Isabel Hidalgo

Lunes, 5 de mayo 2025, 07:40

Cuando hace calor, se evaporan los restos de agua sucia que con la lluvia se agolpan a las puertas de la casa de Soledad Lucio. ... Esta vecina de la calle Gévora, en el barrio pacense de las 800 lleva un año sin abrir las ventanas de su casa. «Al lado de la ventana de mi habitación hay un imbornal que lleva más de un año atascado, soy yo quien lo limpia. Junto a él pasa el colector de las aguas residuales que esta atascado y cuando llueve toda el agua sucia llega a la puerta de mi casa», relata Soledad, que está cansada de esta situación porque el agua que se acumula en su puerta es un foco de atracción de insectos y roedores.

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Una situación que se repite en todo el barrio, pues hace unos días Manuel Vila Simón tuvo que pagar 90 euros a la empresa que desatascó el colector general de las aguas sucias que pasa por la puerta de su casa. «De eso se deberían haber hecho cargo las administraciones, pero como no nos escuchan y nos ignoran, lo he tenido que costear yo porque sino la tubería de la calle revienta y los daños son para mi casa», cuenta Manuel, que lleva 45 años viviendo en el barrio y asegura que ahora está peor que nunca.

«Es una vergüenza que seamos nosotros quiénes tengamos que costear lo que le corresponde a las instituciones. Esto es una tubería general de la red pública y no debería haber pagado yo la avería porque ya pagamos nuestros impuestos como todos los pacenses», subrayaba enfadado.

«Quiero una solución para las tuberías porque pago impuestos como todos», dice la vecina

Por su parte, la empresa que ha limpiado el colector asegura que en unos meses las tuberías se volverán a atascar ya que están muy deterioradas y hay una rotura que es lo que provoca la obstrucción en la general.

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Por ello, los vecinos piden una reparación general en la red de saneamiento. Pero esta solución no llega porque, aseguran, las instituciones les tienen abandonados.

Este barrio, conocido como la UVA, Unidad Vecinal de Absorción, fue creado por el Gobierno en 1964. Iba a existir durante unos diez años, mientras se reubicaba a sus vecinos en otras zonas, pero eso nunca ocurrió. Las viviendas fueron absorbidas por la Junta, además, muchos de los residentes, como Manuel Vila Simón han pasado de ser inquilinos a ser propietarios.

El Ayuntamiento de Badajoz asegura a HOY que las competencias siguen siendo de la Administración regional, que es quien debería hacerse cargo de estas averías. «El Consistorio se ha puesto en contacto con la Junta para actuar en la zona. De todas maneras, cuando hay incidencias de saneamiento Aqualia actúa para solucionarlas», afirman desde la alcaldía.

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La situación de dejadez del barrio, que lució muy diferente hace algunas décadas, hace que los vecinos se arrepientan de haber comprado las casas. «Desde que somos propietarios, la Junta no nos hace caso, lo único que nos dicen es que ahora todo corresponde al Ayuntamiento; pero ninguno hace nada y los problemas son para nosotros», lamenta María Núñez, la mujer de Manuel Vila Simón.

Agustina Pereira es otra de las afectadas. Esta vecina lamenta el estado en el que se encuentran las calles, donde la hierba trepa por las paredes sin que nadie las limpie. «Estamos llenos de bichos, y somos los vecinos los que nos encargamos de quitar las hierbas de la calle. Quiero que vengan y nos limpien las alcantarillas porque así no se puede vivir, y yo pago mis impuestos igual que el que vive en otro barrio», subrayaba Pereira.

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Suciedad y accesibilidad

El abandono por el que protestan los vecinos va más allá del estado de las tuberías. Escalones, aceras rotas y llenas de hierba es otra de las realidades con la que conviven al salir a la calle. «Frente a mi casa está la iglesia y ninguna iglesia de Badajoz esta rodeada de hierba como esta. Tendremos que quitarla los vecinos porque en cuanto apriete el calor esto se va a llenar de garrapatas», cuenta Soledad, que ya limpió la calle por última vez hace unos días.

«Estamos así porque nadie viene hasta aquí para ver cómo estamos, no conocen nuestra realidad», reclama María Núñez.

Para otros vecinos, el problema del barrio se agrava por la orografía del terreno, sus calles empinadas y sus escalones. Lo que tiene encanto para unos es lo que tiene prisioneros en sus casas a otros. Alfredo Suárez lleva meses sin salir a la puerta de su casa. Él se mueve en silla de ruedas y las barreras arquitectónicas de las 800 le obligan a permanecer en casa. «Para mí es un mundo salir a la calle porque no hay rebaje en las aceras, las calles son escalonadas y cuando salgo tiene que ser con ayuda y aún así es muy duro», asegura.

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De esta situación también se quejan hace años los vecinos. Necesitan un barrio más accesible, pero según ellos también a una persona que defienda a los vecinos. «Necesitamos que alguien se preocupe por nosotros. Las tuberías están fatal y repercute en las viviendas, tenemos un olor insoportable como consecuencia de la falta de mantenimiento de la red general», zanja.

Mientras esperan una solución Soledad continuará con sus ventanas cerradas para evitar que su casa sea un foco de infecciones.

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