La Policía Nacional interviene en el bloque okupado en Badajoz
El bloque Amarillo, propiedad de la Sareb, está arrasado por dentro tras insistentes robos
La Policía acudió este viernes al bloque okupado de San Roque, Badajoz, tras la denuncia que presentaron los vecinos el miércoles por la tarde.
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Cinco ... comunidades ubicadas en las calles Gabino Tejado, Román Gómez de Villafranca, Gregorio López de Tovar y Gómez de Tordolla denuncian que el conocido como 'bloque amarillo', ubicado entre todas estas vías, está tomado por personas que han desvalijado su interior. También aseguran que es habitual que consuman drogas en su interior y los alrededores. El bloque tiene algunos bajos tapiados y otros con rejas, por lo que es frecuente que algunos trepen por la fachada a los pisos superiores para entrar.
Los agentes que acudieron ayer estuvieron hablando con algunos residentes, por lo que la denuncia que pusieron el miércoles empieza a tener respuesta. Además, los agentes también se acercaron el jueves y los vecinos les vieron interceptar a algunos okupas.
El edificio es propiedad de la Sareb, que espera que avance el procedimiento judicial iniciado en julio de 2021 a raíz de una denuncia suya. Una delegación de esta sociedad trató de acceder en mayo, pero desistió por la «conflictividad» de su interior. Tienen fijada una vista judicial para el 12 de diciembre. Mientras tanto, los vecinos tienen miedo y piden celeridad. Denuncian discusiones nocturnas y molestias permanentes, como los ruidos que hacen cuando abren paredes de madrugada. «Noche sí, noche no tienen alguna discusión», dicen desde los bloques aledaños donde no pueden acostumbrarse a los gritos.
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Ayer un pacense tomó fotografías de uno de ellos vertiendo aguas sucias en una arqueta de la calle, dado que se llevaron los inodoros del inmueble. Unas imágenes captadas por HOY esta semana muestran una cocina arrasada, con huecos abiertos en los techos y repleta de basura dentro del edificio denunciado. El portal está lleno de basuras, como se aprecia sobre estas líneas.
Además, se han llevado las ventanas, el ascensor y los cuadros de luces. Los afincados en estas calles denuncian que también han desaparecido las tapas de alcantarillas y de registro de las calles, lo que crea además el riesgo de caídas y aumenta la presencia de ratas que algunos ya han visto salir del inmueble.
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El edificio quedó sin terminar por el pinchazo inmobiliario de 2008. En 2019 entraron una serie de familias, que fueron desalojadas. Y, posteriormente, lo han tomado estas personas a quienes los residentes ven consumir estupefacientes o sacar hierros, aluminio y cables.
Todo esto crea inseguridad en el entorno y causa problemas para conciliar el sueño, por lo que algunos siguen tratamientos médicos para dormir.
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