El Museo de los Pueblos de Colonización de Valdelacalzada ha costado 1,2 millones

La creación de este museo tiene por objeto conocer y comprender la historia de unos «pueblos conquistadores», la transformación de un territorio por el proceso de colonización que se fundamentaba en la agricultura de regadío como principal actividad.

Comprender la segunda mitad del siglo XX en España implica conocer «la realidad de estos pueblos de colonización», más de 290 en todo el país, lo que debe integrarse en un marco de desarrollo rural, protegiendo y difundiendo su valor, subrayan desde el Mitma.

El edificio objeto de la actuación es un antiguo cine y sus anexos, situado en la calle de la Puebla, en los números 40 y 42, una de las calles principales de la localidad.

Para encontrar el origen de este nuevo museo hay que remontarse hasta 2007. Valdelacalzada fue el primer de los pueblos de colonización y por eso la por entonces ministra de Vivienda María Antonio Trujillo se comprometió a levantar el museo en la localidad. Sin embargo, el proyecto se gafó en dos ocasiones. Fue en 2010 y 2011 cuando se produjo la suspensión de pagos de las empresas adjudicatarias. Tras esto y con los recortes derivados de la crisis económica quedó en un cajón hasta que se decidió rescatar una década después.

En 2020, las obras salieron a concurso por tercera vez, con el proyecto arquitectónico actualizado y con el verano de 2022 como límite para acabar las obras que ahora el Mitma ha dado por concluidas.

Falta llenar de contenido sus salas, pero el proyecto incluye una sala de proyecciones que recibirá a los visitantes con imágenes rescatadas de la Filmoteca Nacional. El futuro centro contará también con un centro de investigación y divulgación, que aspira a ser el núcleo del debate sobre el futuro del regadío extremeño, un salón de actos y una sala para albergar exposiciones temporales.

El proyecto museístico pensado para Valdelacalzada tiene además un singularidad: un recorrido al aire libre adicional por el pueblo que permitirá comprobar a los visitantes, sobre el terreno, la estructura urbanística y arquitectónica de los poblados de colonización: organizados en torno a la plaza central, donde manda el campanario de la Iglesia, y de la que salen calles de casas bajas encaladas con tejados en rojo.

El itinerario también prevé mostrar a los visitantes toda la infraestructura hidráulica de canales, acequias y bancales y los campos donde hoy se cultivan ciruelas, melocotones, peras o manzanas.