Mercedes con Darío bailando merengue en una de sus clases de baile en la academia. A. Márquez

Mercedes baila merengue, salsa y bachata con 93 años

Ejercicio ·

Esta pacense recibe cinco días a la semana clases de bailes latinos en una academia del Casco Antiguo

Domingo, 18 de mayo 2025, 07:50

«Qué descaro», exclamaba Mercedes Ceniceros mientras se miraba en el espejo y movía las caderas a ritmo de 'Tas Pillao' de Las chicas del ... can, una de las letras del merengue, el género de baile latino que más le gusta.

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A sus 93 años, esta pacense de adopción, porque nació en Galicia, recibe clases de bailes latinos en la academia Darío-Salsa cinco días a la semana.

«Vengo desde hace una década a la academia, bailo los lunes, martes, miércoles, jueves y domingos. Al principio no me veía capaz de hacer estos movimientos, y pensé que a mi edad no podría, pero se ha convertido en mi actividad principal y lo que más me gusta», contaba emocionada Mercedes antes de dar la clase.

Esta mujer, a la que le gusta estar activa, asegura que siempre le ha gustado bailar. De hecho recordó en varias ocasiones que a lo largo de su vida lo ha hecho mucho, aunque no este tipo de música, y siempre con su marido.

«Lo conocí cuando estudiaba Ciencias Naturales en Madrid. Él era de Villanueva de la Serena y con el tiempo nos vinimos a vivir a Badajoz», explica.

Más allá de dar clases en la universidad, y de bailar en las celebraciones, Mercedes nunca se interesó por él de manera profesional, hasta que hace diez años María Dolores, una de sus cinco hijos, la animó a ir a clases con Darío Crawford.

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«Yo le daba clases a una de sus hijas, y Mercedes fue una vez a ver una actuación y le gustó. Su hija le animaba a que viniera, pero ella al principio no quería porque tenía entonces 83 años y decía que era muy complicado para su edad», explica Darío.

Fue en un crucero con unas amigas donde Mercedes se dio cuenta que quería aprender a bailar bailes latinos.

«Cuando llegó no sabía ningún paso. De hecho, a la bachata le llamaba 'chapata', porque era una modalidad desconocida para ella. A mí me sorprendió, y me sigue sorprendiendo la habilidad que ha tenido, y la capacidad de absorción para aprender», subraya su profesor de baile, que asegura que le asombra el equilibrio de Mercedes, porque muchas personas con menos edad que ella se van al suelo con un par de vueltas.

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En el merengue que bailaron en la clase del pasado viernes dieron cuatro vueltas seguidas, pero Mercedes presumió que su récord está en doce, y atribuyó los méritos a Darío. «Yo no conozco los pasos por su nombre, ni la parte técnica de los bailes. Él es el que hace conmigo lo que quiere, yo solamente me dejo llevar», aseguraba.

Para poder bailar solamente con el profesor, Mercedes recibe las clases individuales. «No dejo a nadie bailar con ella porque es cierto que yo controlo mucho su equilibrio y su estabilidad, y sé hasta donde puedo llegar con ella en cada baile», aseguraba Darío, al que le sorprende el ritmo y la capacidad de movimiento de su alumna.

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Pese a que el merengue es su baile favorito, también se atreve con la bachata y la salsa, aunque este último lo ejercita ahora menos para racionar el esfuerzo. Por eso el cha cha chá ha sido el único género que no han bailado nunca debido a su exigencia.

«Para mí venir es esencial. Me gusta, me distraigo mucho y nos reímos. No me duele ninguna parte de mi cuerpo, y además, se mueven las neuronas, que es lo más importante», cuenta Mercedes.

Derribar estigmas

Ver cómo bailar no es solo un orgullo para sus hijos, que a veces la acompañan en sus coreografías, y dan algunos pasos todos juntos durante las vacaciones que pasan en Galicia. También lo es para Darío, que con ella se ha propuesto no solo bailar, también eliminar los estigmas asociados a la edad.

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«Vivimos en un mundo en el que pensamos que cuando una persona alcanza un límite de edad ya no puede hacer ciertas cosas, y se le echa a un lado. Mercedes es el ejemplo de que a veces la edad no es un impedimento para hacer aquello que deseamos», subraya Darío satisfecho de la actitud de su alumna, la primera a la que enseña a bailar a una edad tan avanzada.

«Está claro que la edad no es un límite. El baile a día de hoy representa una parte importante para la salud a nivel físico y mental. De hecho se considera un deporte y solo hay que ver el bien que hace en Mercedes», zanja.

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Pero el baile no es lo único que practica Mercedes, para cuidarse camina a diario. De hecho como no podía dar las clases con Darío durante la pandemia empleaba esa hora en pasear por el río. También pinta mándalas, porque tener la mente activa es otra de sus inquietudes.

Aunque han bailado para el público en algunas ocasiones, este no es el objetivo. Esta pareja de bailarines prefieren disfrutar, no sentir la presión de una actuación, aunque cuando las han tenido al público les ha encantado.

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Un público que en los ensayos imaginan tras el espejo de la pared cuando hacen una reverencia para saludar al terminar cada coreografía. Lo que no imaginó jamás esta gallega, es que a sus 93 años haría un contrapaso. Este es el nombre de una de los movimientos de bachata, que Mercedes no identifica. Pero cuando suena la música y Darío la impulsa, ella se ve capaz de hacerlo.

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