San Judas, causa imposible para San Andrés
Los días 28 de cada mes esta céntrica plaza es testigo de broncas y conflictos de tráfico debido a los numerosos fieles que aparcan sobre las aceras
Una vez al mes la parroquia de San Andrés, en la plaza de Cervantes, es el centro de la esperanza para muchos pacenses. El 28 San Judas recibe a los que tienen un anhelo que parece imposible. Pero cada mes esta céntrica plaza también soporta cientos de coches aparcados en sus aceras, broncas por el tráfico y algún que otro exabrupto entre vecinos y fieles.
El problema se repite cada 28, el día que los creyentes acuden a la iglesia para rezar a este santo, patrón de las causas difíciles y relacionado con muchos milagros, especialmente con la curación de enfermedades. Los que se acercan piden por su salud y la de sus seres queridos, pero también para aprobar exámenes, conseguir trabajo, etc.
Cuando San Judas cae en fin de semana, la situación es crítica. En la plaza pueden reunirse más de 20 coches sobre las aceras, se forma cola en la puerta del templo y circular es muy complicado. Un día entre semana hay, de media, unos cinco o seis coches aparcados mal en los momentos normales y el doble a las horas punta.
Este martes a las nueve de la mañana ya había ocho coches aparcados en las aceras. Algunos conductores esperaban dentro de los vehículos a que su acompañante colocase su vela mientras otros dejaban el coche aparcado. Una de las primeras en cumplir con el rito fue una mujer de unos 50 años que después fue a recuperar su Opel de la acera. Al identificarse como periodistas y preguntarle porqué dejó su coche mal estacionado, respondió: «Vete a la mierda». Su salida de tono sorprendió a dos feligresas que están en la puerta de la parroquia, a dos metros.
Paco Meléndez fue otro de los fIeles mal aparcados, pero mucho más amable. «He dado varias vueltas, no he encontrado sitio y he parado para que baje mi madre. Me voy en cinco minutos, no creo que hagamos daño a nadie».
A las 9.30 pasó una patrulla de la Policía Local. Provocó que los coches arrancasen. La solución sólo duró 5 minutos. Enseguida dos de los turismos que se habían movido volvieron a parar sobre las aceras al detectar que la policía se había ido.
Hay casos justificados. Una mujer mayor salió del coche ayudada por su hijo. Le costaba mucho caminar. No quiso comentar nada más, pero explicó que tiene una enfermedad degenerativa y necesita a su ayudante para andar. Tiene mucha fe en San Judas.
Un minuto después tres mujeres jóvenes aparcaron un Citroen justo frente a la puerta, en el peor sitio de la plaza porque impide que los coches giren hacia Madre De Dios. Todas se movieron con soltura al interior del templo. Salieron 15 minutos después y se quedaron un rato charlando antes de sacar su coche de la acera.
Juan, de 82 años, llega en un Hyundai rojo a media mañana. Deja a su mujer en la puerta y se marcha. «Doy una vuelta y la recojo en un rato. No voy a dejar el coche mal y llevarme una multa». A pesar de que este vecino es prudente, la inmensa mayoría de los infractores, cientos durante todo el día, se marchan sin sanción cada 28 de mes.
A las diez de la mañana se escucharon los primeros pitidos. Un turismo estaba aparcado en la acera y al salir para marcharse estuvo a punto de chocar con otro conductor. Dos horas después un motoristas golpeó un coche que frenó para aparcar en la acera. Se bajaron de los vehículos, pero no hubo daños.
Uno de los vehículos que más problemas se encuentra debido a San Judas es el autobús que tiene el Ayuntamiento por el Casco Antiguo. A veces tiene que pasar con cuidado entre muchos vehículos o no encuentra hueco para dejar y cumplir con la parada que hay en esta plaza.
A mediodía se escuchó la primera bronca. Una vecina iba con el carrito de la compra por la acera más cercana al centro de la plaza. Tuvo que salirse a la calzada para esquivar un Peugeot. Cuando lo estaba haciendo, el dueño volvió. La vecina le recrimina que cortase la acera, el conductor le respondió de mala manera. «Ojalá te multen», le deseó la increpada.
Para los vecinos San Judas es una causa perdida. «Antes llamaba a la policía, ahora ni me molesto. Un día al mes no tenemos aceras en esta plaza y no se hace nada. Están destrozando una plaza recién arreglada», se lamenta Pilar de Fuentes, una vecina.
Peor con plataforma
La plaza de San Andrés fue renovada hace dos años, se instaló plataforma única, es decir, se eliminaron los bordillos y con ellos la veintena de aparcamientos que existían. Eso empeoró la situación porque permite a los fieles que van a la iglesia invadir las aceras sin dificultad y aparcar indebidamente sin obstáculo.
Hace unos meses el Ayuntamiento completó la jardinería de esta zona, que estaba pendiente. Colocó 16 maceteros en el perímetro exterior que tenían dos objetivos: adornar y evitar que los coches invadiesen las aceras. Fracasaron porque los turismos seguían estacionando entre los maceteros. Además estos supuestos obstáculos se retiraron hace unas semanas porque se secaron los laureles que acogían. No hay fecha para que la plaza recupere los árboles ni una propuesta para acabar con la invasión de las aceras.
El día de San Judas es el más problemático, pero hay coches aparcados en las aceras a diario. El principal peligro para los vecinos es que se ven obligados a caminar por la calzada. Pero además este mal uso de la plataforma única está dañando el granito que sirve para marcar el acerado. En varios puntos se ha roto. El Consistorio lo reparó hace meses, pero vuelve a partirse por el peso de los vehículos.
«Sabemos que todos los días 28 San Andrés se convierte en un lugar desagradable. Los vehículos invaden las zonas peatonales con el riesgo que supone y los problemas para los vecinos que tienen problemas de movilidad. Ahora, además, sin los maceteros, puede aparcar un trailer o un autobús», se queja Luis Pacheco, portavoz de SOS Casco Antiguo. Este vecino pide mayor presencia de la Policía Local, especialmente los días 28. «Y nos falta educación vial, las plataformas únicas deben estar protegidas».
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