«Impresiona verlas tal y como han sido descubiertas»

Este joven de 13 años es un apasionado de la historia y asegura sentirse un privilegiado al contemplar las piezas que fueron extraídas hace un mes del interior de la tierra en el yacimiento arqueológico de Casas del Turuñuelo, cercano a Guareña.

En el último fin de semana que se puede visitar la exposición, muchos son los pacenses y viajeros que aguardan la cola en la puerta de entrada a la sala, como Emilia Pérez, profesora de taller de Aexpainba, que se acercó con 11 chicos de la asociación a conocer la exposición. «Desde que trajeron las caras, hemos venido con varios grupos. Los chicos están emocionados por ver los rostros porque ya les hemos hablado de ellos», explicó la monitora.

Otros como Ángel Polo, aprovechó su día libre para conocer la exposición. «He venido hasta el museo exclusivamente a ver las caras, porque es una suerte tenerlas aquí», afirmó.

Para Polo esta exposición ha supuesto un reflejo del valor arqueológico que hay en Extremadura y matizó que sería una pena no poder disfrutar de las caras en primera persona. «Todo lo que sea patrimonio, ya sea arqueológico, cultural o literario es fundamental verlo en el estado en el que ha sido descubierto, es un privilegio que deberíamos tener siempre», asegura este vecino de Badajoz.

Otros han llegado al museo desde más lejos, como Tello González que viaja a Portugal desde Palencia. «Hemos querido hacer parada en Badajoz para conocer su Alcazaba porque nos han hablado muy bien de ella y nos hemos encontrado con esta sorpresa», comenta.

El palentino salió emocionado de la sala en la que están custodiadas las caras tartésicas. «Los rostros son preciosos, tienen un acabado espectacular para tener miles de años», argumentaba emocionado.

El cara a cara de los visitantes con los rostros de la exposición ha dejado ver estos días la emoción que les provocaba ver una obra artística tan antigua, da igual si el visitante era de la ciudad o de fuera de ella. Como Pierre, un profesor de historia neocelandés que se acaba de jubilar y que viaja por España para conocer los monumentos históricos más importantes.

«Hemos venido a venido a ver la Alcazaba y al entrar en el museo nos hemos encontrado con la exposición. Son realmente increíbles, para ser tan antiguas tienen unas características muy bien definidas», cuenta.

El director del Museo Arqueológico de Badajoz, Javier Heras, asegura que «muy pocos han pasado por la sala de la exposición sin cambiar el gesto».

El director en declaraciones a Hoy ha afirmado que en el museo se encuentran «muy satisfechos con el resultado de la exposición».

Más de 4 mil visitas

Desde que comenzó la muestra el 23 de Mayo hasta el mediodía del pasado viernes, 4.628 personas se acercaron a contemplar los rostros hallados cerca de Guareña. A esta cifra hay que añadirle las visitas registradas durante este fin de semana, ya que este domingo es el último día que estarán expuestas.

«Con las caras del Turuñuelo hemos cerrado el mes de Mayo con algo más de siete mil visitantes, el doble que en el mismo mes del año pasado», explica Heras, quien hace un balance muy positivo de los 13 días que han tenido los rostros bajo su custodia.

«Hemos conseguido poner en primera línea a la arqueología y a la cultura», aclara.

Pese a que está satisfecho con la repercusión que ha tenido la muestra, el director sostiene que esto también se ha visto influido por la expectación que se ha generado en la opinión pública entorno al descubrimiento.

Las caras del Turuñuelo también le han servido al Arqueológico para abrir sus puertas por las tardes. «La idea en un futuro es ampliar horario. El perfil de visitante ha sido de muchas personas mayores por las mañanas; adultos y familias por las tardes», apunta Heras.

El director también pretende que se apueste por el museo para el fomentar las visitas entre este y la Alcalzaba.

Mientras se restauran las caras, el museo buscará un lugar para exponerlas junto al resto de piezas del Turuñuelo. «No es tan fácil, hay que buscar como integrar el yacimiento y los rostros en un discurso donde encaje con el museo», explica Heras.

Mientras llega este momento los últimos visitantes esperan su turno para acceder a la sala. Algunos van solos, otros en familia o con amigos pero ninguno de ellos ha querido perderse estos rostros de más de dos mil años que han sido recién extraídos del suelo.