Un aula del C.P. Santa Engracia, en la margen derecha. :: J. V. Arnelas

Clases por colores para motivar al alumno

En el colegio Santa Engracia ya no se agrupan de primero a sexto sino del amarillo al naranja | Un programa autorizado por Educación ha reorganizado las aulas por colores según el nivel y de repente ha bajado el absentismo escolar

Miércoles, 27 de marzo 2019, 07:47

Al colegio público Santa Engracia le faltan tres años para cumplir medio siglo, pero seguramente haya sido en este curso cuando haya experimentado una de las mayores revoluciones pedagógicas en sus aulas. Desde el 21 de enero ya no hay primer curso, ni segundo, ni tercero..., hay amarillo, azul, malva, verde, rojo y naranja.

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En este colegio hay pocos alumnos matriculados, en torno a cien entre Infantil y Primaria, aunque en el entorno en que se ubica, entre Los Colorines y La Luneta, no se dan los problemas de natalidad del resto de la ciudad, al contrario. Es una zona deprimida económicamente donde los estudios no suelen ser prioritarios en las familias, por eso el absentismo escolar se considera un problema grave que afecta a unas tres cuartas partes del alumnado.

En un escenario así los profesores de este colegio de la margen derecha tenían que hacer algo diferente. Y lo han hecho. La división tradicional por cursos de primaria entre primero y sexto ya no existe. En el C.P. Santa Engracia los alumnos se agrupan por colores. Se tiene en cuenta el nivel, cierto, pero al margen de la edad los grupos han quedado mejor cohesionados, como mucho hay una diferencia de uno o dos años en cada aula.

«Ahora hay menos estudiantes que se sienten frustrados y muchos más que se ven estimulados»

«Antes, con la misma edad, podía haber hasta tres niveles diferentes en una misma clase, entonces algunos se aburrían y otros se frustraban. Terminaban riñendo entre ellos y había problemas de disciplina. Ahora, desde que han sido agrupados por colores, hay menos estudiantes que se sienten frustrados porque no dan la talla en clase y muchos más que se han visto estimulados», explica Eva Macías, jefa de estudios. Entre ella, la maestra de música, Nieves Domínguez, y la maestra de inglés, Maite García, han coordinado 'Proyecto Colores: aprendemos haciendo'.

Acogida positiva

El programa empezó a perfilarse en realidad a mitad del primer trimestre de este curso 2018/19. Primero se propuso al claustro de profesores (20 docentes tiene el colegio Santa Engracia), a continuación a los padres, que se mostraron muy favorables a la iniciativa, y por descontado a la Inspección de la Delegación Provincial de Educación, que dio su visto bueno.

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Lógicamente, el programa va más allá de romper el sistema de cursos de primero a sexto y reagrupar a los niños por colores después de hacerles una prueba de nivel. Se trata de cumplir con las competencias básicas y asegurar unos contenidos mínimos que marca la ley, pero también motivarlos, explica Maite García.

Las maestras Eva Macías, Nieves Domínguez y Maite García:: J.V.A.

Para ello han dividido la jornada en dos. «De nueve de la mañana a doce del mediodía el colegio funciona por colores. Se trabajan las materias transversales, pero sin usar libros porque este material les causa rechazo. Así que abordamos los temas por centros de interés, por ejemplo ahora estamos con la primavera. Hay dos maestros por aula y cada día empezamos con una asamblea para fomentar la expresión oral, que aprendan a no interrumpir y adquieran vocabulario. Aquí ya hemos notado mejoras porque antes usaban frases de tres palabras y ahora hablan más fluido. Nos lo han dicho los padres», explica la maestra Maite García. «Después del recreo hasta las dos de la tarde -prosigue su compañera Nieves Domínguez- el colegio se divide en tres grupos: A, B y C. Aquí todos trabajan con todos y hacemos talleres más lúdicos y manipulativos, cada día dedicado a una asignatura o dos».

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Dicen las docentes que los alumnos se tomaron esta nueva forma de organizar el colegio de una manera positiva porque tienen la menta más abierta.

En cuanto a la transición que algunos tendrán que afrontar al llegar a la ESO o a un ciclo superior, las docentes señalan que la opción de un grupo compensatorio en el que se ofrece apoyo y refuerzo a los estudiantes siempre facilita la integración.

Las tres coinciden no obstante en que aún es pronto para evaluar la idea porque apenas lleva dos meses en marcha, si bien los primeros resultados ya apuntan a que los alumnos han empezado a motivarse. Creen que deberán pasar al menos dos cursos para analizar esta reorganización con mejor perspectiva con el fin de dar continuidad a este cambio que están seguras habrán de ir matizando y mejorando en los próximos meses. Además, quieren que sean agentes externos los que valoren el proyecto de manera más objetiva. De momento, dicen, el absentismo escolar ha descendido de una manera llamativa. «Se les nota más contentos y quieren venir a clase», afirma Nieves Domínguez.

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