El botellón busca su sitio en Badajoz
Prohibido. ·
El Ayuntamiento de Badajoz vetó el consumo de alcohol en las calles en pandemia y no ha levantado la medida, mientras la Policía se ve obligada a desalojar el parque Infantil o Los Alféreces estas NavidadesEl Ayuntamiento sabe que las fiestas en España se celebran en la calle, por lo que debería prever algún sitio establecido en el que podamos ... estar los jóvenes en los días festivos. Porque salir a la calle para estar con nuestros amigos, vamos a salir. También estoy a favor de que la Policía controle esos lugares en las fechas determinadas para que no se moleste a los vecinos, no se vendan sustancias prohibidas ni haya masificación, como se hace en la plaza Mayor de Salamanca cuando se organizan y se permiten fiestas en días clave, por ejemplo. Lo que no me parece bien es el acoso al que nos somete la Policía cuando los jóvenes salimos a la calle, sin darnos alternativas para reunirnos en un sitio y estar con nuestros amigos».
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Es la reivindicación de María Faria, estudiante de Derecho con 19 años. Ella es una de las jóvenes que acudió a los botellones de la plaza de los Alféreces estas Navidades y que fueron desalojados por la Policía.
«El Ayuntamiento debería prever algún sitio establecido en el que podamos estar los jóvenes en los días festivos»
María Faria
Estudiante de Derecho de 19 años
La reivindicación de la joven choca con las quejas de los vecinos. «Fue horrible. Me asomé a la ventana y estaba toda la plaza llena de gente, era algo nunca visto. Todo, todo, todo estaba lleno. A la mañana siguiente la plaza daba asco, de los restos: bolsas, botellas....». Así lo vio Dolores Nieto, vecina de la plaza de los Alféreces que se sorprendió por la concentración de jóvenes estas fiestas.
En el Viejo Bar apuntan a tres botellones distintos. En la tarde-noche del día 24 de diciembre, el último día de 2023 y el 5 de enero.
Uno de los trabajadores avisó a la Policía Local en cuanto vio a tres grupos con bolsas en el suelo, sobre las 14 horas del día de Nochebuena. Quería evitar una concentración masiva como la que se vivió el 5 de enero de 2023, cuando se llegaron a reunir 800 personas. «Hace un año fue una cosa tan inesperada para todos, incluida la Policía, que fue grave», indica este camarero. Los vecinos tenían dificultades para entrar y salir de los portales, explican en un bar que cambia esos días grandes su forma de trabajar. Hay que pedir y pagar en la barra.
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«El botellón triplica la cantidad de personas que hay en la plaza. Lo normal es que los clientes de los bares se dispersen, y el botellón tome el resto». El problema de 2023 es que la Policía tardó algo más en actuar.
Pero estas últimas Navidades acudieron con más rapidez y de forma insistente. Hasta cinco veces desalojaron este punto la tarde de Nochebuena. «Venían, los niños se iban y volvían al rato. Era como la caza del ratón, que este año se ha repetido los días 24 y 31 de diciembre y el 5 de enero». Al final de la 'tardebuena', ocupaban también los aledaños de la plaza. Sobre las 20.30 horas costaba circular en vehículo por la intersección de la plaza con la calle Díaz Brito ante los grupos de jóvenes parados y conversando entre ellos.
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Desde distintos establecimientos como Lo Nuestro señalan que estos botellones son algo puntual, que los jóvenes han tomado como una tradición navideña coincidiendo con las cañas de los adultos. No se repiten otros días del año en esta plaza.
Lo saben Ezequiel, Alberto, Felipe y Jaime. Todos estuvieron en alguna de esas concentraciones. «Se hace todos los años», explican para apuntar a una tradición navideña. Durante el año no suelen realizar esta práctica, sino que quedan en casas de amigos o acuden a algún establecimiento los sábados porque tienen 17 años. Ese es uno de los problemas de carecer de un espacio habilitado. Porque en un espacio vigilado la Policía Local puede controlar los accesos. Y con ello el consumo de alcohol por parte de menores. O instalar más papeleras y contenedores para echar la basura.
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Pero en Badajoz no hay ningún sitio donde se permita el botellón. El Ayuntamiento prohibió esta práctica en pandemia. Fue de los primeros en hacerlo y es de los que mantiene el veto. Aun así, suele autorizarlo para Carnaval y Los Palomos.
Estas Navidades, la Policía advirtió que vigilaría de cerca para evitar concentraciones multitudinarias en torno al alcohol. Pero aun así tuvo que lidiar con la plaza de los Alféreces. Y no es una excepción. El botellón es una realidad. Ya no son las concentraciones multitudinarias de los noventa y principios de la siguiente década, pero universitarios y jóvenes con recién estrenada mayoría de edad acuden a estas citas.
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«Los jóvenes no son delincuentes, sino infractores. Por eso hay que tratar este tema como pedagogía y no como represión»
Manuel Manzano
Presidente del sindicado Aspolobba
La Policía Local ha intervenido en 2023 en otros botellones antes que en Los Alféreces. Son frecuentes en el Parque Infantil por su ubicación. Está en la calle Tierra de Barros, cerca de la avenida Santa Marina. Al tratarse de una zona amurallada, escondida entre el Auditorio Ricardo Carapeto y las murallas junto a Castelar, es poco visible desde el exterior. Por eso es un lugar donde esta práctica se repite. Los vecinos de la zona y los usuarios del parque lo denuncian constantemente por la basura que se encuentran a la mañana siguiente. El último fin de semana de septiembre llegaron a disolver a unas mil personas. El sábado 7 de octubre, por ejemplo, la Policía tuvo que intervenir en dos ocasiones.
La Alcazaba también ha sido un sitio donde habitualmente se reunían los jóvenes en torno a botellas y bolsas. Ese es uno de los motivos que llevó a su cierre en horario nocturno los fines de semana.
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En el parque de las Viudas, la zona ajardinada cercana a la Puerta de Palmas, se vivió una estampida en septiembre de 2022, cuando la Policía Local comenzó a multar a jóvenes por beber en la calle.
Este año se cumplen 21 de la ley de Convivencia y Ocio de Extremadura, llamada popularmente 'ley antibotellón'. Esa normativa autonómica obligó a los ayuntamientos a restringir la práctica del botellón a las zonas autorizadas. Fue entonces cuando limitó a los alrededores del Nuevo Vivero, en el Paseo Fluvial y en el ferial de Caya. En 2016 el Ayuntamiento delimitó esta práctica al ferial de Caya. No fue fácil aplicarlo, muchos continuaron en los otros escenarios y comenzaron a poner multas por beber en la calle. Las sanciones llegan a 300 euros.
La Policía Local ha asegurado en varias ocasiones que mantiene una vigilancia permanente para evitar esta práctica, pero no siempre lo consigue porque los jóvenes se reúnen en grupos reducidos y buscan espacios escondidos. Por eso Las Vaguadas es otro de los escenarios escogidos.
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Desde Aspolobba, el sindicato que representa a los agentes de Policía Local, explican que los municipales acuden cuando se les requiere. Su presidente, Manuel Manzano, cree que lo mejor sería organizar dispositivos preventivos en esos puntos donde saben que puedan darse estas concentraciones, pero añade que la falta de agentes para las necesidades ordinarias hace inviable esta opción. Manzano incide en que es necesario «tener mucho tacto» con los jóvenes porque «no son delincuentes, son infractores» y suelen responder de forma educada cuando los agentes les piden que se marchen. «Esto hay que tratarlo como pedagogía y no como represión. El Ayuntamiento –dice el líder sindical– debería hacer pedagogía con ellos».
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