Reunión el pasado miércoles de María Guardiola con responsables de la gigafactoría HOY

Extremadura pide todo

Los proyectos de industria verde parecen avanzar afortunadamente en la región, pero no por ello hay que renunciar a que siga activa Almaraz

Pablo Calvo

Badajoz

Domingo, 20 de abril 2025, 08:00

Hoy que cerramos una Semana Santa que suele ser temporada alta de turistas para Extremadura, esta vez salpicada de las lluvias tan buenas para otras ... cosas, me vuelve a la cabeza el pronóstico al respecto que hizo un alcalde de Cáceres, Carlos Sánchez Polo, a comienzos de los noventa del pasado siglo: «No podremos decir que el turismo va bien hasta que no veamos japoneses por nuestras calles». Los visitantes asiáticos son ya moneda común en Extremadura, aunque, dicho sea de paso y para huir de las autocomplacencias, ni han crecido tanto las pernoctaciones en general desde entonces, ni el porcentaje de turistas extranjeros que nos visitan es todavía el deseable. Dos asignaturas pendientes para un sector en claro crecimiento, especialmente en cuanto a su oferta de calidad.

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Pero no nos desviemos, porque en realidad el recuerdo viene a colación de otros asiáticos, chinos en lugar de japoneses, y de otro sector de actividad, la industria. Pero la sensación es la misma: de un tiempo a este parte gusta saber de ellos por aquí como abanderados de buenas noticias para el futuro de Extremadura.

Esta semana hemos conocido que la fábrica de cátodos prevista en Mérida sigue dando pasos adelante, aunque ello sea a costa de dar por enterrado y con pocas opciones de resurrección, pese a que no se descarte del todo en otro sitio, el proyecto de la azucarera, hibernado desde hace años. El capital árabe deja paso al asiático y el sector agroalimentario a la industria verde.

La Administración debe cumplir su papel de facilitador, aunque no siempre los proyectos salgan adelante

Poco hay que reprochar a las administraciones que los proyectos se queden por el camino si realmente ellas han cumplido su papel de poner a disposición de inversores todas las condiciones de suelo, ayudas, agilidad, etcétera, para que esas empresas elijan Extremadura. Eso es condición indispensable y habría que añadir que exigible por parte de la ciudadanía a sus gobernantes, pero no siempre es suficiente. Ya decía hace unos días el consejero de Economia, Guillermo Santamaría, que celebraría por todo lo alto que salieran adelante dos proyectos de la treintena que tiene en estos momentos la Junta sobre la mesa y en la que trabajan dando el mayor apoyo posible. Lo único reprobable, eso sí, es que se caiga en la tentación de hacer castillos en el aire y de vender al ciudadano como realidad lo que solo son opciones.

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A veces tampoco es bueno precipitar juicios. La gigafactoría de Navalmoral, con la japonesa AESC y su accionista china Envision, avanza más lento de lo esperado, sobre todo tras acumular ya dos visitas de Pedro Sánchez y cuando se aproxima el año de la primera piedra, pero el propio gobierno de María Guardiola ha dicho esta semana que ve el proyecto con optimismo tras mantener un nuevo encuentro en Presidencia con sus responsables.

Llegados a este punto que tanto ha costado alcanzar, con la central nuclear de Almaraz funcionando o sin funcionar, un proyecto de este calado, de fabricación de baterías para vehículos eléctricos o para centros de almacenamiento de energía, es un carro del que Extremadura no se debería bajar en ninguna circunstancia, y sería absurdo que rencillas políticas por quién se apunta el tanto en un momento dado, si el PSOE o el PP, lo pusiera alguna vez en peligro.

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Otra cosa es que el convulso momento geopolítico, comercial y hasta las dudas en torno a la velocidad de expansión del vehículo eléctrico introduzcan incertidumbres, pero que el desarrollo de las energías limpias es una oportunidad de oro para la industrialización de la comunidad extremeña, una oportunidad mundial, es lo único que debería orientar cualquier decisión y todos los esfuerzos de todas las partes.

Contraponer iniciativas como esta a que la central nuclear pueda obtener una prórroga y prolongue por tanto su impacto positivo en la región no se sostiene. Pidamos todo por una vez.

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