Todos los partidos no son iguales. El ejemplo es Vox. El PSOE y el PP reparten, pero se quedan con la mayor parte entre los ... más listos. Vox no. Vox piensa en la juventud que no tiene casa y ahí está Abascal para solucionarlo a las bravas. ¿Cómo? Tiene un amigo en Hungría que tiene un corazón como la catedral de Budapest y un banco que es una madre. Con frecuencia, el amigo pregunta a Abascal: ¿cómo andas de dinero? Y Abascal, todo corazón, le contesta a su amigo Orban, estamos «al lápiz» (expresión extremeña) o como Milei en Argentina «con la motosierra». En España «al lapiz». «Pues mira, Abascal, yo tengo un banco y te voy a dar once millones de euros». Y entonces vienen la ternuras: «que no, hombre, que sí, que me sale del corazón de los húngaros, para que los repartas entre la juventud que tanto te quiere y tanto nos quiere». Así llegaron los once millones y corrió el champán. «Qué se creían estos». Entonces comenzó el reparto a través de una fundación llamada Disenso. Pero en un reparto distinto al de Koldo, este es bueno y necesario. Y venga alegría. «Nosotros no somos como los demás». Mira, aquí en Extremadura qué van a regar Tierra de Barros, vamos a regar Extremadura de dinero, no como otros. Con Franco también se intentó, pero Tierra de Barros, por sus características, necesita más agua que ninguna, pero adelante, ¡palante!
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