Misión: que la región presuma del Meiac

Hay una conservadora de arte con una misión, que Badajoz y Extremadura presuman de su Museo Extremeño e Iberoamericano de Arte Contemporáneo (Meiac). Es Catalina Pulido Corrales, de 53 años, que ocupa el cargo de directora de esta institución desde hace año y medio y que quiere dejar su impronta, que la pasión que siente ella por el Meiac se extienda a todos los vecinos.

La llegada de Pulido a la dirección del Meiac fue abrupta y complicada. Aceptó el cargo tras la muerte de Antonio Franco, el anterior director, que no era un gestor cualquiera sino un referente nacional y fundador del museo. Cuando solo llevaba un mes al frente, la pandemia les obligó a cerrar y después a adaptarse a la nueva situación.

Pero no se achanta. En cuanto a sustituir a Antonio Franco «que para la gente era un sinónimo del Meiac» asegura que no pretende «darle la vuelta al calcetín», pero sí marcar su huella y su estilo de gestión. «No se trata de darle una vuelta completa, existe un proyecto museístico, pero si me gustaría dejar un poso, la impronta».

Asegura que la pandemia ha sido para ella una rara oportunidad, porque les ha servido de ruptura y punto y a parte. «Ha sido difícil porque hemos tenido que repensar, trabajar para comunicar más por las redes sociales y también saber convencer a la gente. Hay que visibilizarse y también abrir el espacio. El Meiac no es árido, tenemos unos grandes jardines. No se trata de darle la vuelta al calcetín, pero sí de hacer gestos».

¿Cual es su reto para el futuro del Meiac? No tarda ni un segundo en responder. «Lo tengo claro». Quiere enamorar a Badajoz y a Extremadura. «Es un museo contemporáneo muy importante con unas colecciones de gran valor», explica, pero añade que a veces obtienen más reconocimiento fuera que dentro de la región, e incluso a nivel internacional. Quiere que esto cambie.

«Quizá no hemos sabido comunicar bien lo que tenemos, pero es un museo del que sentirse orgullosos en Badajoz y en Extremadura», añade.

También quiere estrechar lazos con la Universidad de Extremadura y promover las acciones docentes en general, como las visitas escolares. Pone un ejemplo, su hijo mayor (17 años) ha visitado recientemente Madrid. «Y ha ido al Museo del Prado, lo que me parece muy bien, pero no consigo que venga al Meiac», dice riendo.

Junto con el arte, su otra pasión es su tierra. Nació en Miajadas, estudió en Cáceres y vive en Badajoz, ciudad que asegura que no cambiaría por una gran urbe. «Las grandes ciudades son para ir a visitarlas. Yo soy de ciudad pequeña, esto es calidad de vida». De hecho, durante unos años tuvo que viajar a Mérida a trabajar diariamente y «es complicado perder hora y media cada día en el trayecto, imagínate en una ciudad grande. Aquí somos unos privilegiados».

También se siente afortunada «por trabajar de lo mío, en lo que me encanta». Siempre tuvo claro que su pasión era la Historia del Arte y decidió estudiar Filosofía y Letras en Cáceres, en la Universidad de Extremadura. Eligió la rama de arte. «Y sigo en ese campo, es una suerte y un privilegio trabajar en lo que te gusta». Uno de sus primeros empleos ya le mostró el camino a seguir. En 1992 trabajó en el pabellón de Extremadura en la Expo de Sevilla. Fue como coordinadora de exposiciones y lo recuerda mucho. «Fue una experiencia extraordinaria y más siendo joven».

Posteriormente completó varios cursos de doctorado, entre ellos una tesis sobre los orígenes del cine en Extremadura. Este es otro de los secretos, le encanta el cine y la fotografía antigua, aunque es una pasión que actualmente tiene un poco aparcada debido a sus responsabilidades.

Curiosamente, la pandemia hizo que el cine se tropezase con el Meiac. Debido a la crisis sanitaria, el verano pasado se trasladaron las proyecciones de los cortos de 26 Festival Ibérico de Cine a los jardines del museo. La 27 edición ha vuelto a su sede habitual, la terraza del López de Ayala, pero se han mantenido actividades en el museo y su directora está encantada. «Lucharemos para seguir vinculados, además es un festival ibérico que cuadra con nuestra relación con Portugal».

Tras completar su formación, comenzó a trabajar de forma libre con algunas colaboraciones y en 1998 opositó y logró plaza de funcionaria en la Junta de Extremadura como técnico de arte. Su primer destino fue el que la marcó, el Meiac, que entonces solo llevaba tres años en marcha y donde entró como conservadora. Pulido es de la casa y su nombramiento ha gustado en la plantilla que la conoce.

Solo estuvo fuera del Meiac del año 2000 a 2006 cuando fue nombrada jefa de servicio de Museos y Artes Plásticas en la administración regional. La experiencia le gustó y reconoce que la gestión le interesa, aunque a ratos echa de menos el trabajo de conservadora, con proyectos más individuales.

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