La parroquia de San Roque conmemora sus cien años de labor en el barrio
La pasada semana, la parroquia organizó unas jornadas para celebrar la efeméride y conmemorar su labor en el barrio con charlas y una misa final
José Tomás Palacín
Badajoz
Lunes, 24 de abril 2023, 08:05
Con la misa de ayer, la parroquia de San Roque dio por finalizadas las jornadas de conmemoración de los cien años que llevan en ... el barrio. Un siglo en el que han visto de todo: desde los primeros bautizos, bodas y entierros hasta hoy, pasando por su gran explosión de fieles durante los años sesenta o el segundo «boom» de hace treinta años, con la llegada de don Luis Romero.
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Hoy hay cada vez menos adeptos. Algo que, para don José Luis Garduño, el párroco, no tiene por qué ser malo: a lo mejor no es necesario que se alcancen los niveles de antaño, siempre y cuando los que queden se impliquen, estén convencidos. «Yo estoy deseando irme para comprobar si la culpa es mía... Y bueno, porque cumplo ya 75 años», bromea mientras enseña la parroquia al periódico HOY.
Y es que la pasada semana se llevaron a cabo varias charlas con motivo de los cien años. La primera estuvo dedicada a repasar ese siglo: desde los permisos concedidos para formarla hasta la reciente Semana Santa, muy importante para la iglesia por el protagonismo que tienen sus cofrades en al festividad.
En la segunda se trataron los últimos 28 años, cuando un joven sacerdote –el ya mencionado Romero– propuso misiones para hacer mejorar la parroquia; con ello, aumentó la vida pastoral, crecieron los campamentos para jóvenes y la gente del barrio se acercaba para hacer diferentes actividades. Fue cuando se creó el centro adyacente, la «maquinaria» más seglar, se podría decir, que mueve a la iglesia.
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La tercera charla trató sobre el futuro: ¿hacia dónde va la parroquia? ¿Cómo quieren que sea? ¿Cómo debe ser? Preguntas, al parecer, sin respuesta.
–¿Y hacia dónde va?
–Eso me gustaría saber a mí. Me gustaría entender qué hacer para que la gente venga, aunque no sea tan necesario. Vienen los que están convencidos. Los voluntarios superan la cincuentena, la mayoría. Necesitamos sangre joven.
Una parroquia viva
Según el párroco, que recibe al diario en jueves, no es normal que se vea la parroquia tan llena de gente. En el centro, en la planta de arriba, dos aulas están repletas de niños haciendo la catequesis porque van a hacer su Primera Comunión. Otras dos habitaciones están dedicadas al Centro de Promoción a la Mujer, donde varias señoras hacen labores, manualidades, que luego venderán para conseguir dinero y donarlo a una oenegé, aunque también reciben la visita de psicólogos que les dan charlas y apoyo.
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En un edificio adyacente al centro, varios voluntarios colocan los alimentos que les llegan para que las familias más desfavorecidas del barrio puedan comer.
Y, cómo no, el templo. Un templo en plena limpieza, con también muchos voluntarios colaborando tras la caída, hace dos semanas, decascotes de la bóveda.
Por último, este domingo se celebró la misa que dio por finalizada la efeméride. Más parroquial, en comparación con la que se hizo en diciembre, donde se reunieron autoridades eclesiásticas, militares –para homenajear el origen del barrio– y civiles. Ayer, la comida que se repartió la llevaron los mismos feligreses, compartiendo entre ellos.
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