Borrar
Obras en la brecha junto a Puerta Trinidad. Se hizo en 1931 para facilitar la salida hacia Madrid.

Ver fotos

Obras en la brecha junto a Puerta Trinidad. Se hizo en 1931 para facilitar la salida hacia Madrid. PESINI

656 metros de muralla perdidos en Badajoz

El Ayuntamiento va a cerrar la brecha de Pardaleras, pero hay otras seis zonas donde se derribó para ampliar la ciudad

Sábado, 19 de noviembre 2022, 07:34

Comenta

Badajoz es la localidad con más metros de muralla de España. A los 5.291 metros de lienzo abaluartado se suman otros 1.250 en la Alcazaba. En total, 6.541. Sin embargo, a la capital pacense le faltan 656 metros que perdió. Era una ciudad infranqueable, pero ahora tiene siete agujeros en su sistema de defensa. Y no se hicieron en batalla, se derribaron para crecer.

Estos metros han desaparecido de siete zonas distintas de la muralla. La mayoría fueron demolidos en los años 30 y 60 para abrir el paso desde el centro a las zonas de ensanche.

Ahora el Ayuntamiento va a cerrar el agujero en la muralla que hay en la calle Hermanos Merino, la llamada brecha de Pardaleras porque sirvió para comunicar el centro con este barrio. Son 15 metros que se demolieron y se cerrarán, aunque mantendrán un paso peatonal.

¿Y qué queda abierto? Hay dos aperturas, de 9 metros cada una, a ambos lados de la Puerta de Palmas y una de 90 metros en la rotonda de los Poetas, junto a la Ermita de Pajaritos. Otra brecha de 22 metros en Puerta Trinidad, para pasar desde San Roque a Ronda del Pilar y otros 22 metros en la calle Rivillas.

Las aperturas más grandes, sin embargo, están en pleno centro. Desaparecieron unos 350 metros de muralla para crear las avenidas de Huelva y Europa y otros 150 en el área por donde pasa la avenida de Colón. Eso supuso recortar el Baluarte de Santiago y la desaparición de un baluarte completo, el de San Juan.

Cómo desaparecieron

La pérdida de muralla es un lamento habitual en Badajoz, especialmente para los defensores del patrimonio. Muchos creen que en la época en la que se llevaron a cabo los derribos no eran conscientes del valor de estos monumentos. No fue así. Cada vez que Badajoz ha estudiado y ejecutado un derribo ha ido acompañado de polémica y protestas.

La primera brecha se abrió a los lados de la Puerta de Palmas en 1905, según revela el cronista de Badajoz, Alberto González, en el libro 'Badajoz cara al Guadiana'. La puerta de acceso a la ciudad se había quedado pequeña para el intenso flujo de personas y carros que recibía. Además la estación de ferrocarril se había convertido en una zona estratégica y había mucho movimiento entre el centro y San Fernando. También visitantes que llegaban desde Portugal.

Las murallas entonces pertenecían a los militares. Por esa razón Badajoz tuvo que pedir permiso para abrir los dos huecos de 9 metros a los lados «con destino al paso de las personas, al lado de cada uno de los cubos que existen a los lados de la llamada Puerta de Palmas, por estimarlo muy beneficioso para la seguridad de las personas y el fomento de los intereses morales y materiales de la población debido al continuo tránsito existente en dicha puerta, por ser ésta paso obligado para la estación del ferrocarril y para los productivos terrenos del término». Ese era parte del texto de la solicitud que hizo el Consistorio pacense y que logró el visto bueno del Ministerio de Guerra.

Además de los tramos de muralla, se derribaron los cuerpos de guardia anexos y unas escaleras. La obra costó entonces 20.000 pesetas (120 euros).

En Badajoz se comenzó a hablar de derribar las murallas en 1880. Desde 1850 la población de la ciudad no dejaba de crecer y faltaba espacio dentro del recinto fortificado. Según destaca Alberto González en 'Historia de Badajoz' a las razones urbanísticas se sumaron las cuestiones sanitarias. Los fosos que rodeaban la muralla solían provocar que el agua se estancase y se relacionaba con este problema las fiebres palúdicas. El interior, además, estaba tan atestado que los vecinos aseguraban que era difícil respirar, especialmente por las noches.

Durante décadas hubo propuestas y muchos artículos de prensa sobre las demoliciones, pero no fue hasta 1931 cuando se desbloqueó la situación. Fue ese año cuando las murallas pasaron del ejército al Ayuntamiento de Badajoz. Se abrieron brechas a ambos lados del Baluarte de Santiago (Memoria de Menacho). Con ello hicieron hueco a las avenidas de Huelva y de Colón que eran los ejes de la expansión de la ciudad.

El tercer hueco fue junto a Puerta Trinidad (entre San Roque y Ronda del Pilar). El objetivo de esta brecha era facilitar la salida de la ciudad en dirección a Madrid. Hasta entonces había que rodear por completo la localidad para tomar este camino.

Para evitar las polémicas, los políticos aseguraron que el objetivo de estos derribos era proporcionar trabajo a los obreros en paro. El cronista de Badajoz señala que hubo tres alcaldes responsables de la mayor parte de los derribos. Sinforiano Madroñero que, recién llegado al puesto, gestionó las brechas de Correos y Puerta Trinidad. Pedro Gómez Muñiz, apodado 'Pedro el cruel', porque era dentista y finalmente Emilio García Martín cuando se produjeron los derribos más graves en los años 60.

Las obras en la avenida de Huelva, Colón y Puerta Trinidad comenzaron en el 31, pero fueron interrumpidas por la Guerra Civil. Un año después de la toma de Badajoz, HOY informó que el general Queipo de Llano había autorizado continuar con los derribos. El periódico ya había apoyado las anteriores demoliciones porque abrir «dos bellas avenidas» y también se congratuló de los nuevos planes porque comenzaba «una era de prosperidad y embellecimiento para la ciudad».

Adelardo Covarsí lo para

Estos derribos se pararon, sin embargo, gracias a la intervención de Adelardo Covarsí. Este pintor era entonces teniente del Servicio de Recuperación Artística y salvó numerosas obras de arte con su trabajo. Hay que recordar que poco antes se había estudiado la posibilidad de demoler la Torre de Espantaperros porque estaba en muy mal estado. Se hicieron fotos para recordarla en caso de desaparición.

Finalmente la guerra relegó a un segundo plano el ensanche de la ciudad, pero la idea se recuperó en los años 40 con la elaboración del Plan Cort. Afortunadamente solo se ejecutó una parte porque este proyecto de ordenación de la ciudad calificaba como elementos a demoler la mayor parte de las murallas.

Durante los años 50 y 60 las víctimas del cambio en la ciudad fueron los cuarteles y el resto de instalaciones militares que quedaron arrasadas por completo. El único edificio militar histórico que perdura en la ciudad es la Capitanía General.

Aunque sorprenda el afán de demoler edificios históricos, en 1954, cuando se amplió el plan Cort, se destacó que el sentimiento de la población general en esa época era favorable a la destrucción de las murallas. Se consideraba que entorpecían el desarrollo de Badajoz. Complicaban el tráfico, obligaban a dar rodeos y dificultaban la construcción de viviendas e infraestructuras.

Entre idas y venidas, sin embargo, los baluartes se iban salvando. Eso cambió en 1963 con la aprobación del Plan Riesco. Un estudio aseguraba que en el año 2000 Badajoz tendría más de 200.000 habitantes y era urgente ampliar la ciudad. Además de demoler más metros de muralla, una de las propuestas, que se repitió al menos dos veces, era trasladar Puerta Pilar de su ubicación a otro lugar para abrir una avenida en esa zona.

Trasladar Puerta Pilar

El posible traslado de Puerta Pilar, según recuerda Alberto González, no solo causó polémica, sino también burlas. Un vecino publicó en HOY una carta al director en contra del proyecto y fue recogida por la revista satírica La Cordorniz en su sección 'La cárcel de papel' burlándose de la idea de mover un monumento.

Finalmente el traslado de Puerta Pilar se descartó, pero los años 60 fueron los que más metros de muralla restaron. El 1963 se amplió una brecha que ya existía cerca de la Ermita de los Pajaritos. El pequeño hueco se convirtió en una apertura de 90 metros. Desapareció la Puerta de Carros real (la que se llama así actualmente es la Puerta de Yelves).

En 1965 llegó el derribo más polémico, desapareció por completo el Baluarte de San Juan, desde Puerta Pilar hasta la avenida de Huelva, con todos sus elementos. Fue un antes y un después. Fue práctico porque permitió un paso amplio desde el centro hacia el ensanche, pero resultó tan traumático que ya no se plantearon derribos tan grandes. Hasta los años 70 siguieron obras accesorias y más pequeñas, como la apertura hacia Pardaleras o la calle Rivillas.

50 años después el objetivo es conservar cada centímetro de muralla e incluso curar esas heridas.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

hoy 656 metros de muralla perdidos en Badajoz