Badajoz puso de moda el café torrefacto
Un salmantino afincado en Badajoz, José Gómez Tejedor, importó de América la técnica que permitía conservar el producto más tiempo
Paloma Aceitón
Badajoz
Domingo, 2 de julio 2023, 21:04
'Badajoz capital del desayuno' es uno de los lemas que suele usar la ciudad como promoción turística y comercial.
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La calidad de la hostelería ... de la tierra es un secreto a voces, pero no se trata en absoluto de un hecho reciente. Se puede decir que ya era notoria en 1867, cuando en una pequeña fábrica de Badajoz, un salmantino replicó la técnica de conservación de café que se hacía en Latinoamérica. Este hombre es José Gómez Tejedor (Frades de la Sierra, 1854), quien se convertiría en el primer productor de café torrefacto en España.
Hoy en día lo común es comprar café y que este aguante en buen estado durante meses, pero no siempre fue así. Esto es así, entre otras, por técnicas como la torrefacción, que apenas ha sufrido cambios desde que fue ideada hace ya más de un siglo.
La base sigue siendo envolver el café en azúcar para generar una cubierta que lo conserve. De esta manera se podía transportar, exportar y conservar en establecimientos y hogares hasta seis meses. Antes de que Gómez desarrollara esta técnica, el café podía considerarse un producto fresco que se deterioraba rápidamente.
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La técnica usada por Gómez —–de la que años más tarde conseguiría la patente— fue revolucionaria. Hasta entonces, la industria cafetera sufría un problema básico: el café se estropeaba poco tiempo después de ser tostado.
Con el invento de Gómez, la producción de café perdura en el tiempo y su venta dejó de ser una cuenta atrás constante. La duración del producto y la deficiente red de transportes de la época limitaban la distribución hacía destinos lejanos.
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Así empezó todo
Todo comenzó en uno de los viajes de Gómez en busca de materia prima. En México este emprendedor pudo observar a un grupo de mineros que tostaba el café con azúcar para tener provisiones para varios meses. Este procedimiento generaba una película en cada grano y evitaba su oxidación. A partir de esto, Gomez desarrolló la técnica y dio lugar al café torrefacto.
Esto trajo consigo la mayor capacidad de abastecer café y por tanto se abarató su precio. Por eso, el café pasó a ser un producto más accesible.
Gómez adquirió el 'Café Europa' —situado entre la calle Zurbarán y San Juan—, al que acabó llamando 'Café La Estrella'. Años más tarde vendió este local, que terminaría siendo el 'Café Mercantil' —conocido como 'Los chinos' por su decoración de estilo oriental—, que sería bastante afamado en Badajoz.
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En estos primeros años del siglo XX, Gómez construyó una casa de nueva planta: la casa Solariega de los Gómez-Tejedor, donde tenía establecida la industria de la torrefacción. Este edificio se conserva entero en la actualidad y se sitúa entre las calles Muñoz Torrero y Hernán Cortés.
A pesar de su importancia, no fue el único en Badajoz dedicado a la torrefacción de café. En la ciudad surgieron numerosas empresas que se dedicaban también a esta labor. Por ejemplo, destacó el 'Café Júpiter' de Luis Gómez Ribero, que se encontraba junto al convento de Las Descalzas.
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Más tarde, Gómez Tejedor se hizo con la patente del invento en 1901, lo que le daría exclusividad en España en la torrefacción del café durante veinte años. Badajoz era una ciudad con poca industria y el invento de Gómez dinamizó el panorama.
La expansión nacional se dio a partir de la década de 1910. En la calle Montera de Madrid se abrió otro café La Estrella. Medio siglo más tarde, llegaría también a Villaverde Alto. En la década de los 40, este emprendedor abrió sucursales en Jerez de la Frontera y Barcelona. Un hijo suyo, Abelardo Gómez, heredó el negocio, pero en los años posteriores a la Guerra Civil la venta de café sufrió una gran caída.
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Sus creaciones
No fue la torrefacción lo único que encumbró a Gómez Tejedor, también se le considera pionero en la promoción publicitaria. Inventó una serie de utensilios que funcionaban como rudimentario material de 'merchadising'. Entre sus creaciones se encontraban una serie de calendarios, de libros y de cajas de hojalata que repartía y utilizaba con este fin.
Entre sus inventos publicitarios destaca el 'billete-anuncio'. Se trataba de una reproducción de un billete de cien pesetas que contenía la publicidad del café en uno de sus dorsos.
Su figura adquirió tanto renombre que poco antes de su fallecimiento fue nombrado 'Proveedor Oficial de la Real Casa'. En Palacio, en la época de la Monarquía Alfonsina tan solo se consumía el café que proporcionaba José Gómez Tejedor.
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A lo largo de la vida de Gómez Tejedor, Badajoz se consolidó como uno de los centros europeos de producción de café y tras la guerra pasó a ser un punto clave en el contrabando de café torrefacto desde Portugal.
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