Una enfermedad que ahora se conoce: «En 2007 no teníamos la información»
Había manifestaciones, concentraciones… hasta «velatorios», algo que contrasta con la posición actual de la mayoría de organizaciones agrarias
José Tomás Palacín
Badajoz
Lunes, 7 de octubre 2024, 17:31
En octubre del año 2007, Apag Extremadura Asaja anunciaba velatorios ante la inactividad de la administración por la llegada de la lengua azul, denunciando la «muerte» del sector y las pérdidas millonarias para ganaderos y sus familias. Por otra parte, UPA-UCE Extremadura anunciaba manifestaciones tras señalar que la ganadería extremeña había perdido 110 millones de euros.
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17 años después, ambas organizaciones llaman a la calma ante un nuevo brote, aunque con ciertos matices. Lo que ha cambiado, como casi siempre, es la perspectiva. «Fue impactante porque no teníamos la información de ahora, no nos había tocado gestionarla», reflexiona Ignacio Huertas, secretario general de UPA-UCE Extremadura por aquel entonces, al igual que ahora.
«Bien es verdad que hubo bastantes bajas entre los animales. Además, nos encontramos con un bloqueo de movimientos total, algo que años después se ha flexibilizado», aclara. Y también apunta otra cuestión más: ese mismo año también hubo una sequía que, aunque no muy importante a priori, al impedir que se moviera el ganado, imposibilitó una buena alimentación. «Y eso sí que fue grave».
Según Huertas, en Extremadura no sabían lo que era aquello de la lengua azul, y Bruselas tampoco tenía claro cómo regular aquellas cuestiones.
«Era un miedo tal, de que nos pasara lo mismo otra vez como la línea roja del porcino, que la exaltación fue grande. Ahora sabemos que hay que convivir con el mosquito, que no es fácil erradicar, porque viene del norte de Marruecos y no se cuida tanto el control, así que en España sólo cabe la vacunación», explica.
110 millones en pérdidas
Esta sequía trajo alimentación deficiente y subida de precios en forraje, una enfermedad desconocida, poca acción de las administraciones pertinentes… Cuatro de cada cien ovejas moría sólo en el primer mes de enfermedad murieron 3.000–, se perdieron 110 millones de euros en animales de ovino y bovino y el campo extremeño ya estaba preparada para la psicosis total.
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«Estuvimos mucho tiempo encerrados, pero llegó el invierno. Más que el invierno, el frío de verdad, y el mosquito desapareció. Se descubrió que había que vacunar, que no era tan mortal, que se podía seguir exportando y el protocolo para los siguientes años se estableció. Ahora pedimos flexibilidad, pero esa sensación del 2007… La llegada de una enfermedad nueva es algo demoledor para el campo. Ahora la conocemos, no es lo mismo».
No fue la única crisis, pero sí la primera. La enfermedad de la lengua azul se ha repetido de forma cíclica por Extremadura en estos 17 años. La última vez hace dos años, en 2022, aunque no con tanta virulencia. De hecho, Extremadura sólo estaba preparada para los serotipos 1 y 4, de los que ya ha vacunado en varias ocasiones. El número 3 acaba de aparecer en la región por primera vez en su historia.
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