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Varias carantoñas durante la procesión, con San Sebastián. :: L. CORDERO

Las carantoñas, una fiesta con futuro

La tradición se mantiene de abuelos a nietos y cada vez hay más participantes

Álvaro Rubio

Cáceres

Martes, 21 de enero 2020, 08:14

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Las carantoñas de Acehúche tienen su futuro asegurado por mucho tiempo. Los que participaron ayer en esta fiesta que ha estrenado título de interés turístico nacional lo dejaron claro. Jesús Montero fue uno de ellos. Desde hace 21 años, cada 20 de enero cubre su cuerpo con pieles de oveja y macho cabrío. Su rostro lo tapa con una careta llena de colmillos teñidos de rojo y algún que otro pimiento seco.

«Tengo 36 años y participé por primera vez con 15», recuerda Jesús mientras su padre le ayuda a vestirse con un traje que pesa más de 30 kilos. Él fue quien le inculcó esta tradición.

Se llama Sebastián, como el Santo al que honra esta festividad, y ha sido testigo de cómo esta cita ha ido creciendo con el paso de los años. «Hace 27 que ya no me visto, pero recuerdo que en mi época éramos solo tres carantoñas. Por aquel entonces la tradición se estaba perdiendo. Hoy ya ha cambiado mucho. Nos vestíamos con pieles que estaban sin curtir. Ahora los trajes están mucho más elaborados», cuenta mientras no pierde de vista a su nieto Cristian, el hijo de Jesús.

La festividad ha estrenado título de interés turístico nacional con medio centenar de hombres ataviados con pieles de oveja y macho cabrío

Él ya tiene su particular careta, una pequeña adecuada a su estatura. Será más grande cuando cumpla 16 años, la edad mínima con la que ahora está permitido ser carantoña por un día.

Ayer, medio centenar de acehucheños, todo hombres, se convirtieron en una. Para ellos es todo un orgullo. Algunos incluso lo hacen porque tienen promesas. La mayoría se levantaron a las seis de la mañana con la alborá. El tamborilero recorrió las calles del pueblo para despertar al vecindario.

Una hora antes, María del Mar Solana ya estaba en pie. Es una de las dos mayordomas de este año. Es la segunda vez que tiene ese encargo. Preparó dulces, decoró la iglesia e hizo la loa a San Sebastián. «Tener al Santo delante de ti y decirle unas palabras es muy emocionante», comentaba mientras bailaba con varias carantoñas al son de canciones típicas.

Varias carantoñas durante la procesión, con San Sebastián. :: LORENZO CORDERO

La música la ponía su hijo, que tiene 13 años y es tamborilero desde los ocho. Ni el frío ni el viento le impidió tocar la flauta y el tambor. Aunque mucha gente no se quiso perder esta cita, algunos vecinos reconocieron que cuando la fiesta cae en fin de semana hay más visitantes. «No puedes ni andar por la calle», afirmó la mayordoma.

La procesión

Fue a las 12.10 horas cuando sacaron la imagen de San Sebastián de la iglesia. A las puertas del templo le esperaban los escopeteros, que dispararon sus cartuchos al aire con su llegada. Eso lo repitieron la docena de hombres que ayer cumplieron con esa función. Ángel Montero, lleva doce años disparando al aire cada 20 de enero. «Los que hacemos esto tenemos desde 15 años hasta 70», dijo. Una muestra más de que la tradición está asegurada.

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Galería. LORENZO CORDERO

Entre ellas sucede lo mismo. Las mujeres que se visten de bayeta, el traje típico, son las conocidas como regaoras. Esperanza Gómez ayer se lo puso como viene haciendo desde hace 52 años. Hoy tiene 55. Lo contaba orgullosa mientras agarraba de la mano a su nieta Sheila Bueso, un calco en miniatura de su abuela. Las dos llevaban un vestido casi idéntico. El de la pequeña lo había bordado Esperanza.

Ellas, unas 200 mujeres, se encargaron de escoltar la imagen del Santo. Cuando la procesión llegó a la casa de la mayordoma, fue el momento de la loa. Seguidamente, hubo disparos al aire mientras las regaoras echaron confeti a San Sebastián.

La fiesta terminó con la 'vaca tora', una carantoña con cuernos y un gran cencerro. Hoy los acehucheños volverán a la calle para repetir lo mismo que ayer. De nuevo demostrarán que hay una larga vida para las carantoñas.

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