Del campo a las calles por una buena causa

Suele decirse que el ser humano saca lo mejor de sí mismo en situaciones extremas, y Calamonte es un gran ejemplo de ello. Cuando el coronavirus se desató por completo en España allá por el mes de marzo, el Ayuntamiento decidió realizar desinfecciones periódicas del pueblo, y no le faltaron voluntarios para llevarlas a cabo. Debido a la delicada situación sanitaria que está atravesando ahora mismo la localidad y que incluso ha provocado el cierre perimetral de la misma, ayer se decidió hacer otra más.

Miguel Jiménez es uno de los agricultores que aporta su tractor y su atomizador de manera totalmente desinteresada. Cuando el equipo de gobierno calamonteño pidió ayuda allá por el mes de marzo, no se lo pensó dos veces a la hora de ofrecer la suya. «Tenemos las herramientas, así que decidimos prestarnos voluntarios para hacer un bien y colaborar», comenta en nombre de sus compañeros.

Esta es la cuarta desinfección en la que participa, aunque desde el inicio de la pandemia ya se han ejecutado alrededor de diez. Mercedes Vizcaíno ha cooperado en todas menos en una, que le pilló trabajando. Ella no aporta ningún tipo de maquinaria, solo su trabajo y su tiempo. Después de enfundarse un traje que le proteja de los productos que les facilita el Consistorio, coge las pistolas que salen del depósito de uno de los tractores y esparce el líquido de su interior por las calles que le toca recorrer.

Andrés García, concejal de Sanidad, acude a la avenida Mérida para organizar todo el asunto. Entre otras cosas, se encarga de repartir a cada colaborador un mapa que señala el área concreta del municipio que tiene que cubrir. En función de la zona que les corresponda, pueden tardar entre una y dos horas.

Todos ellos tienen un grupo de WhatsApp en donde se van apuntando a las desinfecciones cada vez que el Ayuntamiento anuncia una. Normalmente se necesitan unas siete personas, pero en la aplicación de mensajería instantánea están muchas más. De esta forma, si los compromisos de algunos les impiden asistir, siempre habrá otros disponibles para hacerlo, y es que, si de algo va sobrado Calamonte, además de productos fumigantes, es de solidaridad.