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Viernes, 25 de septiembre 2020, 07:36
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Estos días atrás el cielo ha estado revuelto. Se oía algo parecido a truenos y no había tormenta. A algunos vecinos extremeños el ruido los ha sobresaltado, varios alcaldes han pedido una explicación a la Subdelegación del Gobierno y vuelos comerciales con escala en Badajoz han sufrido alteraciones. Mientras, cientos de militares, sobre todo del Ejército del Aire, han experimentado una excitación que solo viven una vez al año. Se trata del ejercicio Sirio, que es como se denominan las jornadas de entrenamiento de máxima intensidad que practican mandos aéreos de combate, una rutina necesaria para mantener la seguridad del país, según explicó ayer el coronel Vidal desde la base aérea de Talavera la Real.
Extremadura, que cuenta con la Escuela de Caza y Ataque en el Ala 23, ubicada en esta localidad, no podía quedar al margen en este simulacro. El Sirio es más intenso que los habituales ejercicios Rex que los pilotos de combate organizan prácticamente una vez al mes, mucho más cortos y que reproducen un supuesto ataque terrorista con un avión civil secuestrado. El ejercicio Sirio va más allá, es casi como entrar en guerra, ya que recrea un enfrentamiento entre dos naciones. Imposible que los vecinos que hacen su vida normal ahí abajo no lo noten.
Los vuelos y maniobras asociadas comenzaron el lunes y acaban hoy viernes. Son misiones de defensa aérea, ofensivas, defensivas, de obtención de inteligencia, asalto aéreo, defensa de bases e instalaciones y, este año por primera vez, de neutralización de drones, un elemento nuevo, igual que el láser, que puede llegar a ser muy hostil.
Este año el ejercicio ha durado la mitad de lo habitual debido a la pandemia y el oeste de España ha sido el espacio aéreo elegido, ya que han colaborado fuerzas portuguesas. Pocas veces el norte de Cáceres habrá sido tan sobrevolado como en esta semana. Se debe a que el plan del Ejército del Aire ha sido recrear allí, en un paraje alejado de la población, una especie de país ficticio al que han bautizado como Solán del Rey (nombre inventado) para recrear un combate entre dos países originarios de un Estado más grande que se disputan ese territorio ubicado en Extremadura.
Eurofighters, Harriers, F-18, F-16 procedentes de Portugal, helicópteros y, por supuesto, los F-5 con los que los pacenses están familiarizados, han cruzado a velocidades supersónicas el cielo de la región una y otra vez, sesenta aeronaves en total aterrizando y despegando sin descanso con la tensión exigible a un conflicto aéreo.
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En la actividad también ha participado el Ejército de Tierra con unidades antiaéreas y la Armada con una fragata en el Golfo de Cádiz, lo que da una idea de la dimensión de este entrenamiento. Al final, se han desplegado treinta unidades que ha incluido la instalación de nueve bases, reconocimientos aéreos, unidades antiaéreas y hasta paracaidistas saltando. En total, 4.800 personas movilizadas de las que una pequeña representación todavía estaba ayer operativa en la Base Aérea de Talavera.
El coronel Vidal señaló ayer desde el Ala 23 de Talavera que «el objetivo principal es mantener la capacidad principal de combate y apoyo. También se usan los F-5 porque, aunque no se emplean como aviones de combate sino de enseñanza, a la escuela le sirve para que los pilotos aumenten su destreza».
Según el comandante Manuel Salazar, piloto de caza ayer en Talavera y uno de los evaluadores de este ejercicio Sirio, el que preparan para 2021 será mucho más espectacular y tendrá un despliegue mayor que el que finaliza hoy.
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