El matrimonio bonito de Rudith y Óscar
Unión de Don Benito y Villanueva. El proyecto de fusionar ambos municipios es algo natural desde hace mucho en la vida cotidiana de sus habitantes
Para matrimonio bonito, él de Villanueva y ella de Don Benito», es el dicho popular que se emplea para referirse a las uniones entre serones y calabazones. Y es que, por lógica, hay un alto índice de enlaces matrimoniales en ambos municipios que están protagonizados por parejas mixtas, es decir, cada uno de ellos de una de las dos localidades vecinas que ahora proyectan su fusión.
Cuántas veces han tenido que escuchar este dicho Rudith Hidalgo y Óscar Durán a lo largo de sus quince años de matrimonio. Aunque ellos suelen darle la vuelta, porque ella es la serona y él el calabazón. Pese a la proximidad de las dos ciudades, lo suyo no fue un amor a primera vista, sino un amor cibernético y a golpe de teclado. Y es que ya entonces eso de ligar por Internet empezaba a hacer sus pinitos.
«Nosotros unimos ya ambas ciudades hace mucho tiempo», explica Óscar, recordando cuando él regentaba un cibercafé en la plaza de las Albercas de Don Benito. «Entonces se creaban chats en los que empezabas a hablar con mucha gente a la vez». En uno de esos grupos había gente de una y otra ciudad que, a su vez, iban agregando más amigos a la conversación. Y en una de esas, sus conversaciones se cruzaron, y hasta hoy. Quince años de casados y un hijo de 13 años para hacer indisoluble la unión.
Pero todavía llevó un tiempo el pasar de los chats privados a poder conocerse en persona, aunque solo había entre ellos cinco kilómetros de distancia. «Fue él quien vino a Villanueva un día, y entonces nos presentó un amigo en común, German, el dj, que también participaba en los chats», cuenta Rudith. Por entonces, ella cumplía los 21 y él los 18. A partir de ese momento, los encuentros empezaron a ser más frecuentes porque Óscar era repartidor en una empresa de mensajería. «Cada vez que tenía que llevar algo a Villanueva pasaba a verme».
Se asentaron, sin embargo, en Don Benito «Nosotros queríamos vivir juntos y no hubo muchas dudas sobre dónde hacerlo, no hizo falta hacer referéndum», recuerdan. «Nos compramos un piso de protección oficial en la zona de Los Barros y allí estuvimos siete años. La verdad es que mí me tiraba Villanueva porque es mi pueblo, pero reconozco que, por entonces, me atraía más Don Benito, con lo que no hubo discusión», explica Rudith. Eso sí, la boda se celebró en Villanueva y, precisamente selló la unión el alcalde, Miguel Ángel Gallardo.
Comodidad laboral
Pero Rudith comenzó a trabajar en Villanueva de la Serena en el Programa de Familia de Cruz Roja, entidad con la que continúa vinculada laboralmente, mientras él lo hace en las oficinas de Seur en Don Benito. Con lo que no solo los viajes eran diarios a la ciudad vecina, sino que también lo tenía que hacer a otros municipios más alejados. «Mis padres se tenían que hacer muchas veces cargo de Miguel, nuestro hijo. Nos dimos cuenta de que era más cómodo mudarnos a Villanueva porque lo teníamos todo más a mano, y la familia también». Así es que vendieron el piso y desde 2013 residen en el centro villanovense. «Reconozco que en Villanueva se está muy bien y es una ciudad cómoda», confiesa Óscar.
Aunque en ese aspecto coinciden, existen otro tipo de rivalidades y la pareja siguen discrepando en la categoría de sus fiestas, pese a que ya las viven a otro ritmo. Ninguno da su brazo a torcer con respecto a qué festividad es mejor. «Yo me venía de acampada en La Velá a Don Benito y me lo pasaba súper bien, pero donde esté Santiaguito que se quite la feria de Don Benito, y la Carrerita a la que tantas veces hemos ido de empalme», relata ella. Óscar la mira callado por no llevar la contraria. Pero no se resiste, y le recuerda a Rudith que los de Villanueva siempre han sido 'los de la aldea'. «Tenemos muchos amigos que decían que ellos ni de lejos se irían a vivir a Villanueva, y aquí han acabado. Al final lo que decide es la comodidad que te ofrezca el sitio y el círculo de amistades».
No creen que ese pique sano que mantienen los habitantes de los dos municipios acabe desapareciendo con la unión de ambas ciudades. «Aunque es cierto que la fusión, a nivel global está muy bien», afirma Rudith. No obstante, ambos creen que la fusión será más bien una absorción de Don Benito a Villanueva.
«Villanueva tiene Carrefour y los de Don Benito tienen que venir aquí a comprar, pero está a las afueras, mientras que si nosotros vamos a comprar a Don Benito, tenemos que entrar al centro de todas, todas».
En cualquier caso, ellos tienen claro que votarán a favor. «Sobre todo pensando en las generaciones futuras, porque nosotros, al fin y al cabo, ya estamos asentados y quizá no vamos a notar tanto cambio». Asimismo, durante conversaciones con amigos estos días, ha pesado el hecho de disponer de mejores servicios ciudadanos. «Y sobre todo la posibilidad de tener Universidad y que nuestros hijos no tengan que salir fuera», confiesan.
Aunque, verdaderamente, según reconocen Rudith y Óscar, lo más comentado de sus conversaciones con los amigos ha sido el futuro nombre que tendrá la nueva ciudad. «El tema ha dado mucho de sí, y sobre todo muchas risas: entre otras opciones han salido Don Benito de la Villa o Villanueva de Benito».
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