«Los fiordos noruegos y neozelandeses cortan la respiración»
Mi viaje favorito... Nueva Zelanda. Fernando Paramio, fotógrafo e ingeniero químico ·
Viajero incansable, ha aparcado un poco su faceta aventurera desde que tiene hijos y es emprendedor, pero le encantaría visitar la Antártida, Canadá, la Patagonia, las Montañas Rocosas...-¿Cuál ha sido su viaje favorito? ¿Cuándo lo hizo?
-Nueva Zelanda, isla norte y sur. Fue en 2011. Desde que era adolescente quería visitar el país y a pesar de las grandes expectativas que tenía, no me desilusionó en absoluto, todo lo contrario. Es un país muy variado en cuanto a ecosistemas, y tiene la ventaja de contar con un tamaño abarcable, que se puede recorrer bien de punta a punta en dos o tres semanas.
-¿Volvería allí o es de los que siempre buscan destinos nuevos?
«Por motivos de trabajo estuve viviendo en Brisbane (Australia) y lo echaré siempre de menos»
-Me encanta descubrir nuevos destinos, pero en el caso particular de Nueva Zelanda, volvería. Recorrí las dos islas en dos semanas y me quedé con ganas de más. Allí lo más feo que se ve es un prado frondoso y verde con ovejas merinas retozando. Cada curva de la carretera trae nuevas alabanzas al paisaje. Es un país como para descubrir sin prisas, y no me importaría pasar allí de 3 a 6 meses descubriéndolo.
-¿A quién le recomendaría este viaje?
-A cualquier persona que le entusiasme la naturaleza, los bosques, las montañas, los acantilados, los fiordos, los glaciares, las cuevas, los volcanes activos y los deportes de aventura.
-¿A dónde le gustaría ir si pudiera?
-Hasta hace no mucho tiempo no había descartado escalar el Everest algún día. Pero viendo la masificación que hay últimamente en la cúspide se me ha empezado a ir esta idea de la cabeza, por no hablar de los precios desorbitados para subir. Otro lugar que me encantaría visitar es la Antártida, antes de que la fundamos. Y en la lista de espera está también Canadá, estado de Alberta. Y finalmente, otros muchos: Patagonia, Montañas Rocosas, etc. etc.
-¿Cuál es el sitio que más le ha impresionado?
-Es difícil de responder. En Nueva Zelanda hay una cueva en la que uno se sube en una barca y en total oscuridad y silencio recorre un canal en el que hay gusanos fosforescentes brillando en las oquedades superiores. Cuando llegas allí sin saber qué te vas a encontrar (tuve la suerte de que mi mujer preparase el viaje) uno se queda con la boca abierta. Los fiordos noruegos y neozelandeses también cortan la respiración. Y en el estado del Territorio Norte de Australia es también emocionante recorrer cualquiera de sus ríos en barca, rodeado de lilis (unas plantas), avistando gran variedad de aves, y con cocodrilos aterradores que aparecen y desaparecen misteriosamente.
-¿Cuántos viajes suele hacer al año?
-Viajes largos solía hacer uno o dos al año y los fines de semana aprovechaba para ver todo lo que estaba a tiro. Ahora, desde que tengo niños y desde que soy emprendedor, mi faceta más aventurera está más contenida.
-¿Cuál es el lugar más raro que ha visitado?
-Dos monumentos naturales en el estado de Western Australia: Wave Rock, una formación rocosa que parece una ola gigante de mar antes de su ruptura (15 metros de alto y más de 100 metros de largo), y las Pinnacles, que son unos pináculos puntiagudos de roca, de 50 centímetros a 3 metros de altura, sobre arena, repartidos en una extensión enorme, cuya extravagancia reside también en que van cubriéndose y reapareciendo cada varios miles de años. Es un paisaje extraterrestre.
-¿Qué tipo de viajero es? ¿De los que planifica o de los que va a la aventura?
-Cada vez me gusta más planificar. Se disfruta del viaje antes de hacerlo y durante el mismo. Además de que se exprime más el territorio cuanto mejor se conoce. Pero si no hay tiempo para planificar, uno se deja llevar y también se disfruta.
-¿Suele mirar comentarios sobre hoteles, restaurantes o destinos antes de reservar?
-Si tengo tiempo sí me gusta mirar recomendaciones. Si hay oficinas de información procuro acudir a ellas. También puedo comprar mapas y guías de parques naturales o más generales.
-¿Qué tipo de viaje prefiere: los activos o los de relax?
-Activos, tanto a nivel de naturaleza como a nivel cultural. Viajar aporta mucho y cuanto más activa sea la experiencia, más fructífera es para mí. Intercalar momentos de relax en un viaje es siempre positivo, pero no como elemento principal.
-¿Mar, montaña o ciudad?
-Me gustan los tres, pero ordenados siguiendo esta prioridad: montaña, ciudad y mar. La playa me gusta, pero no es mi favorita porque no me gusta chuscarrarme al sol.
-¿Low cost o lujo?
-He estado en Marruecos durmiendo en una azotea, he pasado noches de camping en Australia rodeado de una orquesta frenética de ruidos de animales nocturnos, he recorrido Nueva Zelanda en una motocaravana, y he estado en resorts impecables. Tanto lo uno como lo otro aporta, depende de lo que sea más interesante de cara a vivir la experiencia del viaje.
-¿Qué lugar visitó y quiso quedarse a vivir en él?
-Por motivos de trabajo estuve viviendo en Brisbane (Australia) y lo echaré siempre de menos. Tiene un clima fantástico, la ciudad tiene zonas encantadoras, es manejable, tiene costa, tres islas grandes cercanas, varios parques nacionales a mano, y el desarrollo urbanístico está pensado para las personas: tanto en el centro como en los barrios costeros abundan los paseos, las zonas de barbacoas gratuitas, las áreas infantiles e incluso piscinas con diseños de lujo gratuitas. La segunda candidata podría ser Viena, allí uno se siente inspirado con tan solo salir a la calle. Eso sí, ¡hace un frío terrorífico!
-¿Qué viaje le ha defraudado y no recomendaría nunca?
-Por ejemplo La Manga del Mar Menor. Vivía en Murcia cuando fui a visitarlo. Sin embargo, a escasos 15 kilómetros de la Manga está el parque regional de Calblanque, un paraíso para el baño y buenas zonas de senderismo. En Western Australia nos desviamos 200 kilómetros para ir a un pueblo llamado Cervantes, porque leímos que todas sus calles tenían nombres españoles, y estuvimos tan solo cinco minutos. El turismo rural en Australia no tiene sentido, pues prácticamente visto un pueblo vistos todos, no hay restos antiguos.
-¿Es la gastronomía una parte importante de su viaje?
-Me encanta comer bien, pero la gastronomía no es fundamental para mí en un viaje.
-¿Qué plato recuerda de su viaje favorito?
-Nueva Zelanda la recorrí en motocaravana y la gastronomía no fue una parte relevante del viaje. Recomendaban en la guía que no se dejara de visitar una hamburguesería, Fergburger, en Queenstown, la cuna del puenting. Y realmente no me desilusionó, tanto por el ambiente como por la hamburguesa en sí.
-¿Es de los que se atreve a probar de todo?
-Gastronómicamente sí, sin llegar al extremo de Bear Grylls. Me gusta mucho probar cosas nuevas, aunque claro, ¡uno a veces se arrepiente de su elección!
-¿Le gusta hacer fotos de sus viajes? ¿Es de los que les gusta compartirlos en las redes sociales?
-Me apasiona la fotografía y sufriría estando de viaje sin mi equipo fotográfico. Aunque por supuesto también hay que saber guardar la cámara en su funda de vez en cuando. Sin embargo, no comparto nada en redes sociales, para bien o para mal, es algo que me estoy planteando explorar. Como todo, es un tema de prioridades en la gestión del tiempo personal de cada uno. Tengo muy poco tiempo libre y lo empleo en otras cosas.
-¿Qué es lo que no falta nunca en su maleta?
-Mi equipo fotográfico tan completo como pueda. Normalmente caen 4 lentes fotográficas, una de 2.8 kilos, más el trípode. ¡Empezando así me cuesta viajar ligero!
-Y en la vuelta ¿es de los que siempre necesita más espacio por las cosas que ha comprado? ¿Suele traer souvenirs de recuerdo?
-Depende del viaje sí. Si traigo cosas normalmente es para otros, no para mí mismo, salvo que me encapriche de algo. No tengo la nevera llena de imanes de los sitios de donde he estado.
-¿Qué es lo que llevará seguro en su próximo viaje?
-¡En el próximo tres niños pequeños con sus respectivos ositos de peluche!
PERFIL
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Fernando Paramio (Barcelona 1977 Aunque se trasladó a Cáceres poco tiempo después es licenciado en Ingeniería Química, trabajó cinco años en Australia como ingeniero químico, pero decidió dejar su trabajo y apostar por la fotografía. Ha ganado varios certámenes fotográficos y utiliza la fotografía como medio de expresión para aportar credibilidad a sus escenas imaginarias.