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Más de 200 medallas desde Juan Carlos I a los efectivos del Infoex

Día de Extremadura 2025

Más de 200 medallas desde Juan Carlos I a los efectivos del Infoex

Cuatro décadas de reconocimientos que han recibido ciudadanos de dentro y de fuera de Extremadura, entidades, colectivos e incluso actividades educativas, como la Semana de Extremadura en la Escuela

Viernes, 5 de septiembre 2025

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«Personas y entidades, cualquiera que sea el ámbito de su actividad que, dentro o fuera de Extremadura, hayan destacado por sus méritos y por los servicios prestados a la región». Esa es la premisa que, allá por el año 1986, marcaba el decreto mediante el que se creo la Medalla de Extremadura para la concesión de las mismas.

Desde entonces, cuarenta ediciones después –pese a que en 1987 no se concedió ninguna– se han entregado 202 medallas de Extremadura. Aunque son muchos más los galardonados. No solo porque entre los merecedores del máximo reconocimiento que entrega la comunidad autónoma haya colectivos con varios miembros, también porque ha habido medallas que se han concedido compartidas, como la que recibieron en conjunto las Cáritas regionales y las hermandades de los Bancos de Alimentos extremeñas o con la que los ayuntamientos de Don Benito y Villanueva de la Serena vieron reconocido su proyecto de fusión, aunque con el paso del tiempo esa iniciativa haya evolucionado de manera inesperada en ese momento.

Y es que no todas las medallas han envejecido bien. Juan Carlos I, rey emérito en la actualidad, fue la primera persona en obtener la distinción, en una edición en la que también fueron reconocidos Antonio Hernández Gil, presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial; Ricardo Senabre Sempere, decano de la facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Extremadura, y el poeta Manuel Pacheco. En esa misma primera edición ya hubo una entidad, de esas a las que se refería el decreto, entre las medallas otorgadas: fue el Grupo Extremeño de Danzas en Alemania, un guiño a la emigración extremeña que todavía en los años 80 del siglo pasado era una realidad muy cercana.

Y también fue distinguida ese primer año una actividad con la que se pretendía reforzar un concepto, que además iba muy en la línea de la creación de las medallas: la Semana de Extremadura en la Escuela.

Más allá de las seis distinciones en la edición inaugural, durante sus primeros pasos las medallas se otorgaron de manera comedida: 27 en diez años. Nada que ver con el ritmo que adquirieron con la llegada del siglo XXI y sobre todo a partir de 2007, como si se buscara revitalizar la economía y levantar el ánimo regional a base de homenajear a extremeños ilustres.

Únicamente Jesús Delgado Valhondo recibió la Medalla de Extremadura en 1988 después de un año sin distinciones. En los ejercicios siguientes, pintores de la talla de Juan Barjola y Eduardo Naranjo; el creador del Museo de Geología extremeño, Vicente Sos Baynat, o el fundador del Centro de Cirugía de Mínima Invasión que lleva su nombre, Jesús Usón, estuvieron entre los galardonados. Como también lo fueron el Monasterio de Guadalupe, la Federación Extremeña de Hermandades de Donantes de Sangre o el Instituto El Brocense.

En 1993 llegó la primera medalla para un político extranjero, en la figura de Mario Soares, presidente de la República Portuguesa. En la misma edición se coló el deporte entre las distinciones: la atleta Rocío Martínez Gragera fue la encargada de abrir una senda que luego transitarían otras muchas figuras de la región.

De hecho, en 1996, año olímpico en el que se celebraron los juegos en Atlanta, fue en el que más medallas se concedieron hasta ese momento. Un total de siete y seis de ellas para deportistas olímpicos y paralímpicos.

Fue el año de Nuria Cabanillas, oro olímpico y tricampeona del mundo; de Juancho Pérez, bronce en esos juegos; o de Enrique Tornero, doble medallista en los Paralímpicos. El también campeón olímpico Álvaro Martín Uriol incrementó ese listado en 2024.

El artista Wolf Vostell, que fundó su museo en Malpartida de Cáceres; el exministro Alberto Oliart; el científico Eladio Viñuela; el naturalista Joaquín Araújo;el dramaturgo Manuel Martínez-Mediero Díaz; el médico Enrique Moreno; el cineasta Reyes Abades, o el cantautor Pablo Guerrero fueron algunas de las personalidades que recibieron la medalla de Extremadura en unos últimos años del siglo XX, en los que la paridad era un concepto todavía lejano.

Cinco años consecutivos, entre 1997 y 2001, hubo en los que ninguna distinción individual fue para una mujer. Sí se entregó en ese periodo a la Asociación de Centros de Cultura Popular y Promoción de la Mujer y a otras entidades, como la Feria Agroganadera de Zafra.

Tuvo que ser Antonia López González, especialista en medicina tropical, la que en 2002 interrumpiera esa tendencia en la misma edición en la que el periodista y director de HOYTeresiano Rodríguez fue reconocido con la Medalla de Extremadura.

En esos primeros compases del siglo XXI el arte compartió protagonismo con las entidades bancarias en las ceremonias de entrega de las distinciones. Fueron los años en los que el pintor Rogelio García, la actriz Florinda Chico y el cantautor Luis Pastor recibieron sus medallas en galas en las que también estuvieron representadas las obras sociales de Caja Extremadura y Caja de Badajoz o Caja Rural de Almendralejo.

Dos pueblos, el de Madrid y el de Talayuela, fueron la novedad en las medallas entregadas en el año 2004. Hasta ese momento no se había distinguido a ninguna población. Con el reconocimiento a la capital de España se quiso mostrar la solidaridad de Extremadura tras los atentados del 11-M.

Al ser «los extremeños (...) durante años emigrantes, deberíamos tener una especial sensibilidad con todos aquellos que en nuestra región tienen la condición de extranjeros. Esta sensibilidad es la que ha demostrado durante años el pueblo de Talayuela», rezaba el decreto de concesión de la medalla a esta población, de la que se insistía en que en esas fechas tenía 11.417 habitantes de los que más de 4.000 son inmigrantes marroquíes. «Se les presenta un nuevo reto, el de convivir con la diversidad», remataba el documento.

También tienen la medalla localidades como Moraleja, en la que en 2016 se ejemplificaron los esfuerzos ante los incendios de Sierra de Gata; Zalamea de la Serena, por la representación teatral en la que se implica todo el municipio de la obra de Calderón de la Barca ambientada en este pueblo de Badajoz, y Barrancos (en Portugal), a la que se agradeció el auxilio a los refugiados extremeños en la Guerra Civil.

Cultura

La galerista Helga de Alvear o el empresario Rui Nabeiro son otras figuras nacidas fuera de la región a las que se ha reconocido su labor en Extremadura.

Las letras extremeñas encarnadas por Dulce Chacón, Javier Cercas, Luis Landero o Santiago Castelo estuvieron muy representadas en la primera década de este milenio.

En 2006 recibió la medalla de Extremadura José Manuel Calderón, primer extremeño en la NBA y campeón del mundo de baloncesto con la selección española.

Ese mismo año se abrieron los galardones a la gastronomía, con el reconocimiento a Concepción Álvarez Sánchez, del restaurante La Troya en Trujillo. En las sucesivas ceremonias los restaurantes El Figón de Eustaquio en Cáceres, Azcona en Badajoz y el estrellado Atrio, también en la capital cacereña, recibieron sus medallas, al igual que más recientemente la obtuvo el chef José Pizarro, por llevar la gastronomía extremeña hasta Londres.

Fue en esos años en los que se desató la crisis económica, pese a que Extremadura tardara algo más en sentir sus efectos, cuando el volumen de medallas concedidas se multiplicó: 32 entre 2008 y 2010. Se otorgaron a la familia real, una para la reina Sofía y otra al entonces príncipe de Asturias Felipe de Borbón; también Juan Carlos Rodríguez Ibarra, ya expresidente regional y 'padre' de estas distinciones, recibió la suya; como lo hicieron el escritor Sánchez Adalid, un referente en el mundo del balonmano como Juan de Dios Román, la soprano María Coronada o Francisco Valverde, y entidades como Caja Rural de Extremadura, Cooperativas Agroalimentarias o Comité de Entidades de Representantes de Personas con Discapacidad.

A partir de entonces se limitó a cinco las medallas otorgadas al año. Norma incumplida el año de la pandemia para reconocer con la Medalla de Extremadura al personal sanitario y de las residencias de mayores, administraciones públicas, docentes, trabajadores esenciales, incluso a los niños y voluntarios, como los del operativo de mujeres Alpha que fabricaron batas. ​

Música

La música popular tampoco tuvo fácil abrir su hueco en las distinciones. A pesar de los esfuerzos que hizo Montserrat Caballé, galardonada en 1989, por llevar la ópera y la clásica a todos los públicos, hubo que esperar al fenómeno, más televisivo que musical, que supuso OperaciónTriunfo para que una medalla se entregara a una cantante 'pop'. Soraya Arnelas sorteó esa barrera y Robe Iniesta se encargó de hacerla saltar por los aires en 2014. Aunque antes que ellos filarmónicas como la de Olivenza, asociaciones de folclore como El Redoble o agrupaciones de danza y corales, así como conservatorios personificados en la figura de Esteban Sánchez Herrero, director del de Mérida y profesor en Badajoz, ya se habían colado entre los reconocimientos.

Hasta 202 medallas el listado es largo: el Festival de Teatro Clásico de Mérida, el grupo Acetre, la experta en IA AsunciónGómez, la religiosa Sor Cristina Arana, la científica Guadalupe Sabio, Miguel de la Quadra Salcedo, el club de fútbol Santa Teresa, la abogada Eva González... galardonados que han dado lustre a Extremadura fuera de las fronteras regionales.

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