En Salsa | La crítica
Un arroz de mar en medio del caosEn Alcácer do Sal, capital portuguesa del arroz, el grano absorbe el sabor del marisco de las aldeas marineras del municipio
DON POLEO
Jueves, 1 de mayo 2025, 19:58
Alcácer do Sal, capital portuguesa del arroz. Abajo, el río Sado lamiendo la ciudad, en lo alto el castillo y el convento convertido en pousada, y a medio camino, en una cuesta pronunciada, Quintal da Liga Restaurante & Lounge. Entramos por una puerta estrecha y nos encontramos con un jardín terraza dividido en zona de restaurante y zona de bar de copas, pero todo al aire libre, bajo olivos, nísperos, laureles y naranjos, con unas vistas memorables hacia el río Sado, uno de los pocos de la Península que discurre de sur a norte para desembocar en el estuario de Setúbal, 175 kilómetros de un río plenamente alentejano que fluye manso bajo la terraza del Quintal da Liga.
Nos sentamos bajo un cobertizo de madera y enseguida nos damos cuenta de que hemos venido a comer a un restaurante tan caótico como divertido. En una jaula, alborota un faisán dorado y chillan histéricos dos periquitos. Varios camareros, de diversas edades y vestimentas, corren de aquí para allá y avisan de que podemos comer siempre que no tengamos prisa. Hay un batiburrillo de mesas altas y bajas, largas y cortas, cubas de vino, taburetes, sillas… Las camareras lo mismo toman nota que cogen a su bebé en brazos. Hay juguetes mezclados con la decoración: una excavadora, una bici, una mochila. Sobre la puerta de la cocina, un zorro dibujado. Sobre una máquina de tabaco, una cigüeña.
Suelos de madera, de baldosas y de bloques de cemento. Hay lámparas de casa setentera colgando de un árbol, apliques, bombillas… Suena rock duro guitarrero y reina un ambiente de chiringuito hippie con encanto, de miscelánea insensata, de locura que engancha. Los platos son de Ikea, los cubiertos, corrientes y, efectivamente, hay que venir si prisa porque el servicio es lento, pero así se disfruta mejor de una mezcla de clientela paisana e internacional tan entretenida como diversa.
Rechazamos los aperitivos tradicionales de mantequilla y aceitunas y los cambiamos por media ración de sepia frita con ajo y cilantro. La carta, que entregan en castellano, es variada con especial atención al pescado, especialidad de la comarca junto con el arroz. Hay açorda de ajo con bacalao, bacalao confitado con puré de garbanzos y espinacas, risotto de navajas y tataki de atún con puré de aguacate y crujiente de jamón. También sirven platos veganos (setas, cuscús, risotto con espinacas, setas y ricotta). No falta la carne (carrilleras, filetes), ni petiscos o tapas como el ceviche de salmón, los langostinos salteados o las croquetas de alheira y espinacas.
Pero llega la media ración de sepia y el producto es magnífico, sabroso y bien frito. Lástima que el aderezo sea ajo crudo y cilantro. Lo segundo alegra el plato, pero el ajo crudo mata el sabor de la sepia así que realizamos una labor de orfebrería gastronómica: nos dedicamos a eliminar las pizcas de ajo para disfrutar de la sepia en su punto y proteger nuestro paladar a la espera del arroz.
Porque a Alcácer do Sal se viene de Lisboa… o de Extremadura, a comer arroz. Lo sirven con navajas, con rape, con almejas o este arroz de mar que hemos pedido en el Quintal da Liga. En Alcácer no pidan arroz de marisco porque no entenderán. Hay que pedir arroz de mar, que llega en una cazuela gigante y rebosante de berberechos, langostinos pelados y pescado. Como es evidente, si no le gusta el cilantro, pida otro plato porque este arroz viene bien aromatizado de «coentro».
Es un arroz sabroso y caldoso, el grano ha absorbido la gracia marinera del molusco, el pescado y el crustáceo y a pesar de la cantidad, no dejamos ni una cucharada. Pero no todo era perfecto: el grano estaba algo blando, tres minutos menos y hubiera estado perfecto. En Alcácer, saben preparar buenos arroces, tienen buen producto con denominación de origen, el mar forma parte del término municipal, bordan el caldo o fumet, y si ese día controlan el tiempo, alcanzan la perfección.
De postre, un brownie con helado de caramelo salado. Era distinto, tenía gracia y, aunque no escapaba a la pasión portuguesa por la dulzura extrema, merecía la pena. Tardamos casi tres horas en comer y nos rodeó un divertido caos, pero el arroz mereció la pena.
Quintal da Liga
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Dirección Rua 31 de Janeiro, 21
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Localidad Alcácer do Sal
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Teléfono +351 963 115 562
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Horario Mie-Jue: Cierra. Sab-Mar: 12-22 (Cocina: 12:30-16:00 hora portuguesa)
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Terraza Sí