Amado Charra: «Cabras y ovejas felices»

Una mañana de agosto, paseando por el centro de Plasencia, me fijé en un local moderno y agradable lleno de chicas de 30 años desayunando. No había hombres y eso me pareció una garantía de que allí debían de servir productos diferentes. Nosotros somos más reacios a cambiar la tostada de cachuela por el brioche ecológico.

El local tenía un aire neoyorquino y las chicas y la decoración se conjuntaban para recordar escenas de 'Modern Love' o series parecidas. El caso es que tomé nota del nombre del local: Amado Charra; de la calle Trujillo, número 7; y del cercano mercado de abastos como lugar de referencia. A la hora de comer, me acerqué para conocer la gracia de aquel sitio.

Me senté en un taburete de madera a una mesa de cristal triangular y a pesar de hacerlo con cuidado, estuve a punto de tirar el taburete y una vitrina llena de productos. Conseguida la estabilidad, me atendió Carlos, un camarero muy joven y simpático que me contó la historia del local. Su jefe se llama Rubén Martín y tiene una ganadería de cabras y ovejas en Aldeanueva de la Sierra, un pueblecito salmantino de la zona de La Alberca. La primera premisa de la manera de entender la ganadería es que sus animales sean felices. Esa dicha caprina y ovina es la consecuencia de la segunda parte de la explotación: una quesería artesana que pertenece a la Red Española de Queserías de Campo y Artesanas que coordina con éxito, constancia y empeño la segedana Remedios Carrasco.

Como Rubén se casó con Isa, una joven placentina, y se vino a vivir a Plasencia, es aquí donde ha abierto su primera tienda, que se llama Amado por su padre y Charra por el origen salmantino de la quesería. En Amado Charra ofrecen 50 quesos diferentes que sirven en tablas llamadas La Mini (2,50 euros), un aperitivo de quesos y una bebida, La Individualista (6,90) o La Compartida (12), que llevan más tipos de quesos con frutos secos, mermelada, picos y pan.

Las chicas que desayunaban tomaban tostadas diferentes con mozzarella, aguacate, tomate y orégano (4,50), de requesón con mermelada o miel (3) o de queso azul, higos y nueces (5,50). Sirven kéfir (2,95), yogur líquido de naranja (2), leche cruda (1,30) y una selección de infusiones formidable: rooibos con sabor a galleta María y naranja, té verde ginger-limón, té negro dulce canela, manzanilla fresca de Egipto...

En Amado Charra, la mayoría de los productos son extremeños. Aquí no hay refrescos americanos, sino Kombucha de Fregenal, que la han puesto de moda en Plasencia y los clientes se la llevan por litros. Kombucha de té verde, de jengibre y limón, de frutos rojos, de manzana y canela, de mojito y zanahoria, de cúrcuma...

Los cruasanes, cookies y brioches son de la Ecotahona del Ambroz, una panadería ecológica placentina de la que ya les hemos hablado. La mayor parte de las cervezas son artesanas extremeñas: Belona y Turgalium, de Trujillo, Cerex, de Zarza de Granadilla, o Zeris, de Cáceres. Tampoco hay café con hielo porque servir así el café es una aberración gastronómica. Sí preparan café en frío, una manera de tomarlo fresquito sin que pierda propiedades.

El café de Amado Charra también es extremeño, escogido, mezclado y tostado en Cáceres, en concreto de la marca Zeri's, una cafetería de la cacereña calle Gil Cordero que también se ha asomado a esta página. Aromático café de Colombia, Burundi, Méjico, Etiopía o Costa Rica. El café se toma con leche natural de vaca, no hay tele y la felicidad de las cabras y las ovejas de la granja de Rubén se transmite a los clientes de este local tan singular de Plasencia.