El visionario Papoose y la 'reserva india' de Extremadura
El compañero Manuel Caridad está mal. Triste, taciturno, habla poco y va por el mundo con la cabeza gacha. Cuando no trabaja se encierra en su casa a tocar el saxo, del que sólo salen notas largas de tristes lamentos.
–¿Qué le pasa? – Le pregunté al fotógrafo Guinea.
–Le pasa lo que le pasa a muchos en esta tierra: que ven que Extremadura se hunde, que no sólo es el tren de pena que tenemos, que es que las empresas cierran, que hay mucho paro y que los jóvenes se van. Todos sus sobrinos se han ido fuera y en su familia no hay niños, sólo personas mayores que viven casi solas. Pasa que tiene el mal que tienen muchos extremeños: El Mal del Abandono.
Para evitar que se deprima, le sacamos a caminar cuando podemos. Íbamos sobre todo, los fines de semana, a La Montaña a ver el atardecer desde la atalaya de Cáceres, y al bajar solíamos sentarnos a charlar en los bancos que hay en el último recodo del camino antes de llegar a Fuente Concejo. Allí hay pintadas en unas rocas unas figuras que decía que le relajaban. Son las primeras pinturas en piedra que hizo Raúl Papoose, nombre artístico de Raúl Redondo Rubio (Cáceres, 1975). Fue en el año 2009.
En las charlas Caridad no paraba de hablar del despoblamiento, diciendo que faltaba poco para ser menos de 400.000 habitantes en la provincia de Cáceres y de un millón en Extremadura. «No hay jóvenes. Antes la gente se iba de los pueblos a las ciudades, y estás crecían; pero desde hace varios años las ciudades están perdiendo también población. Vamos camino de ser como una reserva india». Dejamos de ir a La Montaña cuando una tarde vimos bajando del Santuario a un amigo nuestro que es enfermero. Cuando le preguntamos qué tal estaba, nos dio una respuesta que hundió más a Caridad: «Vengo de pedir a la Patrona que me dé salud para aguantar aquí unos años más, porque todos en mi familia viven de mi sueldo. En mi casa está viviendo mi hijo con su mujer y mi nieto. Mi hijo y su mujer tienen carrera, pero no encuentran trabajo. Él está desesperado y dice que se va a donde sea, fuera de Extremadura, como sus amigos».
Para no volver a encontrarnos amigos como estos, empezamos a visitar zonas de las afueras de Cáceres en donde Papoose ha pintado sus seres humanos y animales.
Fuimos al cercano Cerro de la Butrera en donde tiene bastantes pinturas, ya que queda al lado de la casa en la que vive en San Marquino, en la subida a La Montaña. Allí hay figuras llamativas que ha hecho desde el año 2014, como la figura de un hombre y una mujer mirando una lluvia de estrellas, un buitre leonado, un cazador acechando a un bisonte como el de la cueva de Altamira. Nos gustaba ver ponerse el Sol detrás de la Ciudad Monumental desde una peña en donde están las raras figuras de Papoose. Una vez nos lo encontramos y nos explicó que sus dibujos los hacía con pigmentos naturales: óxido de hierro, carbón o arcilla que encuentra en el suelo. Usa la misma técnica que los hombres que habitaban la cueva de Maltravieso, mezclando los polvos de las arcillas con grasa o huevo. Sobre sus figuras nos dijo: «A algunas personas les parecen extrañas porque tienen antenas y las extremidades terminan en espirales, porque la espiral es de los símbolos más antiguos que hay en la Tierra. La espiral representa la vida: nacemos, vivimos, nos desarrollamos y nos morimos».
A Caridad le relajan sus pinturas y piensa que muchos se parecen a guerreros indios de una última reserva, la de Extremadura. Le entusiasmaron las figuras de Papoose junto al río Almonte, donde hay perros que vigilan el río, cazadores con lanzas y hasta dos mujeres desnudas de color azul con melena al viento. «Son indios – insistía –. Además he visto que 'papoose' es como los indios norteamericanos llamaban a un niño que nacía con el don de la creatividad. Este Raúl Papoose es un visionario».
También fuimos a ver las que hizo el año pasado en el Cerro Otero, junto a Aguas Vivas, en donde hay una guerrera custodiando Cáceres, o una figura humana verde que se transforma en planta, un búho y una pareja abrazándose como símbolo del amor eterno.
Las figuras de Papoose no molestan. Es muy cuidadoso con el entorno, se mimetizan y le gusta que con el tiempo sus pinturas vayan desapareciendo.
Hace unos días nos dijo que había pintado el muro de las pistas deportivas de su barrio, San Marquino, que estaban algo abandonadas. Fuimos a verlas cuando Caridad andaba algo trastocado. «Te has enterado de la última noticia – decía –. La que publica nuestro compañero Álvaro Rubio hoy: Desde el año 2008, hace diez años, la natalidad en Extremadura ha descendido un 21%. ¡Un 21 por ciento! Lo que yo te diga: esto va a ser una reserva india».
Nos encantó ver que el muro parecía una gran cueva en la que había desde un mamut a bisontes y guerreros. Estaban unificadas pinturas rupestres de Maltravieso, Monfragüe y Altamira. El asombro de Caridad aumentó cuando vio que en el medio de las pinturas había escrito, en tamaño grande, el siguiente texto:
«¿Cómo podéis comprar o vender el cielo o el calor de esta tierra? Esta idea nos resulta extraña. Ni el frescor del aire, ni el brillo del agua son nuestros. Tenéis que saber que cada trozo de esta tierra es sagrado para mi pueblo. La hoja verde, la niebla en el bosque, el amanecer entre los árboles, los pardos insectos... son sagrados. Cuando el último piel roja haya desaparecido de esta tierra, cuando no sea más que un recuerdo su sombra, como el de una nube que pasa por la pradera, entonces todavía estas riberas y estos bosques estarán poblados por el espíritu de mi pueblo. Porque nosotros amamos esta tierra como ama el niño los latidos del corazón de su madre. ¿Dónde está el bosque espeso?... Desapareció. ¿Dónde está el águila?... Desapareció. Así se acaba la vida y sólo nos queda el recurso de intentar sobrevivir».
Caridad me señaló unas letras pequeñas bajo el texto: «Fragmento de la carta del indio Seattle al presidente de los Estados Unidos Franklin Pierce 1854», para luego decirme: «Papoose es un visionario. Extremadura va camino de ser una reserva india, y sólo nos queda eso: sobrevivir».
(Dedicado a todos los que este fin de semana se han manifestado para que Extremadura no se convierta en una reserva india)