Los últimos visitantes del aljibe almohade de Cáceres
Este martes ha sido la última oportunidad en mucho tiempo de ver una de las joyas arquitectónicas de la ciudad, que cierra durante al menos dos años por la remodelación del Museo de las Veletas
Entrar en el aljibe almohade de Cáceres es detenerse en el tiempo. Sus columnas marcadas por el agua invitan a abstraerse del ruido y los 40 grados de ahí fuera sin prisas. Calma que este martes se ha mezclado con la tristeza de saber que esta joya arquitectónica del siglo XII cierra por las obras de la segunda fase del Museo de las Veletas en el que se ubica. Empiezan este miércoles y quienes lo han visto han vivido un momento único. Son los últimos que presenciarán esta imponente imagen en mucho tiempo. Se estima que al menos dos años.
«He visitado este aljibe más de 50 veces. Estar aquí es un momento de relajación y de sentir paz», decía la cacereña Aurora Rodero mientras caminaba por la pasarela de una de las joyas arquitectónicas de la ciudad. «Estoy rara, entre melancólica y emocionada, va a ser bastante tiempo sin venir», reconocía minutos antes de que Soledad Fernández, una trabajadora del Museo, bajara por las estrechas escaleras que dan acceso a esta construcción de 15 metros de largo por 10 de ancho en el subsuelo del desaparecido alcázar donde se almacenaba agua. Hoy sigue recogiendo la lluvia que cae en el patio renacentista que lo cubre.
«Saber que no vamos a poder acceder a él durante la obra me da pena. No pensé que me iba a provocar estas emociones, así que este martes estoy intentando pasar el mayor tiempo posible en el aljibe», reconocía Soledad mientras admiraba una obra de 11 columnas y un pilar entre la oscuridad, solo interrumpida por la luz que entra desde el cenit hacia las cinco naves.
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A quienes están acostumbrados a verlo y este martes les costaba despedirse de él, se sumaban los que admiraban el aljibe por primera vez. «Veníamos desde Lisboa y no podíamos dejar de parar en Cáceres. Soy de Madrid, pero mi padre era extremeño y esta visita también sale del corazón. Nunca antes había visto este aljibe y, además, nos hemos enterado que lo cierran durante bastante tiempo, así que me siento una privilegiada», comentaba Sonia Cipriano.
«Hacemos mucho la ruta Madrid-Huelva y hemos parado en Cáceres. Es un privilegio ver el aljibe»
Ana Zaforas
Turista
«El aljibe está intacto desde el siglo XII y tendrá una intervención puntual, con una nueva escalera para mejorar su accesibilidad»
Raquel Preciados
Directora del Museo de Cáceres
A pocos metros de ella, Ana Zaforas también decía sentirse afortunada. «Hacemos mucho la ruta Madrid-Huelva. Siempre pasamos y esta vez hemos decidido dormir en Cáceres y verlo bien. Es un privilegio estar aquí y estoy encantada con la ciudad», comentaba al lado de una turista de Portugal. «Es bonito y raro, aunque en Lisboa también hay», decía Carla Machado. «Yo no me lo esperaba tan grande», añadía José Antonio Hernando, que entraba en el aljibe justo antes de que una guía de la ciudad accediera al aljibe para mostrarlo a diez turistas. «Es uno de los mejor conservados de Europa y lo más representativo son los arcos en herradura típicos de la arquitectura árabe», decía la guía, acostumbrada a entrar diariamente.
Desde ahora cambiará la ruta que realiza con los grupos de visitantes. Empieza una nueva fase, tal y como explica la especialista en patrimonio y directora del Museo de Cáceres, Raquel Preciados. «Afrontamos una etapa apasionante. Se abre la Casa de los Caballos remodelada y empieza la segunda fase de la obra del Museo de Cáceres en la que el aljibe tendrá una intervención puntual, con la limpieza y su vaciado, la consolidación de sus paramentos y restauración, y su accesibilidad con una nueva escalera por la que será más cómoda pasar», concluye Preciados.
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