Fervor y lágrimas en Semana Santa

El primer Viernes Santo de Interés Turístico Internacional en Badajoz estuvo marcado por el fervor de las cofradías que salieron a la calle y la tristeza de quienes no pudieron procesionar.

Tras una tarde de Jueves Santo en la que todas las cofradías pudieron realizar su recorrido, el barrio de San Roque trasnochó para vivir la particular 'madrugá' del Cristo de la Paz, una imagen sobria, portada por cargadores, que atrajo la atención de cientos de personas.

La calle Porvenir estaba repleta de fieles cuando comenzó a sonar el golpeteo de las varas sobre el asfalto. Ese tintineo constante, rítmico y metálico acompañó a los penitentes en una procesión de silencio que impresiona por su seriedad.

El Cristo de la Paz se recogió tarde y durante varias horas cesó la actividad cofrade. Pero justo a las 12.00 del mediodía, en el Cerro de Reyes, comenzó el viacrucis viviente.

Este año el papel protagonista fue representado por Luis Salguero, muy conocido en Badajoz por su trabajo en el quiosco de San Atón. «La gente me dice que tengo mucho parecido con Jesús y precisamente ahora tengo 33 años, la misma edad a la que murió él», explicaba ilusionado.

Este año, por la lluvia, no pudo representarse la crucifixión en el Monte Calvario, ese cerro situado junto al barrio en el que cada año son clavadas las tres cruces. La tierra estaba demasiado blanda y hubiese resultado peligroso. Pero eso no impidió escenificar la muerte de Jesús junto a las calles del barrio ante unas 200 personas.

Por la tarde, en San Agustín, la procesión del Cristo Yacente se quedó en el templo. Existía amenaza de lluvia y la cofradía prefirió no arriesgar. Volver al templo con las escalinatas mojadas habría resultado complicado para los costaleros.

Horas después partió de la Soledad la procesión del rosario. Miles de personas rodeaban el templo para acompañar a la patrona en una procesión que impresionó a los asistentes.

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