Las naranjas extremeñas crecen a la orilla del Guadiana
Las cincuenta hectáreas de este cítrico se cultivan en torno a las Vegas Bajas, en gran parte bajo la marca de referencia 'Naranjas de Montijo'
A poco menos de 300 metros de la orilla del Guadiana, en el paraje conocido como Casas Aisladas, cerca del municipio de Valdelacalzada, una parcela llama la atención por su arbolado. Son árboles perfectamente alineados, tan bajos como repletos de fruta, extraños en las Vegas Bajas. Al fondo, la finca está rodeada de eucaliptos pegados al cauce del río. A sus lados, los terrenos están plantados con brócoli y frutales o, en algunos casos, se han dejado directamente en barbecho. La parcela en cuestión está ocupada por más de 4.400 naranjos.
Son diez hectáreas de cultivo, por estas fechas todavía en plena ebullición porque la campaña de recogida de naranja, que suele empezar en octubre, se alarga cada vez más con nuevas variedades y llega hasta bien entrada la primavera. La naranja de Extremadura se concentra ahí, entre las localidades de Lobón, Puebla de la Calzada, Montijo y Valdecalzada. De esa sucesión de municipios sale una producción escasa (poco más de millón y medio de kilos, se estima) pero realmente muy valorada.
El naranjo está a años luz de otros frutales en cuanto a superficie agraria ocupada en Extremadura y en la cantidad de kilos que se pueden comercializar. Basta recordar que, por ejemplo, la región es referente mundial en la ciruela, con una capacidad de producción que alcanza las 120.000 toneladas, con unas 7.000 hectáreas.
Las heladas impiden que el cultivo tenga mayor presencia en el conjunto de la región
La estadística oficial de la Consejería de Agricultura y Desarrollo Rural señala que en 2019 había 49,9 hectáreas de naranjo en todo el territorio extremeño. Es apenas una hectárea más que en 2018 y doce menos que en 2017. En época reciente el cultivo del naranjo ha abarcado 80 hectáreas en su momento de mayor expansión.
Sin embargo es un cultivo singular por su reconocida calidad y por su especifidad climatológica. Es su doble hecho diferencial y por el que ha conseguido su buen nombre dentro de un mercado muy competitivo no solo por la naranja nacional sino también la que llega cada vez más de países como Marruecos, Egipto o Sudáfrica.
«Naranjos hay, lógicamente, en muchas zonas de Extremadura, pero cultivados para producción agraria hay muy pocos. Solo se plantan en parcelas de las Vegas Bajas del Guadiana, en el entorno de Montijo porque allí las heladas, aunque las hay en invierno, son más suaves. En Extremadura tenemos muchas 'pelonas' y muy fuertes y eso es lo que impide que haya un importante número de hectáreas de naranjo como las hay en Andalucía o en la Comunidad Valenciana», explica a este periódico Miguel Ángel Gómez, gerente de Afruex (Asociación de Fruticultores de Extremadura).
«El sector de la fruta está pasando momentos complicados. Los precios están muy bajos y ojalá hubiera una variedad de fruta que pudiera ser una alternativa interesante en cuanto a precio pero sinceramente el naranjo no lo es a gran escala ni en España ni en Extremadura. Así que ni por clima ni por precios el cultivo del naranjo tiene mucho recorrido en la región», puntualiza el representante de Afruex, que agrupa a la práctica totalidad de productores y exportadores de frutas de la región.
Referente
El montijano Miguel Pozo Moreno, productor, envasador y distribuidor, tiene diez hectáreas de naranjo y es el referente de este cítrico en la comunidad autónoma.
Es quien está detrás de 'Naranjas de Montijo', la marca que ofrece sacos de 6 kilos de esa fruta y que reparte entre estaciones de servicio de Extremadura, Castilla y León y Castilla-La Mancha (a un precio que suele rondar los 5,50 euros cada saco) y en dos grandes supermercados, Carrefour y el extremeño Spar. Es la marca de la empresa Líder Aliment, con sede en la localidad de Zafra.
Anualmente pone en el mercado una media de medio millón de kilos de naranjas. Se trata de una producción muy estable, sin apenas fluctuaciones, confirma el empresario agrícola montijano.
'Naranjas de Montijo' llega a las dos provincias extremeñas, Toledo, Ciudad Real, Ávila, Zamora, Salamanca y Valladolid. Ahí se encuentran sus clientes. En realidad, a más sitios no puede llegar debido a su limitada producción.
«La singularidad de la naranja extremeña es que solo se puede hacer en esta zona del Guadiana, pegada al río, donde las temperaturas se suavizan y se evitan normalmente las fuertes heladas. Aunque yo tampoco me he librado de algunas. De hecho, el primer año que iba a recoger naranjas se me perdieron la mitad de los árboles, unos 2.200, porque no sabía que regándolos horas antes combatía las heladas», explica Pozo con sinceridad. De 60 años y padre de cinco hijos, se reconvirtió en empresario agrícola de cítricos hace catorce años, cuando cogió una parcela que era de su padre. Antes se ganaba la vida como distribuidor de bebidas.
El empresario Miguel Pozo ideó distribuir las naranjas por las gasolineras; hoy llegan a ocho provincias
«Decidí poner naranjos porque con diez hectáreas de terreno no me daba para ganarme la vida con cultivos tradicionales como el tomate o los frutales, con sus producciones y con sus costes. Pensé que igual podía funcionar la naranja y no me equivoqué», relata mientras controla, en su nave de Montijo, situada al pie de la carretera autonómica Ex-209, el proceso de limpieza y envasado del producto.
Pozo tiene naranjas en su mayoría de la variedad navelina, caracterizada por ser dulce, muy jugosa y no tener semillas. La empieza a recoger a finales de octubre y termina a principios de febrero. «Estamos llegando al final de esta campaña de navelina pero lo bueno es que enlazamos una con otra y casi nunca nos falta actividad», sostiene.
En su parcela también tiene frutales de la variedad powell, más tardía, a cosechar entre febrero y mayo. Además, dispone de 160 naranjos injertados con la variedad sanguinelli, conocidas como las naranjas rojas, que se recolectan también desde inicios de año.
Completa su producción con 160 árboles que producen pomelo, un cítrico primo hermano de la naranja y que en la región ocupa una superficie similar a la del naranjo. Según la Encuesta de Superficies y Rendimientos Agrarios del Ministerio de Agricultura, había 59 hectáreas de pomelo entre las dos provincias extremeñas al acabar el pasado año.
Sin intermediarios
«En Extremadura los agricultores están a acostumbrados a ganarse la vida innovando con cultivos y variedades. En el caso del naranjo, sin embargo, la cosa está clara. No hay más hectáreas porque solo puede darse en esta zona del Guadiana, de las Vegas Bajas, por una especie de microclima que evita las grandes heladas», reflexiona Ignacio Huertas, secretario general de UPA-UCE y afincado, con una explotación ganadera, en la comarca montijana.
Puntualiza Huertas que «no se trata de que con otras variedades de naranja estas se pudieran cultivar en otros puntos de la región. No. Eso es imposible. No es cuestión de variedades, es cuestión de condiciones climáticas que lo hacen muy difícil. Además nos topamos con lo que suele ocurrir siempre, los precios no son realmente buenos aunque luego en las tiendas tienen el precio que tiene para el consumidor».
Al dueño de Naranjas de Montijo sí le salen las cuentas y afortunadamente también los clientes para que su negocio sea rentable, reconoce. La clave de su éxito es sencilla. Controla directamente todo el proceso, desde la producción hasta la distribución de su jugosa fruta.
«Sin intermediarios se consigue abaratar costes y yo no tengo ninguno. La naranja va directamente del campo a la nave para lavarla, secarla, clasificarla según el calibre y envasarla. De ahí, con furgonetas y camiones nuestros, van a las gasolineras y a los dos grandes supermercados con los que trabajamos», subraya Pozo.
«Con este sistema y contando con una estabilidad en los precios las cuentas salen. En esta campaña todo apunta a que se está pagando más por la naranja a los productores pero realmente, en mi caso, hay una continuidad en los precios desde hace unos años. No sufro grandes cambios», finaliza el montijano. Se está pagando algo más por las inundaciones y daños provocados por la borrasca Gloria en el Levante, que ha golpeado duramente a todos los cultivos, entre ellos, el del naranjo.
Uno de los cambios que se ha realizado en los últimos tiempos tiene que ver con el formato. Normalmente vendían las naranjas en sacos de cinco y nueve kilos, pero ahora se ha reducido a una bolsa de seis por cuestiones de mercado, asevera.
Lo que no se piensa cambiar es el logo de su marca, un 'naranjito' que recuerda al del Mundial de fútbol de España de 1982 aunque, en este caso, lleva unas medias con la bandera de Extremadura. «Las cosas que funcionan no se cambian», finaliza.