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La clase de Silvia Núñez con sus alumnos del conservatorio fue el pasado jueves en la sala de neonatos del Hospital de Mérida. La profesora imparte desde hace nueve cursos la asignatura de neuropsicología de la música, una materia en la que es especialista y sobre la que lleva años investigando. Se estudia, explica, la capacidad de la música y sus elementos para el desarrollo cognitivo del ser humano. Está en el catálogo de los dos últimos cursos y tiene una parte teórica y otra práctica. La última fase se incluye en el proyecto Neurorredes, una colaboración con Afam, la asociación de familiares de personas con alzhéimer. Este año han extendido su aplicación. De ahí su visita a la planta de neonatos del Hospital. «Se trata de que ellos observen como se trabaja de forma científica. Que vean a través de los monitores de los bebés como el sonido y el ritmo ejercen una respuesta directa sobre ellos. Les sube la saturación de oxígeno y les restablece la frecuencia cardíaca. Dos signos vitales en los que influye el sonido y el ritmo», explica. Habla Silvia Núñez de la metodología Sinudi, un proceso que ha patentado después de una tesis doctoral en medicina y ciencias de la salud en la Universidad de Alcalá de Henares.
Sinudi trabaja a partir de secuencias sonoras ordenadas. Y eso fue lo que constataron los alumnos con los neonatos. Repitieron una misma secuencia musical y vieron como los marcadores de los monitores iban cambiando. «Esta asignatura es una novedad para ellos y les refuerza como estudiantes porque comprueban la importancia que tiene la música en nuestro cerebro». En la práctica del jueves, haciendo ejercicios conjuntos de voz y ritmo subieron la saturación y restablecieron la frecuencia cardíaca cuando los bebés lo necesitaban. Con Afam ayudan a los pacientes de alzhéimer a recordar esas mismas frecuencias. Patrones de ritmo que se repiten. «A través de mi tesis doctoral compruebo que incide la atención justo donde incide el sonido y el ritmo. Eso nos permite luego mejorar la atención sostenida».
Con la asignatura ya implantada en el conservatorio y con prácticas en varios escenarios, la profesora quiere ampliar su aplicación en el hospital para ayudar a los sanitarios. «En prácticas como esta se ve que podemos ayudar».
También cree importante porque da credibilidad y afianza el papel de los musicoterapeutas, para que los conservatorios trabajen también en reforzar este campo. «Yo defino lo que hago como neuropsicología de la música porque se centra en la parte cognitiva, en la atención de la memoria y el lenguaje. Y ese conocimiento te permite luego orientar las terapias más beneficiosas en cada caso».
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Óscar Beltrán de Otálora
María Díaz | Badajoz
Natalia Reigadas | Badajoz
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